lunes, 2 de marzo de 2009

¿A qué saben las yemas del pino?

(Aquí, en la foto, una yema de nuestros pinos, árboles protagonistas del tema de hoy. Porque esta entrada va de las propiedades medicinales del pino, aunque a mí, con mi imaginación disparada, me de por elucubrar con posibles usos condimentarios o gastronómicos, :-))

Dije que hablaría de las plantas medicinales de Tabuyo, y ¿por dónde iba a empezar, si no es por los pinos? Porque aquí tenemos pinos a punta pala, y ya que estamos rodeados de ese mar verde y fragante (¡qué bien huele el pinar, sobretodo cuanto calienta el sol!), pues no está de más decir, para quien no lo sepa, que el pino es una planta de virtudes reconocidas por la medicina. Es decir, me refiero aquí no a las virtudes “energéticas” de una planta (de las que hablé en la anterior entrada), sino a las virtudes químicas, que son esas que tanto le gusta sopesar y medir a la industria química y farmacéutica oficial. Y ahí están los pinos, un remedio conocido durante milenios para aliviar problemas como la tos…

Muchos tabuyanos trabajaron en el monte durante décadas, extrayendo la resina de los pinos, así que saben de sobra que estos árboles (pinus pinaster) pueden ser una fuente de riqueza. Pero la industria de la resina cayó hace décadas, así que dejaron de explotarse estos bosques para este fin. Aún se pueden encontrar en ellos, medio ocultos entre la pinaza, los recipientes de cerámica roja que se utilizaban para recoger la resina, y se pueden ver las partes descortezadas de los pinos, con la última resina rezumante ya reseca.

Así que todo ese aprovechamiento ya es sabido, pero creo que nadie por aquí ha probado aún a qué saben las yemas de los pinos, por ejemplo, ni si funciona el jarabe hecho con ellas para aliviar la tos. Tampoco se suele saber que la trementina, o resina, se ha utilizado tradicionalmente para hacer jarabes medicinales. Sí se sabe, aquí, que el “aire de los pinos” es bueno para los pulmones, y que desde siempre los médicos han afirmado que vivir junto a grandes pinares como éste es lo mejor para los enfermos de bronquios o los que tienes dificultades respiratorias. Pues bien, el aire de este bosque cura no sólo porque esté limpio y bien oxigenado (algo que sucede en cualquier bosque grande y bien situado) sino porque en él flotan partículas de la esencia resinosa de los pinos, ni más ni menos. De ahí procede precisamente su buen olor, de las sustancias oleorresinosas que desprenden los árboles.

Pero vayamos al grano. Tengo por aquí unos libros sobre plantas medicinales, y voy a citar, resumiéndolo mucho para no aburrir al personal, lo que dicen respecto a los pinos. Ahí va la cosa: “ La trementina (preparada y diluída en un jarabe) actúa ayudando a las vías respiratorias como expectorante (=ayuda a expulsar las mucosidades), balsámico (alivia la irritación bronquial) y antiséptico (=desinfectante). Si se utiliza externamente, en forma de emplastos, es rubificante (=enrojece la piel, activando y acelerando la circulación en esa zona), con lo cual se ha empleado para tratar dolores traumáticos y de origen reumático.
La esencia de trementina se ha utilizado en numerosos jarabes pectorales, aunque siempre vigilando su dosificación, pues en cantidades grandes resulta algo tóxica. Por eso se usa preferentemente por vía externa y en inhalaciones. También se pueden hacer baños curativos poniendo en el agua esencia de trementina, aceite esencial de pino o decocción de las yemas de pino. (Del libro “Gran Enciclopedia de las Plantas Medicinales, del Dr. Josep Luis Berdonces, editorial Tikal)

Sobre el uso de trementina o resina y sus derivados para tratar los dolores reumáticos y otros, el Dr. Pio Font Quer, en “El Dioscórides renovado”, dice aún más:
La trementina de usa para confeccionar emplastos, ungüentos, etc, que irritan la piel en mayor o menor grado, dependiendo de la sensibilidad del paciente (…) Contra el reuma y otros dolores, cuando se frota la piel con aguarrás, la piel se ruboriza y acaba inflamándose, según la insistencia de las friegas y la sensibilidad del individuo. Si se continúa con esto, se pueden producir ampollas (…)”

Bueno, esto nos indica que aunque la trementina es muy efectiva para activar la circulación (lo cual puede ser útil cuando ésta falla en zonas concretas), hay que tener cuidado y no pasarse, o será peor el remedio que la enfermedad. ¡Hay que enterarse bien de cómo se usa cada cosa! Por cierto, la pez que antiguamente se usaba para hacer emplastos, también procede de la madera del pino y tiene parecidas virtudes…¡y riesgos! Aquí en Tabuyo ya hemos oído las experiencias de más de una persona que, en el pasado, acudió a que le hicieran emplastos o curas para algún dolor y, como se usaba habitualmente la pez para “encañar” la zona, a veces la piel se irritaba demasiado. No es un remedio, pues, que valga para todos, pues hay sensibilidades muy diferentes y no todas las personas toleran igual las mismas sustancias. Sea como sea, la utilidad de la pez se basa en dos cosas: por un lado, al activar la circulación de la zona dolorida o enferma, en algunos casos podría acelerar su curación (en otros no, y estaría contraindicada, claro). Por otro lado, cualquier remedio que se mezcle con la pez, penetraría mucho más fácilmente en el cuerpo, a través de la piel.

Pero volvamos con el aguarrás natural o trementina. El Dr. Pio Font Quer continúa diciendo esto: “En medicina familiar es prudente no usar el aguarrás o esencia de trementina, como no sea a dosis muy pequeñas, de 1 a 3 gr. por día y nada más, batido en agua azucarada o melaza, y distribuido en varias tomas al día. En Portugal se usa el agua trementinada, que puede prepararse con una onza de esencia de trementina y 1 litro de agua. Se echa todo en una botella, se agita varias veces al día y al cabo de una semana se filtra. Con esta agua y doble cantidad de azúcar, en frío, se prepara un jarabito casero contra la tos y la bronquitis. (…) Para desobstruir los bronquios acatarrados se hacen inhalaciones o vahos con agua hirviendo y un chorrito de aguarrás.”

Bueno, ahora una advertencia: si alguien lee esto y tiene ganas de probar este invento casero, ¡cuidado con comprar un aguarrás cualquiera en la droguería! Hay que saber que, hoy en día, casi todo lo que te venden como aguarrás es “sustituto de aguarrás”, salvo que insistas al tendero que quieres comprar aguarrás puro, verdadero y al 100%. El sustituto de aguarrás es mucho más barato, sí, y parece que sea lo mismo, pero no procede de los pinos…sino del petróleo. Me pregunto si ese sucedáneo moderno del aguarrás no es uno de los responsables de que la industria de la resina haya caído en picado. Lo que antes sólo se obtenía de los pinos, ahora se fabrica por otros medios. Pero obviamente, las propiedades medicinales de una cosa y otra no pueden ser las mismas.

En fin, para esquivar estos riesgos y seguir echando mano del pino como planta medicinal, podemos hacer otra cosa. Sigo con el Dr. Pio Font Quer, que dice lo siguiente:
Sin embargo, mejor que usar esencia de trementina para suavizar la tos y combatir los catarros bronquiales, es preferible emplear los cogollitos tiernos de este pino o de otro pino cualquiera, que para el caso viene a ser lo mismo (o sea, usar las yemas del pino). Lo mejor sería usarlos recién cogidos, pero esto sólo es posible unos pocos días al año. Por lo tanto, será bueno recolectarlos en tiempo propicio, desecarlos rápidamente y guardarlos al abrigo del aire, de la luz y la humedad, en cajas o frascos bien cerrados.
Las yemas de pino se pueden tomar en infusión, que se prepara con una onza de ellas y un litro de agua hirviendo. Una vez en el agua, se tapa el cacharro inmediatamente, se retira de la lumbre y se deja enfriar. Se puede endulzar con azúcar. Se toma por tazas, de 4 a 6 al día, bien calentitas. Hay que procurar coger los cogollitos del pino cuando aun son yemas, cuando estén aún recubiertos por esas hojitas membranosas y rubias que los envuelven saliendo del invierno.”

Bueno, pues ahí queda una idea para el que quiera probarla, y esta no tiene riesgos ni contraindicaciones. Personalmente no he probado esto como medicina, pero sí reconozco haber comido algunas yemas, tanto de los brotes de hojas como de las flores de pino (éstas últimas justo antes de que empiecen a abrirse y a soltar el polen). Lo he hecho por curiosidad, para probarlas. El sabor es muy intenso y sorprendente, una mezcla de limón, resina y piñón, con un punto amargo. El regusto es tan aromático y fuerte que me pregunto si no servirían como especia para condimentar, o para hacer macerados. Supongo que si nadie usa esto, será por algo, pero a lo mejor también es que a nadie se le ha ocurrido, quién sabe. También he probado a masticar una aguja seca de pino, y el sabor es más suave aunque sigue siendo especiado, amargo pero con un ligero parecido a la canela. Como una aguja de pino es una hebra leñosa, es intragable, no se puede comer como las yemas, pero sí podría, tal vez, molerse. Un día lo probaré. Antes hay que asegurarse de que la pinaza se haya secado en un lugar limpio, y no usar la del suelo.

Y je, je, no es que sea tan extravagante que ande por ahí royendo a lo loco y sin prudencia las hierbas y las cortezas. Ni tampoco es que pase tanta hambre que me agarre a masticar pinaza, que no. Es que conozco los usos de las yemas del pino, y sé que no tienen sustancias peligrosas salvo que uno decidiera, qué se yo, comerlas a cucharadas como si fueran arroz. Tampoco creo que su paladar ni su estómago lo soportaran, pero por masticar 3 ó 4 no pasa nada.

Y es que me interesa probar estas cosas porque, por ejemplo de las agujas de los pinos, el Dr. Josep Luis Berdonces dice en su libro: “Las agujas del pino poseen importantes cantidades de catecol (una sustancia que actúa como protectora de los capilares), flavonoides, resinas y vitamina C, así como un principio amargo denominado pinicrina”

Por otro lado, los preparados de yemas de pino no sólo se pueden utilizar para la tos y los resfriados, sino para más cosas. En el libro “Cómo cura la gemoterapia”, de Eva Duo, ésta explica. “Las yemas de pino estimulan el aumento y la regeneración del tejido óseo y del cartílago. Así como el abeto es remineralizante para el niño que crece, el pino lo es para el hombre adulto que envejece. También es útil como remedio para la osteoporosis de la post menopausia, para ayudar a curar las fracturas óseas, y para aliviar reumatismos crónicos y artritis. Dosis: 50 gotas de jarabe de yemas de pino en poco agua, 3 veces al día. Contraindicaciones: no tiene ninguna”.

Claro que hacer el jarabe de yemas de pino al que se refiere esta mujer es bastante más complejo que preparar una infusión. La gemoterapia, o terapia con “gemas” o yemas de plantas, utiliza preparados hechos con medidas precisas, midiendo muy bien el peso de las yemas utilizadas, y haciendo un cálculo de cuánto pesarían si estuvieran secas. Luego hay que macerar las yemas frescas (no disecadas) durante un tiempo en alcohol, filtrar el líquido resultante, volverlo a diluir, introducirlo en frascos oscuros para conservarlo…en fin, que no es algo que se pueda improvisar. Lo menciono aquí como curiosidad. Si algún lector quisiera saber cómo elaborar en serio un preparado de éstos, tendría que investigar más…

Bueno, he querido iniciar el tema de las Plantas Medicinales ahora, porque pronto terminará el invierno y éstas brotarán por todas partes. Será entonces el tiempo de hablar de otras. De momento, me pareció que hablar en primer lugar del pino era lo más justo: a fin de cuentas gracias al pino han salido adelante generaciones de tabuyanos, y además vivimos rodeados de ellos. ¡Tenemos tantos remedios ahí, al alcance de la mano, que no usamos porque no los conocemos! Sin ir más lejos, vivimos casi dentro de plantaciones enteras de “medicina verde”, los pinos. Nuestro paisaje ES medicinal. ¡Que siga así muchos años, y que más generaciones puedan disfrutarlo!

4 comentarios:

Josué dijo...

ahhhh bastante interesante sin duda. Desde siempre me ha gustado el ambiente de la naturaleza y este blog me transporta a esos parajes.

Me gusta sin duda


un gran saludo y seguire leyendo todo esto tan interesante!

Anónimo dijo...

Hola amigos, me alegro de vuestras noticias, si queréis seguir mis pasitos: www.fotolog.com/capitancelofan

Rafa Castrillo

P.D. Muy interesantes estos dos artículos sobre los poderes curativos de la naturaleza. Aupa la montaña terapéutica. A Maica y a mí nos ha ido salvando la vida en todos los aspectos.

Besos a los tres, de los dos.

Anónimo dijo...

ayer estuve en el herbolario y mirando los tipos de hierba me senti atraida por las yemas de pino, con la idea de comerlas aunque esten secas, me compre tambien bardana. no parece muy atractiva la idea de comer yemas secas pero parece que mi cuerpo ha ido hacia ello ajjaajjajaaja gracias por tu documentado articulo
Clara 58 años jajajja, lo pongo porque en la identidad usare anonimo

ARGY´S dijo...

REALMENT INTERESANTE EL ARTICULO DE LAS YEMAS DE PINO, RELAMENTE CUANDO SON JOVENES Y UNA VEZ PELADAS SE PUEDEN COMER Y OUEDEN SERVIR DE DECORACION DE ALGUN PLATO COMESTIBLE COMO POR EJEMPLO ARROZ