viernes, 23 de septiembre de 2011

Hacednos un pequeño sitio, que vamos.

No puedo aguantarme las ganas de decir que en octubre vamos a ir a pasar unos días de vacaciones por allí. En breve volveremos a respirar los aires del Teleno, y a saludar a nuestros entrañables vecinos. ¡¡¡¡Qué ganas tenemos...!!!! Estamos nerviosos como niños antes de los Reyes, je je. Nos imaginamos una y otra vez cómo será volver, cómo será volver a ver el paisaje, a sentir "esa energía" característica (¿seguiremos teniendo la sensación de "estar en casa" o de haber "vuelto a casa"?), a oler los pinos, a pisar el bosque...Sería perfecto si, para redondearlo, saliera alguna setita y pudiéramos comernos un platillo antes de regresar. Para no olvidar ciertos sabores, para rememorar el placer de pasear y encontrar...Y que Uriel no se olvidara del color de los níscalos. Pero da igual, con setas o sin ellas seremos felices.

A los vecinos que sigan el blog, les digo "Hasta la vista", y a los demás, me limito a expresarles nuestra felicidad por la perspectiva.
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sábado, 20 de agosto de 2011

Un Dios como una Montaña

Ay, si hubiera estado en Tabuyo, me hubiera encantado asistir al acto. Lo he visto en el Diario de León ahora mismo:


e. gancedo león 19/08/2011


UN DIOS COMO UNA MONTAÑA

Miguel Ángel González presenta hoy en Luyego su libro ‘Teleno. Señor del laberinto, del rayo y de la muerte’, donde analiza las causas profundas de los mitos leoneses

El investigador Miguel Ángel González da a conocer hoy en el ayuntamiento de Luyego de Somoza, a las 20.00 horas, un libro de título tan enigmático como atrayente, al menos por lo insólito: Teleno, señor del laberinto, del rayo y de la muerte. La elección del lugar no es casual, pues la comarca registró hace tres años el hallazgo de valiosos petroglifos laberínticos que movieron a González a emprender esta obra sobre el significado más profundo de los mitos leoneses. ¿Qué son los cuélebres o dragones?, ¿qué simbolizan los laberintos, tanto en representación como en danza?, ¿por qué esa fascinación histórica por el monte Teleno?
Explica el autor que aquel descubrimiento le supuso «toda una conmoción», ya que, como relata, «siempre he tenido mucho interés por las conexiones culturales del Noroeste peninsular. Supongo que esa fue la razón por la que en el verano siguiente recorrí distintos yacimientos de arte rupestre de la zona de la Costa da Morte, en Galicia. Estando en Santiago encontré el libro Santuarios de la Galicia céltica, arqueología del paisaje y religiones comparadas en la Edad del Hierro de García Quintela y Santos Estévez, que sembró en mí la posibilidad de encontrar una razón de ser a los santuarios de origen prehistórico, algunos cristianizados y otros olvidados».
«Con esta inquietud —continúa— profundicé en materias como la Astronomía, la Historia de las Religiones, la Cultura Megalítica, el Arte Rupestre o la Cultura Tradicional, y particularmente, aquella asociada a celebraciones festivas». Además, Miguel Ángel González, ingeniero de profesión, también emprendió un importante trabajo de campo, identificando lugares que podrían haber tenido un especial significado para el hombre antiguo, «reconocibles por restos arqueológicos de tipo cultual o por tradiciones populares que los singularizaban», indica. Pero, ¿qué es un lugar sagrado, como lo puede ser la Cruz de Fierro o el Teleno? Para González, lo es aquel emplazamiento «que, por alguna razón, se diferencia del resto, es singular, y permite la comunicación del hombre con aquellas fuerzas que, cree, gobiernan los ciclos y procesos del Universo. Influir o controlar estas fuerzas, mediante la magia o la religión era esencial para garantizar la supervivencia de las comunidades humanas que accedían a estos espacios. Y ese es el germen de la ciencia».

«Desde el punto de vista que planteo —explica—, los lugares sagrados debían ser una proyección del cielo en la Tierra y, además, permitir conocer el acontecimiento de las fiestas que marcaban los ciclos del Sol y la Luna, ligados a su vez con los ciclos productivos de la Naturaleza. Constituyen, por tanto, la génesis del calendario, un calendario proyectado en el paisaje». Un conocimiento que facilitaba al hombre antiguo, añade González, «garantizar su supervivencia, sintiéndose en sintonía con el orden del universo y determinando el momento de iniciar la siembra, la recolección o el traslado del ganado de un lado a otro mediante la celebración de una fiesta que al mismo tiempo permitía la cohesión de la comunidad, su articulación social y el intercambio comercial con otras comunidades».

Lugar: ayuntamiento de Luyego.

viernes, 19 de agosto de 2011

Qué cosas...


Voy a comentar una tontería. Resulta que ayer Rubén se encontró con una foto en internet, tecleando "imágenes Tabuyo" en la cual salía nuestra ex-calle...y él poniendo el canalón en nuestra ex-casa, justo coincidiendo en el instante en que venía Manolo (Bonilla) a traer un recado. Y ese fue el momento inmortalizado por el fotógrafo "invisible", pues nadie lo vió. La foto está en esta página de "Euroresidentes". Manda huevos, qué casualidad...

Bueno, estuvimos mirando la cosa y luego nos dijimos que estaba claro que, al menos para internet, éramos tabuyanos. Nos fuimos, pero seguimos ahí, en la pantalla, arreglando el canalón...una imagen para la posteridad, ja, ja. Lo que son las cosas, así es la red.

jueves, 18 de agosto de 2011

A vueltas con la tribu



(Arriba, Uriel asomando a la calle tabuyana en enero, y recibiendo un saludo de Rosalina, vecina y miembro de aquella tribu que hoy nos queda tan lejos)

(Esto es uno de mis mega rollos "pa pensar" Avisados quedais)

Durante estos seis meses, y en discusiones "interneteras" con personas de diferentes partes, me he topado una y otra vez con el "tema tribu" Resulta que muchos nos damos cuenta de que el ser humano está diseñado para "funcionar en tribu" Cuando te falta la tribu, las pasas putas y te cuesta el triple salir adelante. De hecho, a veces ni siquiera "sales" adelante, ni a ningún lado, sino que te quedas al margen de la sociedad, malamente quiero decir.

El ser humano no es un animal solitario. Puede vivir en soledad, pero no separado internamente del resto. Y siempre, siempre necesitará de los demás para crecer, criarse, aprender, desarrollarse...Incluso en los casos contados y legendarios de grandes tipos que vivieron allá en sus retiros ermitaños y alcanzaron grandes niveles de humanidad, santidad o lo que sea, fue así porque en su corazón permanecían unidos al resto de la humanidad. De otro modo no hablaríamos de "grandes tipos" sino de energúmenos antisociales a cuyo alrededor no florece el bien, sino la desgracia. Por donde pasa el que odia a sus semejantes queda todo como tras el paso de Atila y los Hunos. Tierra quemada, o sembrada de sal. Esterilidad y desastre.

En fin...Que se necesita tribu, SIEMPRE. Esto no es una elección caprichosa de la gente, es su necesidad. Entonces, antiguamente (tiempos indígenas), se vivía en tribus pequeñas donde más o menos se compartía una misma visión acerca del mundo, unas mismas creencias, costumbres, intereses, etc. Con el tiempo, la raza humana se fue volviendo compleja, y cuando los grupos humanos crecieron mucho, no sólo empezó a haber más puntos de vista distintos, sino que muchas pequeñas tribus dejaron de tener cohesión. Quien mucho abarca, poco aprieta. Las pequeñas comunidades, al crecer, dieron lugar a poblaciones grandes, incluso ciudades, donde la gente continuaba agrupándose en tribus. Pero claro, ya no se trataba de una única tribu, sino de varias que coexistían en una misma población.

Actualmente, se pueden encontrar muchos tipos de tribu. Existen las tribus que radican en pueblos pequeños, tan pequeños que todavía conservan una uniformidad de ideas, creencias, intereses, etc. Luego están las tribus que conviven en una misma población. Por ejemplo, grupos de opinión o ideología diversa que conviven en una localidad, o en las ciudades. Después tenemos a las tribus familiares. La tribu familiar es sutil, se puede apreciar en ese sentimiento de "pertenencia a un mismo clan" que surge en personas que viven a veces muy lejos, o que incluso discuten entre sí y no comparten las ideas, pero que, cuando alguien "de fuera" critica a la familia, saltan como leonas "Tú a mi tío- o a mi padre, o a mi primo, o a mi hermana- no lo criticas, ni mucho menos delante de MI, qué te has creído" También hay las tribus políticas (partidos políticos, o grupos de ideología común que se forman incluso dentro de un partido) Actualmente surgen tribus nuevas: las tribus virtuales. Muchas personas se reúnen por afinidades a través de internet, y llegan a "hacer piña" e incluso a organizarse en cierto modo. Son una nueva forma de tribu...En fin, que hay muuuchas formas de vivir "la tribu", porque no importa tanto cómo la vivas, lo que queda claro es que sin tribu no se puede vivir.

Discutiendo acerca de esto en internet con otras personas (de mi "tribu virtual") he descubierto que el hecho de haber vivido en Tabuyo me ha hecho aprender mucho acerca de lo que es y significa una tribu física radicada en una localidad pequeña. Tengo una experiencia que otros urbanitas no tienen, y eso me convierteen alguien que sabe más acerca de ese tema. Pero antes de vivir en Tabuyo no tenía idea de cómo podía ser vivir en un pueblo que es casi como una tribu, donde todos se conocen y de algún modo hacen piña, al menos para algunas cosas. Porque si bien es cierto que en Tabuyo coexisten tendencias/ideologías/opiniones diversas, también es verdad que para los grandes temas, los que importan, el acuerdo suele ser colectivo, general. Me refiero, por ejemplo, a cosas como "defender Tabuyo" o "buscar lo mejor para Tabuyo" Me atrevería a decir que todo el mundo es unánime en que hay que buscar lo mejor para el pueblo, lo que pasa es que puede haber ideas muy diferentes acerca de lo que es bueno para el pueblo. Pero eso ya es otra cuestión. Si viniera alguien "de fuera" a criticar malamente a la gente, o al lugar, saltarían todos como cosacos, fuera cual fuera su ideología o tendencia política o personal. Porque en ese momento, lo que importaría es hacer piña contra una agresión foránea maliciosa.

Imaginemos, por ejemplo, que (Dios no lo quiera) a cualquier país se le cruzan los cables, tipo lo que pasó cuando Hitler subió al poder, y se dice: "Hummm...vamos a invadir España, que está muy rica y nos interesa por su situación geográfica" E imaginemos que las tropas invasoras lograran eso, y se acercaran a Tabuyo en concreto pensando "Hummmm...qué bonito pueblo. Vamos a matar a la gente o a hacerla prisionera, porque aquí queremos poner una fábrica de armamento y necesitamos primero arrasar el monte y quitar a la gente" Bien, que suceda algo así es improbable, y menos mal, pero imaginemos que sucediera...Pues estoy segura de que entonces todos los tabuyanos se unirían contra el enemigo, o intentarían ayudarse en la huída o lo que fuera, porque frente a una amenaza así, el acuerdo sería unánime. Hay que defenderse y ayudarse, dejando las rencillas y divisiones personales para otro momento.
(Arriba, recuerdo de uno de los bares de la tribu, lugares por exelencia para reunirse o simplemente saludarse...)

Pues bien, a eso me refiero con que Tabuyo es muy tribu. Porque no todos los pueblos son igual. También es cierto que al ser un lugar muy pequeño (comparado con las ciudades) la gente se conoce mucho y se generan lazos de relación más intensos que en cualquier otra parte. Entonces, Tabuyo es uno de esos lugares donde, aún hoy, se puede experimentar un poco cómo debió de ser antiguamente lo de vivir en una tribu físicamente radicada en el mismo punto geográfico. Que es diferente a tener una tribu virtual, por ejemplo. Porque cuando quieres salir a charlar con un amigo virtual, muchas veces no puedes (está donde Cristo dio las tres voces) O si necesitas que alguien te eche una mano un rato con el niño, mientras compras, tampoco puedes si tu única tribu es virtual o vive desperdigada.

Vivir en tribu tiene, como todo, al menos dos caras, una buena y una mala. La mala es eso de lo que tantos se quejan: si vives en un pueblo pequeño, todo el mundo está pendiente de lo que haces. Y a veces esto agobia, sobretodo si uno es del tipo "poco hablador" o amante de la tranquilidad. La parte buena es que, precisamente GRACIAS a que todos se conocen y de algún modo se observan, si necesitas que te echen una mano, lo harán. No vas a estar solo.

La gente que elige quedarse con la parte mala, se agobian en un pueblín y salen huyendo a las grandes ciudades, buscando el anonimato. La gente que elige quedarse con lo bueno, no sale del pueblo ni con espátula, porque a pesar de todos los pesares es allí donde se siente bien, como en casa. "Sí, a veces nos peleamos, pero ¿y qué? En el fondo no podemos vivir los unos sin los otros" Finalmente, hay quien combina las dos cosas. Vive en el pueblo, pero sale de vezen cuando. Y viceversa.

Ahora Rubén y yo vivimos en un pueblo que es más o menos el doble de grande que Tabuyo, en cuanto a población, servicios, etc. No es un pueblo-tribu, aunque en él se aprecian algunas pequeñas tribus internas. Pero al ser un lugar más "de paso" la gente ya no establece tantos vínculos, ni se interesa por lo que haces o dejas de hacer. Te ven llegar, te observan, te sitúan...y ya está. Si te vas, no te van a echar de menos porque total, no les importó tampoco que vinieras. Van sobrados de gente. Si unos se van, otros llegarán, etc. La parte buena es que puedes vivir en un contexto pequeño y rural con una gran tranquilidad. La parte mala es que la tranquilidad tal vez sea excesiva. Te puedes llegar a sentir desamparado. Si un dia tienes apuros, te va a costar encontrar quien te ayude, etc. En una gran ciudad, esta sensación de no importar a nadie y estar "desamparado" se multiplica por mil.

Los niños interiorizan mucho el sentimiento de tribu de los padres. Por ejemplo, recordamos que en Tabuyo, todos los niños, sin importar su edad o sus gustos, se acercaban a Uriel para jugar, o saludarle. O no se acercaban, pero al menos no eran hostiles. Aquí nos hemos quedado un poco decepcionados. Hay muchos más niños, pero la reacción (casi) general de ellos ha sido burlarse de Uriel. Cerrarse formando piña "los de pueblo contra el nuevo" Porque van de "sobrados" Porque no han vivido lo de ser tan pocos que necesitas más gente. O porque tienen ese rollo raro de poner a prueba al nuevo, para ver cómo las gasta.

Encima, como Uriel se ha ganado a la gente mayor (le llenan de elogios por lo guapo, listo, etc) parece que le tengan envidia. Cuando hemos ido al parque, le quitan los juguetes. Se llevan su pelota y juegan solos con ella, sin devolvérsela a Uriel, quien se queda solo y apartado.Aburrido. No se enfada ni llora, (es muy pasota, y mejor para él) pero se aburre y pasa de ellos. Viene a mí, o a su padre, para jugar con los adultos. Ahora, ya cuando le decimos:"¿Vamos al parque con los demás niños?", dice que no. Que prefiere ir a la huerta, a regar, o a cavar. Y no me extraña. A mí, la verdad, ya me gusta que quiera estar con nosotros y "aprender" cosas "de mayores", pero me sabe mal la actitud de los pequeños, porque toda madre sueña con que su hijo tenga amiguitos y esas cosas...Y oir a los niños decirle burradas (llamarle "payaso" porque tiene el pelo rizado, por ejemplo) o hacer piña contra él, me hiere las entrañas. Y no puedo hacer nada. Qué vas a hacer. Esperar que cuando vaya al cole tenga compañeros diferentes a esos.

Pero los niños reflejan las actitudes de los adultos y sus creencias. Los niños absorben lo que hay en la mente de los mayores. Si los mayores se ayudan cuando hace falta, si son amables con los demás, los niños harán lo mismo. Claro que puede haber niños más "malines" o trastos de lo normal, pero en general la norma de la imitación se cumple. Probablemente, en este pueblo ninguno de los adultos haya enseñado "directamente" a sus hijos a "pasar" de los que vienen de fuera, o a robarles los juguetes para fastidiar, pero si ellos están "pasando olímpicamente" de las nuevas familias que se establecen en el pueblo, y si frente a los nuevos, en lugar de alegrarse, sienten recelo o desconfianza, los niños absorben eso y lo actúan de manera inconsciente. También he alucinado un poco con algunas otras madres del parque. Porque hacen la vista gorda, y si sus hijos le roban la pelota al mío, no les dicen nada, aunque yo esté persiguiéndoles para recuperarla. Vamos, que pasan totalmente. Así las cosas, no es de extrañar que sus hijos sean tan poco empáticos y respetuosos.

En fin...Tengo que agradecer a Tabuyo que me haya permitido aprender más acerca de la tribu, cómo funciona, cómo es vivir en un lugar-tribu, etc. Porque después de esos cuatro años ahí, tengo más parámetros para comprender la vida en otros lugares y el comportamiento del ser humano como individuo "gregario" o social. Por ejemplo, me ayuda a entender por qué aquí la gente funciona de otra manera: Porque no hay una única tribu, porque el pueblo es más grande, o tal vez incluso porque los valores de las tribus de este lugar son diferentes y su concepto de la hospitalidad es otro. "Te dejamos vivir con nosotros, pero no nos pidas más, que bastante tenemos con lo nuestro" Y que conste que sí hay gente encantadora y amable, pero no son "tribu" y por lo tanto hablamos de individuos aislados, no de la tónica general. También tengo que admitir que, con esto de Uriel, no podemos evitar echar de menos a Tabuyo. Porque seguramente él se lo pasaría mejor allí que aquí. Al menos ahora mismo...

El futuro no está escrito, claro, y siempre puede haber cambios. De hecho, en mi vida los cambios se suceden a una velocidad superior a la media. Hay quien tarda 40 años en cambiar, a mí con unos meses o un par de años, me da de sobras para rectificar el rumbo. Tengo muy claro que sólo se vive una vez, y que además que la vida es breve. Que pasa volando. Y que hay etapas, como la de la crianza de un niño pequeño, que son aún más veloces. Mi sueño es darle una infancia lo más feliz posible, y lucharemos y trabajaremos para ello, porque desde que me volví madre, mis proyectos ya no son "personales" Mi proyecto es arreglar nuestra vida lo mejor posible para que Uriel viva lo mejor posible, y que la vida, así, continúe...

Me he encontrado en internet con muchas parejas que buscan su lugar/tribu. He podido compartir con ellas inquietudes, preguntas. Ninguna tienen claro qué quieren hacer, pero todas sueñan con lo mismo: acercarse más a la naturaleza (salir de la ciudad), especialmente porque quieren criar en un lugar mejor a sus hijos. He fantaseado con la idea de reunirnos algunos y poder volver a León...organizar algo...Pero siempre me topo con un muro (mental) de carencia de ideas o de perspectivas concretas. Somos tan diversos. Lo que quiere uno, no lo quieren otros, etc. Además, ganarse la vida ¿cómo? ¿COMO? Esa es la cuestión.

(Una servidora sigue "mirando" al Teleno, a distancia, eso sí...A ver si me inspira una vez más)

El día que resuelva esta incógnita...El día que la resuelva todo cambiará, una vez más. Ojalá ese día signifique, al menos para mi familia, volver a estar más cerca de vosotros. Pero sin el "cómo", no hay modo. Estoy como andando a tientas por una casa sin luces, de noche, buscando "el clic", el interruptor, o el candil. Esa "bombillita" que se me tiene que encender en la cabezota, que me haga sentir "¡Eso es!" y verlo todo claro de golpe. Eso que sientes que va a funcionar, que puede funcionar, que te encaja como un guante, que es algo que puede seguir rulando a largo plazo, no "pan para hoy, hambre para mañana"

Espero no morirme antes de"ver la luz" Espero poder aprovechar esta oportunidad de vida y vivir, aunque sea en mi madurez, la realización de mis sueños. Mientras tanto, Tabuyo ha sido como un aperitivo bonito, interesante, feliz. Para lo bueno y para lo malo, para lo fácil y lo difícil, ha merecido la pena estar ahí. Gracias a todos los que lo habéis hecho posible, una vez más.

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martes, 16 de agosto de 2011

Seis meses después...Emigrantes somos.

(Mirando al Oeste desde nuestra casa, recordamos otro "lejano Oeste" donde quedan León y allí Tabuyo...)



Han pasado seis meses (y un poco más) desde que nos fuimos de Tabuyo. Ha habido suficiente tiempo como para pasar por algunas etapas personales diferentes respecto a nuestra partida, a la que podríamos llamar "emigración" Lo pongo entre comillas porque ni Rubén ni yo "procedemos" de Tabuyo, con lo cual, estrictamente hablando, no seríamos "emigrantes"...Pero...es chocante comprobar cómo, según pasa el tiempo, nos seguimos sintiendo emigrantes "de" Tabuyo. Fíjate tú. Cuando yo llegué desde Cataluña a Tabuyo, no me sentí emigrante ni eché nada de menos de cuanto quedaba atrás, sino que me parecía que era "volver a casa". Tenía su razón de ser, ya que había vivido de niña en Astorga y conocía más o menos bien esta zona. Vamos, que no llegué a Tabuyo de p. casualidad sino adrede. Pero ¿cómo explicar entonces que tampoco Rubén se sintiera en aquel entonces emigrante de Barcelona, y en cambio ahora sí se sienta emigrante de Tabuyo?

¿Os estoy liando la cabeza? La única respuesta que encontramos a esto es que, por irracional que parezca a muchos de nuestros conocidos y familiares, en Tabuyo siempre nos hemos sentido como en casa. Los dos. Podríamos decir que se debe a que el paisaje encaja bastante con nuestros gustos (los que siempre tuvimos) O porque la gente, en general, se mostró acogedora desde el principio. Tabuyo es muy "tribu", pero no es una tribu cerrada a la gente de fuera. (O a mí no me lo parece, vamos) Por lo menos en su mayoría. También podría ser que nos sintiéramos allí como en casa porque, a fin de cuentas, nos establecimos allí como pareja/hogar+niño. Rubén y yo nos emparejamos en Tabuyo, nos embarazamos y encima parimos (parí, je, je) a nuestro hijo...en la que era nuestra casa.

Con lo cual estamos hablando de vivencias cruciales que cambian la vida de una persona, que marcan su destino y que incluso pueden configurar su identidad. Del mismo modo que en el DNI de Uriel siempre figurará Tabuyo del Monte, en mi memoria de lo que significa "casa" siempre estará Tabuyo, porque allí me convertí en casita de carne para mi bebé. Una madre siempre es la primera casa de cualquier persona. Después, lo de parir en casa creo que es una cosa muy especial que te marca de por vida. Nunca vas a poder mirar igual a aquella casa en la cual diste a luz. Puedes vivir en casas setenta veces mejores, pero la casa en la que pariste siempre tendrá su puntillo especial.

En fin, que nos marchamos a mediados de febrero y pasamos la primera etapa, que consiste en la vorágine en la que te sumerges al trasladarte de punta a punta del país, arreglar la casa nueva, montar muebles, ir a Barcelona a ver a la familia, probar el nuevo trabajo, irte conectando con el pueblo, con sus habitantes, hacer papeleos burocráticos, etc. Todo eso te mantiene tan ocupado, y terminas tan cansado, que se te pasan volando unos meses en los que ni siquiera has tenido tiempo de aterrizar del todo. Sabes que vives en otra parte, pero no eres del todo consciente del cambio que has hecho.

Por eso sólo fue al cabo de los meses que notamos un cambio. Creo que fue en abril que nos dió el apretón de nostalgia gorda por primera vez. Diría que una parte de nosotros estaba tan ocupada con toda la novedad, que estaba como auto engañada, creyendo o imaginándose que este viaje era como tantos otros que hicimos, desde Tabuyo a Barcelona, para ver a la familia. Como cuando fuimos aquel noviembre para ver a la familia, y terminamos pasando dos meses allí, Navidad incluída. Pero ahora, esa parte despistada empezaba a caer en la cuenta de que, ostras, no estábamos "volviendo a Tabuyo" Esta vez no había un billete de vuelta de tren con destino Astorga. De repente nos volvimos conscientes de ya no había retorno, no había vuelta "a casa".

Recuerdo especialmente un día en que regresábamos en coche al pueblo desde la ciudad. Nos acercábamos a casa mirando un paisaje que, la verdad, tiene su punto, es pintoresco y agradable (mucha gente lo compara con la Toscana italiana) O sea, que no es que sintamos nostalgia por vivir en un antro horrible y en medio de pedregales. Pero vamos, que de repente a Rubén y a mí nos entró una sensación de estar viviendo algo absurdo, un sinsentido. Ambos (sin decírnoslo) pensamos o sentimos: "Un momento, pero ¿qué estamos haciendo AQUI?" Estuvimos callados un rato, como para no ponernos tristes mutuamente, pensando cada uno que, si no le decíamos nada al otro, esa sensación de extrañeza (y de nostalgia) se iba a esfumar sin más. "Si no lo digo en voz alta, a lo mejor consigo que ese inoportuno sentimiento no exista" Pero al final no pudimos evitarlo y lo comentamos, porque con los sentimientos el silencio no funciona. Es más, cuanto más te aguantas las ganas de decir algo, más parece que te aprieta por dentro. Refiriéndonos a la nostalgia, cuanto más la reprimes, más se te forma un nudo en la garganta, y peor te pones. Es como cuando se te muere alguien. Es mejor llorar y vivir el duelo que machacarte a tí mismo diciendo "no debería estar triste"


Cuando, poco tiempo después de ese día, comprobamos que el trabajo por el cual nos trasladamos demostró ser menos de la mitad de bueno de lo que prometía ser en principio, o más bien un fiasco, nos entraron los siete males. Nos sentimos peor que idiotas, casi como si hubiéramos sido engañados por vete a saber qué mal hado. ¿Nos habíamos trasladado para esto? ¿Tanto esfuerzo para tan pocos masajes? ¿Para terminar teniendo que recurrir, una vez más, a la ayuda familiar (la ayuda social del estado la perdimos por cambiar nuestro domicilio de comunidad) y tener que empezar a ir a Barcelona cada semana para trabajar allí? Si lo llegamos a saber...Pero era imposible saberlo. Ni en los peores pronósticos (habíamos hecho números calculando según los que más podíamos ganar, pero también según lo que menos) se veía que el famoso trabajo pudiera descalabrarse tanto. La crisis ha tenido que ver, claro, pero lo dicho: si lo llegamos a saber...


A ver, sin trabajo no nos quedamos, ya que existía, gracias a Dios, el recurso de ir a Barcelona varios días a la semana y trabajar allí. Rubén ha recuperado parte de la antigua clientela que tenía desde antes de venir a Tabuyo (ya lo dice el refrán "quien tuvo retuvo") y llegaron otros nuevos, y así vamos saliendo adelante. Como además tenemos familia allí, no hay problema. Se queda varias noches en su casa y luego de vuelta al pueblo. Pero esa no era la cuestión. Para ese viaje, como se dice vulgarmente, no se necesitaban alforjas, ya que nuestra idea era seguir en nuestra ruralidad y sin tener que andar viviendo separados día si y día no. Vamos, a poder ser. Que cuando tienes que hacer algo por cojones, lo haces (qué remedio) pero la idea no era esa. Encima, la vida aquí, en sus cosas más básicas (vivienda, agua, precios varios) es bastante más cara. Nuestra idea, que era trabajar para ahorrar, se ha ido al traste. Tanto entra, tanto sale. Seguimos viviendo al día, como en Tabuyo. No dependemos de una ayuda, de acuerdo, pero en cierto modo dependemos de la familia, y además nuestra calidad de vida es peor. Por eso, a ratos nos sentimos como un par de tontos.

En aquel momento de bajón llegué a telefonear a los servicios sociales de Astorga otra vez, preguntando si había un modo de recuperar la subvención de la Junta deCastilla y León. Porque si se podía, con ese dinero volvíamos a León y empezábamos de cero otra vez en cualquier sitio con posibilidades de curro+vivienda. Pero ya no se podía. No había vuelta atrás. Cosas de la burocracia, resulta que cambiarte de comunidad autónoma hace que tengas que empezar desde cero para tramitar las ayudas, y eso implica tener que esperar un año entero (a veces dos) desde que te empadronas en un sitio, para siquiera solicitarlas. Y de todos modos, con la crisis que está cayendo, vete a saber si las ayudas se mantendrán. Aquí en Cataluña, curiosamente, las cosas están peor que en León en ese sentido. Este verano, 30 y pico mil familias se han quedado sin la ayuda por líos de administración, ha sido un drama que ha llenado las páginas de los periódicos. En León estaban cumpliendo bien, pero tampoco te puedes fiar...

En fin, tuvimos que asumir que estábamos aquí sí o sí, y que nos tocaba apechugar con lo que nos tocaba. Nos resignamos y pasamos página. Fue como cruzar una frontera mental. Dijimos adiós a nuestra vida pasada con el pañuelito...y enfrentamos una nueva etapa aquí, ya sin las grandes expectativas iniciales, esas que nos habían entusiasmado. Creo que a muchos les pasa, que emigran "creyendo que" porque les han "dicho que" y cuando llegan al sitio se encuentran con otra realidad. Pero ya no tiene sentido ni enfadarse, porque estás ahí y se gasta energía preciosa con la rabia. Mejor emplearla saliendo adelante.

Después, nos enteramos de que quedaba libre otra casa en el mismo pueblo, que estaba mucho mejor que la primera y nos daba opción a huerta + patio para que Uriel jugara, etcétera. Fue un momento bonito y esperanzador. Pensamos que eso nos cambiaría todo para mejor, así que no lo dudamos y ¡hale! a trasladarnos ooootra vez. Otro mes y pico de cansancio, de vorágine, de muebles sin montar, de cajas por todas partes, de papeleos, de cambios y de distracción debida a las novedades. Ese fue un buen cambio. Rubén tenia una enoooorme nostalgia de la huerta, y sembrar todo ese terrenito lo llenó de ilusión otra vez, curando en parte la nostalgia de Tabuyo.

Digo en parte porque de nuevo ha sucedido que, una vez pasados dos o tres meses, la nostalgia vuelve. Ya hemos asumido que nos toca estar así, viviendo la mitad de la semana juntos, y la mitad separados. Que toca recurrir al trabajo de masajista en Barcelona, sí o sí, porque aunque el otro sigue existiendo, no nos da para gran cosa. Que estamos en este paisaje, y que ESTO es ahora nuestra casa. Pero...

Pero...Llegó agosto y de nuevo es como si cruzáramos otra frontera mental, o nos encontráramos en otra etapa. La huerta está frondosa, Uriel juega regando y "cavando", yo me he acostumbrado a la nueva rutina, Rubén sobrelleva como puede su constante deambular en coche o en tren de aquí para allá...Pero...Como digo, de nuevo nos encontramos sintiendo: "¿Qué hacemos aquí? ¡Con lo bien que estaríamos en...! Oh, mierda, ya estamos con la nostalgia" Y otra vez lo callamos, para no contagiarnos. Hasta que no podemos aguantarnos más y uno de nosotros lo suelta, lo dice en voz alta.

"¿Qué hemos hecho, Marta?" me dice Rubén a veces. Y entonces yo intento consolarle, y le digo tooodas las cosas buenas que tenemos aquí, que todo puede mejorar, etc. Le recuerdo que allí no veíamos mucha salida, que nos sentíamos atascados, que se nos terminaría la ayuda y entonces qué, etc, y él asiente con la cabeza, pero luego me dice que aquí tampoco estamos lo que se dice proyectando nada para el futuro. Que trabaja como un negro, todo para vivir exactamente igual (o peor) que allí, y encima nos ve menos y está estresado. Su lógica es impepinable, tiene razón. Pero depender de una subvención temporal tampoco era plan. Entonces él argumenta que tal vez hubiéramos podido encontrar otra cosa más adelante. Aún teníamos dos años de margen, era bastante tiempo para seguir buscando alternativas. Y ahora que tenemos coche es todo diferente.
- Sí- le digo yo- pero te recuerdo que sólo cuando dijimos que nos íbamos para Cataluña, nuestras respectivas familias se volcaron y nos ayudaron a comprar el coche, etcétera, por la ilusión de tenernos cerca otra vez. Aquí nos apoyan de otra manera. Cuando dijimos que ibamos a buscar curro en las montañas leonesas fue más bien lo contrario.
- Sí- dice él- Pero ahora es ahora y el coche ya lo tenemos.
- Ya- digo yo- Pero no tenemos manera de volver. Sin un trabajo allí, sin la subvención, y con un niño que todavía no tiene edad para ir a la escuela, no sé dónde vamos a ir. Nos toca apechugar aquí, y aún debemos dar gracias por tener un curro, porque con la crisis que hay nos podemos dar con un canto en los dientes.

Se termina la conversación. Mi lógica también es incuestionable. Pero después, ¿qué pasa? Que la siguiente discusión la empiezo yo. Un dia de los que estoy sola, que son bastantes, me voy a dormir la siesta con el niño. En sueños, me veo sobrevolando el paisaje maragato y me encuentro frente al Teleno. Está nevado y es tan precioso, tan bonito...Me inunda la nostalgia. ¿Qué hago tan lejos, por Dios, de esos paisajes que siento que son mi hogar? Me acerco volando (¡qué bonito es soñar, oiga! Y además es gratis) y me parece que el monte me llama. Veo un puente natural de roca erosionada y nevada, o de nieve, algo alucinante que no sabía que existiera (cosas de los sueños) y siento que el Teleno me invita a cruzarlo. Es todo tan precioso, tan maravilloso, el aire está tan limpio, la nieve brilla, los trozos de bosque son tan verdes... que me pongo a llorar como una magdalena. Tengo tanto dolor en el corazón...

Es el dolor del emigrante, no hay duda. Me despierto de la siesta llorando, intentando que mis sollozos (esos gemidos que le salen a uno mientras sueña, tremendos) no despierten al niño, inocente de él, que duerme a pierna suelta a mi lado. Pero cuando vuelva Rubén de Barcelona le contaré esto y volveremos a tener la misma conversación de siempre, sólo que esta vez será él quien me consuele, quien me recuerde que aquí estamos bien y que no es plan andar añorando nada de lo que quedó atrás. Y así seguiremos...

Bueno, pues eso es todo, ahí estamos. Esta parrafada se puede leer como nuestra pequeña crónica particular, pero también como una muestra de lo que sienten en general los emigrantes. Porque me imagino que sentirse dividido entre la nostalgia y la necesidad de ganarse la vida vete a saber dónde es universal. Les pasará a todos, digo yo. También me imagino que a muchos les sucederá que no es en el primer momento que echan de menos la tierra/hogar que dejaron atrás, sino al cabo de los meses. Cuando, como nos pasó a nosotros, terminen aterrizando y se den cuenta de que esta vez "no se vuelve" a casa, o no a "esa" casa. Que toca seguir adelante y en otros lugares.

En fin. Supongo que dentro de unos meses habremos cruzado otra frontera mental, y viviremos otra etapa diferente. Tal vez estemos tan integrados ya aquí, que se nos habrá pasado la morriña. O tal vez no, pero sigamos adelante...incluso con mejores perspectivas laborales, quién sabe. Lo que sí es cierto es que no ha dejado de ser curioso el sentimiento de "ser emigrantes", incluso para Rubén, que es el que en teoría tiene menos vínculos con esa tierra. Pero las cosas suceden como suceden, y no como uno elige que sucedan. Racionalmente esto no tiene mucho sentido, pero qué quieres, es así.

Pensamos muchas veces que todo hubiera sido diferente si nos hubiéramos ido, tal y como pretendimos antes, a otro lugar de León. Porque estaríamos en la misma zona, podríamos ir de vez en cuando a Tabuyo, no sé. Sería otra cosa. Fíjate tú que a veces hasta extrañamos a los vecinos. Son cosas que no te parece que las vayas a vivir hasta que las vives. Y no lo digo porque no apreciáramos a los vecinos, que claro que les teníamos cariño, sino porque fíjate que en mi caso he vivido ya muchos traslados. Tuve razones de sobra para añorar a otros vecinos, a la familia, a otros amigos...Pero lo de esta vez, no sé por qué, ha sido diferente, único. Echar de menos a los vecinos de la calle, eso no me había pasado jamás. Es para pensárselo, ¿no?

A todo esto, me parece que estaréis pronto en fiestas, si no lo estais ya. Pues felices fiestas a todos, y hasta la vista. Escribiré algo más sobre otras reflexiones (ya no nostálgicas) sobre la tribu, que he estado rumiando desde que vivo aquí.

...

domingo, 13 de febrero de 2011

Camino al Teleno (Fin)

Una cosa lamento más de todo lo que no pude hacer aquí: subir al Teleno. Me siento un poco como Moisés (je, salvando las distancias, claro está), vislumbrando la tierra prometida pero quedándose a las puertas. Justo cuando estás rozando algo, te mueres o te vas. Vaya por Dios. En todos estos cuatro años he querido subir, pero no ha habido modo u ocasión. Primero, por el curro y el jaleo de asentarse, hacerse con el pueblo, la casa, las nuevas rutinas. Luego por el trabajo en la resi, que me quedaba cansada y no estaba con ánimos de subir montañas. Luego, por el embarazo, que no estás para trotes de altura. A ratos, por que era invierno y estaba nevado, a ratos porque pegaba el sol de verano y era subir para freírse. Después por la crianza...Y encima, sin tener coche, ni tampoco un coche adecuado a mano para acercarse...

Total, difícil. Siempre he terminado liada con lo urgente, con resolver o vivir lo inmediato. He mirado mil veces hacia el Teleno, incluso cada vez que salía o entraba de casa, y he entendido lo que, al menos para mí, esa montaña es o significa. Y he sentido que hay un camino para ascenderlo, un camino que es interior (no solo exterior), y que éste, de algún modo, se me ha mostrado pero ha quedado sin ser andado por mí. Hay muchas maneras de subir a una montaña, yo he atisbado una que me parece muy especial. Tal vez en el futuro suba al Teleno, pues, en "otra vida/etapa vital", quién sabe.

En todo caso, voy a terminar mi etapa como administradora del blog compartiendo algo acerca de esto. Hace meses que lo escribí, hoy lo dejo aquí como despedida. Siempre te pones más emotivo cuando te vas, así que estáis avisados: son versos para conmoverse, palabras para suspirar y mirar un poco más allá de la vida cotidiana y quién sabe si hasta para soñar.

Hasta la vista a todos, os llevo en el corazón,

Marta

... (Arriba, fotografía de Tharasia)


El Camino al Teleno, ¿quién lo andará?
Desolado está en invierno, vacío en verano,
pero no tiene la culpa el hielo, ni tampoco el sol.

El Camino al Teleno está…olvidado.

Cruza los campos, sube los montes, atiende a los bosques
y ellos te dirán…¿qué es el Teleno?

¿Qué es…sino un altar?
Acaso lo es toda montaña, pero el Teleno, más.

Por eso
el Camino hacia el Teleno no se puede andar
yendo de vacío.
Hay que llevarle algo.

¿Qué? Fuego.
¿Dónde? No en las manos,
sino dentro.

¿Qué pide el Teleno?
Fuego, ¡pero no “ese” fuego con el que lo maltratan!

¿Qué fuego quiere?
Aquel que procede del interior del ser humano entregado,
fuego que arde en el corazón,
capaz de ascender al cielo.

De la tierra al cielo: ese es el resumen
de cualquier vida,
de cualquier ser sobre la tierra.

La tierra nos pare, el cielo nos recibe…más tarde.
El altar del Teleno lo sabe.

¡Vacío está desde hace tanto!
No recibe sino codicia: de oro, de fama, de poder personal…
pero esto no lo llena, sino que lo deja sin más.

Hay que darle fuego al Teleno, pero no llamas destructivas
sino fuego vivo y verdadero.
Entonces no arderá más,
volverá a ser lo que en realidad es: Tierra Sagrada.

El camino al Teleno, ¿quién lo andará?
Unos vienen y otros van,
nadie se detiene en aquel altar.

Pasan de largo los humanos ante lo que, sin embargo, buscan.
¡Tan cerca lo tienen, que ni lo ven!

Y lo que presentas en el altar, es visto de inmediato
desde Lo Alto.

Y es aceptado…si viene con fuego,
fuego del corazón humano entregado,
fuego que asciende al cielo
como las llamas.
Esa es la mejor ofrenda,
esa es la unica oración posible, ahí.

Eterno puente entre tierra y cielo, Teleno, altar inmenso,
por tu paciente e imperturbable presencia,
gracias.



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Realmente...Hijos del Teleno

(No podía irme sin hablar un poco, además, del Monte y de este paisaje. Arriba, carretera de Luyego con el monte nublado al fondo. Fotografía de Joan Ribot)

Hace un tiempo, y como soy lectora curiosa, encontré por ahí un dato que me llamó la atención. No se cuán verdadero será, porque uno no puede creerse todo lo que lee, pero por otras cosas similares que encontré y que parecían encajar con esa noticia, es posible que sea cierto. Y lo que leí fue que, en algunos pueblos de Los Andes (allá por la lejana América), la gente nativa tiene una creencia: cada persona que nace en la tierra no solamente tiene unos padres carnales, sino también una especie de "padres" constituidos por "la figura geográfica más relevante o destacada en el lugar concreto donde nació". Y es que para estos pueblos, las partes del paisaje tienen algo así como espíritu, y cada zona o punto geográfico tiene su carácter y sus virtudes específicas, y esto ejerce una influencia en las vidas de las gentes que las habitan. Entonces, si uno ha nacido, por ejemplo, en un pueblo costero, indudablemente es un hijo o ahijado del mar. Si uno nace junto a un río, es hijo del río, si uno nace junto an un desierto, es hijo del desierto, etc.

Curiosamente, para la cultura andina, los espíritus más poderosos, capaces incluso de guiar a otros debido a su gran perspectiva de los asuntos, son los espíritus de las montañas. Entonces, no cabe duda de que si algún día viniera un andino indígena por estas tierras, diría que aquí viven, claro está, los Hijos del Teleno: aquellos que nacieron bajo su sombra, en un lugar donde la presencia de mayor fuerza en el paisaje es la del Monte.

Bueno, me pareció curioso todo esto. Al margen de las creencias de cada uno, creo que los nativos siempre han tenido una preciosa y útil tendencia a la poesía, que la gente "civilizada" hemos perdido bastante. Así que cuando hablan del espíritu de las montañas, yo no me lo tomaría como una verdad literal tal y como nosotros lo pensaríamos. La mayor parte de las veces que los occidentales han querido definir en qué consisten las creencias de otros pueblos supuestamente más "atrasados", se han equivocado bastante. Es fácil juzgar desde fuera, es fácil etiquetar, resumir de manera tendenciosa...y no enterarse de nada.

Yo pienso que hablar de que nos apadrina el espíritu de las montañas es una buena y bella manera de decir, de reconocer, que realmente somos hijos no sólo de los seres humanos (nuestros padres, nuestra familia, nuestra tribu) sino también del paisaje. Cuando encuentras un lenguaje, poético o no, que admite que somos parientes de, por ejemplo, el Teleno, estás reconociendo una realidad interna que se manifiesta en todos los niveles: biológico, psicológico, espiritual. No es lo mismo criarse aquí o criarse allá. No es lo mismo recibir la influencia de unos "aires" o de otros. No es lo mismo crecer viendo una clase de cosas, u otras. Además, cada paisaje influye de manera determinante en la vida cotidiana de la gente, ya que las actividades diarias que uno realiza están influídas en mayor o menor medida por el entorno. Por poner un ejemplo extremo, no es lo mismo lo que hace un esquimal que lo que hace un indio de la selva, o lo que hace...un "telenícola". Cada uno hace lo que puede allá donde vive, y lo que puede depende del paisaje, del entorno. Y lo que uno hace lo constituye, lo construye, le influye en los pensamientos, las emociones, etc.

Pero decía que ciertos indígenas de los Andes hacen hincapié específicamente en el espíritu geográfico del lugar donde uno ha nacido. Crecer, criarse, trabajar...bueno, eso afecta, eso es otra influencia, pero donde uno ha nacido, ésa es la cuestión. Y me dio por pensar que este pensamiento es una manera de reconocer la existencia de los vínculos que unen a la gente con los lugares más importantes de su vida. Estos vínculos serían como una especie de cordón umbilical...De ahí que determinados paisajes siempre parece que tiran de nosotros hacia ellos, pase el tiempo que pase, y suceda lo que suceda. Son como "paisajes madre" de nuestra alma, de nuestro ser. Y aunque el cordón umbilical se haya roto en un momento dado porque tuvimos que partir (lo cual sería equivalente a "nacer" y separarse de la madre), queda el vínculo invisible, el apego, la familiaridad.

Sin embargo, yo ampliaría más todo este concepto. Cada persona sabe muy bien, en su interior, qué paisajes le nutren, cuáles son esos lugares a los cuales, si va, se encuentra mejor, recibe fuerza, inspiración, entusiasmo, vitalidad. Y estos paisajes pueden ser, o no, los lugares donde uno nació. Porque aunque sea innegable la influencia del sitio de nacimiento, no es menos importante la influencia de otros paisajes o elementos geográficos donde uno vivió cosas muy especiales y queridas, momentos importantes. Usando de nuevo el lenguaje metafórico, diría que del mismo modo que además de padres existen padrinos, uno puede volverse ahijado de ciertas tierras o incluso hijo adoptivo. Hay personas que emigran de su tierra natal y van a parar a otro país donde se sienten tan bien que se quedan allí para siempre y pasan a ser, literalmente, elementos del paisaje perfectamente integrados, como hijos de ese lugar.
(Arriba, Tabuyo con el Teleno al fondo. Fotografía de Joan Ribot)

Creo que esto nos pasa a muchos con la zona del Teleno. Que venimos una y otra vez, y que siempre deseamos volver. Otros se han marchado, otros se han quedado por aquí viniendo de lejos...Nosotros nos vamosa ir ahora, pero hoy, cuando salimos los tres a pasear caminando de cara al Teleno, notamos el "tirón" de todo esto en el corazón. Cómo cuesta marcharse. Cómo nos cuesta despedirnos...del Teleno. Aceptar que ya no veremos su perfil nevado a lo lejos, que no sentiremos la presencia del "Abuelo" ahí, con sus nubes y su vozarrón, su latido interno. A Rubén y a mí nos dieron ganas de mandar todo a paseo, echar a correr hacia el monte y perdernos ahí, en estos paisajes limpios y serenos, y decir: "aquí nos quedamos, olvidadnos" Pero...

Bueno. Yo por unas razones, él por otras, ambos nos sentimos hijos o ahijados del Teleno. Yo porque para empezar viví aquí cerca de niña, y eso me nutrió en años determinantes, marcándome de por vida. El, porque aquí me conoció, vivimos nuestro noviazgo feliz y además gestamos y parimos un hijo con toda nuestra intención y deseo. Son momentos sagrados e inolvidables en la vida de una persona, es una etapa igualmente determinante.

Entonces, el vínculo tira de nosotros, y nos cuesta irnos. Por eso pienso que seguramente volveremos, aunque sea a saludar. Luego pensaba en los maragatos que se iban como arrieros por esos mundos de Dios, qué bien se les daba regresar a casa, siempre volvían. Tal vez porque el Teleno tiraba de ellos, y no hay quien lo resista si todo ese monte se pone a tirar, a llamarte. El Teleno era su faro, y su cordón umbilical con esta tierra el hilo de Ariadna que les ayudaba a desenredarse del resto del mundo y volver a casa. Hace un tiempo, alguien me recordó también que si los arrieros podían regresar a casa, era porque en ella quedaban las mujeres, cuidando de la familia, la casa y el campo. Y es cierto. Pero tal vez las mujeres no hubieran tenido esa fuerza y resistencia para perseverar en tierras tan duras de no ser por que eran ...Hijas del Teleno e Hijas de esta Tierra.

Otras tierras nos esperan. Desde otra zona hemos recibido una invitación, una oportunidad nueva. Iremos y viviremos allí lo que haga falta, y seguramente (espero) nos irá bien. En todo caso, jamás olvidaremos a la "Familia" de aquí, al Abuelo/Padrino Teleno y la Abuela/ Tierra de estas zonas, y compañía. ¿Cómo podríamos? Por cierto que, incluso si nos olvidáramos, siempre nos lo recordaría nuestro hijo. El es, sin duda, un Hijo del Teleno. Ni adoptivo, ni ahijado, sino hijo. Cada vez que recordemos su nacimiento, sentiremos, pues, el eco de las montañas, el abrazo de esta tierra. Gracias.

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viernes, 11 de febrero de 2011

¿Y qué pasa con el blog?

Si ya es difícil dejar a un lado los proyectos o ideas que no hubo ocasión o modo de vivir aquí, para alguien como yo, que tiene la cabeza llena de historias por contar, es aún más difícil aceptar que ya no voy a poder escribir en el blog todas las cosas que tenía pensadas. O por lo menos, no en "esta vida", porque me voy, y (ya lo dije) eso es como morirse. Vete a saber si volveré a escribir aquí, y si lo hago, a saber cuándo y acerca de qué escribiré.

Porque yo tenía una lista muuuuy larga de temas para entradas del blog. Me hubiera hecho ilusión hablar con unas cuantas personas más, "entrevistar" a gente...fotografiar lugares, personas, rincones, momentos.
Y todo esto estaba gestándose dentro de mí, como le sucede a cualquier escritor (aunque sea solo un aficionado, como una servidora). Tenía "en la punta de la lengua" muchas cosas. Sólo me faltaba (sobretodo últimamente) tiempo. Tiempo de tranquilidad, para poder concentrarme y escribir, tiempo de silencio, de recogerme y no pensar en nada más.

Tiempo. Siguiendo con la metáfora de la muerte que inicié en la entrada anterior, tiempo es eso que notas que se te acaba cuando estás a las puertas de un gran cambio. Estoy como quien oye pitar al árbitro de un partido, y sabe que se acabó, pero aún hubiera querido chutar la pelota algunas veces más. Mecachis. Es difícil, muy difícil, renunciar a escribir lo que quería llegar a escribir, eso que estaba justo ahí, dando vueltas en mi mente, esperando que le dedicara horas para ser escrito. El vicio de la escritura es insaciable, nunca tienes bastante. Pero es que además, sentía que sólo había empezado. La riqueza humana y natural de este lugar (ya lo he dicho muchas veces) es inmensa y daría para un libro.

Bueno. No podrá ser. Aunque quisiera, aunque lo intentara, a distancia no es posible escribir lo que yo hubiera querido. Porque se trataba de escribir desde el "estar aquí" y desde el diálogo con personas de aquí. A distancia es fácil hablar de muchas cosas, pero no con certeza, ni con profundidad. Es otra cosa. Por eso...quedará para otra vez, o para "otra vida" dentro de esta, si acaso la hay, si acaso regreso (y si además lo hago con tiempo suficiente). No puedo aferrarme a esa idea porque no conozco el destino, pero tampoco voy a negarme. Si sucede, sucederá. Si no...pues amén. Como dicen muchos tabuyanos "será lo que tenga que ser".


En fin. Con lo cual, se preguntarán algunos: ¿suenan las campanas del funeral de este blog? Bueno, sí y no. Sí, porque yo me retiro del escenario. Dejaré de ser la administradora y permaneceré sólo como escritora invitada. Y, salvo que súbitamente sienta la imperiosa necesidad de contaros algo desde tierras lejanas (que nunca se sabe) no creo que escriba mucho. Ya últimamente lo hacía a cuentagotas (la crianza es absorbente y no deja muchas neuronas libres para divagar) Pero estando lejos, y metida en vete a saber qué otros temas...pues...

Pero el blog no morirá, porque no pienso borrarlo, ni hacerlo desaparecer. Y además, tal y como hacen los que se mueren, lo dejo en herencia a los demás y/o a quienes quieran recogerlo y aprovecharlo para lo que sea. A fin de cuentas, inicié el blog con el deseo de que fuera un espacio de todos y para todos. Aunque nunca lo dije aquí públicamente, llegué a escribir emails a diferentes personas de otras localidades de la zona del Teleno, invitándolas a participar. No quería que esto fuera "mi" blog...sólo deseaba crear un espacio donde algunas personas pudiéramos crear "nuestro" blog. Luego, pasó lo que pasó, algo que debí imaginar: que como me gusta mucho escribir, escribí y escribí...mientras esperaba que otros se sumaran al asunto...y finalmente la gente fue sintiendo que este era mi blog, y que cómo iban a escribir ellos nada, que yo ya lo hacía suficientemente. Y como yo lo que quería finalmente era mantener vivo este espacio en la red y dar a conocer las bondades de estos lugares, pues asumí que la realidad no iba a ser como yo pensé al principio, y seguí adelante.

Pero en fin, como "me muero", dejo en herencia el blog y me desprendo de él. Dejo completa libertad a los demás y/o a quienes quisieran utilizar este espacio, siempre y cuando sea, claro está, algo hecho con una finalidad útil a "los Hijos del Teleno" y, porqué no, al mismo Teleno y alrededores. Tal vez alguien quiera mantenerlo vivo subiendo noticias del pueblo. Tal vez quieran reconvertirlo en un blog más tipo "foro", un sitio para dejar mensajes. Tal vez...bien, me parece bien. Yo ya no estaré más, salvo como colaboradora ocasional, queda con entera libertad quien quiera utilizar este espacio, si es que quiere hacerlo. Es como cuando fulanito se muere y deja libre su jardín, su huerta o su casa. Habrá quien quiera aprovechar ese espacio, habrá quien no. A mí me parece bien todo.

Eso sí, creo que es bueno dejarlo en la red porque constantemente hay personas que encuentran esta página y les agrada. A veces me llega algún email de algún desconocido, agradeciendo las fotografías, los textos, la divulgación de noticias de estos lugares. Así que creo que finalmente el blog, aunque se quede muy corto para lo que yo soñaba que podía llegar a ser, sirve para lo que se creó, y realiza un bien no sólo para estos lugares (promocionándolos) sino también para personas que buscan un poco más allá de sus fronteras otros modelos de vida y relatos con el sabor de las experiencias vividas.

Pues nada más. Este era otro tema del que quería hablar antes de marchar, para aclarar dudas. Que me desprendo del blog pero lo mantengo en la red. Que dejo libertad completa a quien quiera utilizarlo, pero si nadie lo desea, tampoco lo tocaré, y estará bien así. Y que honestamente no puedo prometer escribir aquí como lo hacía hasta ahora, pero no descarto enviar alguna vez un saludo de los míos, es decir, con mucha letra, je, je. Quién sabe.

A todos los lectores y seguidores que me habéis animado a escribir, a todos los que me habéis parado en la calle para apoyarme o agradecerme que hubiera escrito sobre algún tema, gracias a vosotros. No sé si sabéis que un escritor toma su aliento, en parte, de la atención que le prestan sus lectores, del mismo modo que un cuentacuentos no sería lo que es si nadie se sentara a escuchar lo que tiene que decir. Y también, cómo no, gracias a todos los Hijos del Teleno que se han prestado generosamente a contestar a mis preguntas, a contarme alguna historia, se han dejado fotografiar y han aceptado que lo suyo fuera subido a internet. Aún recuerdo la expresión de un vecino, cuando, después de que sus familiares lejanos lo hubieran visto en internet, me dijo (contento) : "¡Nos has mandado al mundo!"

Y iba a decir "colorín colorado", pero...si me da tiempo (un último minuto aún, antes de irme) todavía escribiré algo más antes de irme. O sea que hasta luego.

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jueves, 10 de febrero de 2011

Esto es como morir (un poco)

Cuando te das cuenta de que te quedan dos telediarios en el lugar donde vives, empieza un proceso que se parece a una muerte lúcida. Y no es que quiera ponerme fúnebre o siniestra, es una comparación que tiene cierto sentido. La realidad de los traslados, sobretodo cuando son hacia lugares lejanos, y de los finales de etapa (o cambios de vida) es que se termina lo que conocías y va a empezar algo que aún no sabes muy bien cómo será. También te entran ganas de despedirte de todo el mundo. O siquiera de ver por última vez a ciertas personas. Escribes cartas, comunicas a todos que te vas, vas a ver a este y aquel...y te cuesta decir que te vas casi como a un enfermo le cuesta decir a los demás que se va a ir.

Bueno, desde luego hay una diferencia entre morir físicamente y marchar, terminar una etapa, pero también hay una similitud. Se siente pena, te entra el último apretón de nostalgia, pensando cómo será despedirse de todos, no verlos más...al menos durante quién sabe cuánto tiempo (¿años?). También paseas por última vez por tus lugares favoritos, aquellos sitios donde viviste cosas especiales, y te da pena. Es natural.

Por otra parte, vives la resistencia hacia la muerte o el cambio radical que todos tenemos. Te das cuenta de que ni tú ni los demás queréis los cambios radicales, los finales totales o definitivos, excepto cuando hay un malestar insufrible (que no es el caso, sino al contrario) Así que las despedidas terminan convirtiéndose en un "bueno, pero espero volver" o en un "estaremos en contacto" Es un parelelismo con el "siempre te recordaremos" o el "siempre éstarás con nosotros" que se dedica a los muertos. Los que se van de un lugar en el cual se sentían bien, y en el cual existía un grupo de personas que les quería, son un poco como los que se mueren. De todos modos, cuando se va alguien así, también "mueren" un poquito los demás. Habrá un sentimiento de pérdida, un acordarse con pena en determinados momentos, y una obligación de asumir que, para determinadas cosas, o en determinados planes futuros que uno acariciaba, esa persona que se fue ya no estará más presente...sino lejos, en alguna otra parte.

Otra cosa que te pasa cuando afrontas un cambio de etapa radical como éste es revisar todo cuanto has vivido desde que viniste hasta que te vas. Es como ese fenómeno que dicen sentir algunos moribundos, o gente que sufre accidentes peligrosos, que les pasa por la mente la película de toda su vida, a gran velocidad. Es repasar la vida, revisar si te queda algo pendiente, aceptar que muchas cosas ya no tienen remedio, aunque fueran errores, otras se quedarán sin hacer porque tu tiempo aquí se terminó, y otras, sí, qué alegría, fueron fantásticas y dan sentido a tu vida.

Así, sin proponérmelo, llevo días repasando mi vida en Tabuyo desde que llegué hace cuatro años hasta ahora. Me he dado cuenta de unos cuantos errores, o cosas que ahora haría de una manera diferente. También he visto, con un poco de pena, cómo no podré realizar algún proyecto que acariciaba respecto aquí (por ejemplo, me quedo sin poder investigar más acerca del supuesto Camino de sanatiago por aquí, y he de asumir que este proyecto queda abandonado, por lo menos por mi parte, y al menos en mi próxima "vida" o etapa vital). Y finalmente, siento satisfacción por otras cosas que he vivido y gratitud tanto hacia el lugar como hacia las gentes gracias a las cuales todo fue posible.

Por eso quiero terminar esta entrada de hoy agradeciendo a todas las personas que nos han apoyado, bien-tratado y ayudado, aunque fuera en detalles que a veces ellos/ellas considerarán tontos, pero nosotros no. Todo cuenta. No voy a decir nombres. Ya me he dado cuenta de que en Tabuyo a la gente no le gusta hacer favores a la vista de los demás, por discreción. Pero las personas que nos han ayudado, ya sea puntualmernte con algún favor (desde cortarnos leña hasta regalarnos manzanas, etc, etc) o continuamente con su amistad, ya saben quiénes son. A ellas va mi/nuestro agradecimiento.

También quiero expresar mi agradecimiento a esta tierra magnífica, cuya riqueza y potencial tan enorme siempre me ha abrumado, por permitirnos vivir aquí tan a gusto y facilitar nuestra salud y prosperidad a nivel físico, mental y espiritual. No me cabe la menor duda de que, si las leyes económicas de nuestro mundo fueran otras, aquí habríamos podido prosperar simplemente abrazando la tierra, viviendo de ella...Si los astures levantaran la cabeza, dirían que vivimos en un mundo loco, porque se ponen tantas barreras entre el hombre y la naturaleza que hoy en día, hasta para tener animales o cultivar, tienes que complicarte mucho la vida y hasta pagar (y no siempre recuperas la inversión) Y sí, ya sé que es perfectamente posible salir adelante en un pueblo en el mundo actual, pero requiere mucha más planificación, inversión y estructuras complejas que hace siglos. Por otra parte, hoy se necesita dinero para casi todo. Cualquier dia nos harán pagar para respirar. Entonces, cuando partes de nada, a veces tienes que emigrar. Así es la vida.

En términos personales, sin embargo, no nos ha faltado cierta y real prosperidad: aquí he trabajado con gente estupenda, he iniciado una vida en pareja, he creado mi mini hogar, he gestado y parido a un hijo precioso, he convivido con paisanos entrañables, y he aprendido un montón de cosas, imposibles de resumir ni de explicar en tan poco espacio como es este blog. Todas estas cosas no las tenía antes, las tengo ahora. Es riqueza personal, riqueza humana, riqueza interior que nunca se perderá. Y es una realidad gracias a haber vivido aquí. Aún no hace mucho, este verano, cuando me reencontré con una amiga a la que hacía 4 años que no veía (desde que marché de Cataluña), me oía quejarme de la falta de perspectivas laborales, y me entendía, pero me dijo: Pero mira, Marta, ¡has salido ganando con el cambio!¡No hay más que verte y ver con quién vienes!

Bendita fertilidad la de esta tierra, bendita riqueza natural e interior que posee. Ojalá sean muchos los que puedan continuar viviendo en ella, amándola por lo que es, y continuen haciendo de este lugar un buen sitio para estar. Y ojalá otros, si acaso llegan como nosotros en su día, puedan hacerlo en mejores condiciones y así realizar el sueño que traigan, si es un bien para todos. Como ha de ser.

Finalmente, pido disculpas a quien hubiera podido molestar o decepcionar por mi manera de ser, de actuar o de expresarme en determinados momentos. Soy limitada, soy como soy, me doy cuenta de que no es posible agradar a todos, qué le haremos. Pero en todo caso, me disculpo porque realmente mi intención siempre ha sido la mejor.

Bueno, quería decir todo esto antes de irme. Así pasaré página de otra manera. Y cómo no, añadir que estoy segura de que vaya adonde vaya y pase el tiempo que pase, realmente os voy a recordar...La intención es venir alguna vez de visita, pero, como dije al principio de esta entrada, esto es como morirse un poco, ¿quién sabe lo que la vida futura nos deparará? ¿Cuánto tiempo pasará...? Que podamos verlo con salud y...hasta luego.
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jueves, 3 de febrero de 2011

Finalmente...Nos vamos

Bueno. Lo veíamos venir desde hace casi un año, pero no ha sido hasta hace poco que lo hemos terminado de decidir y lo vamos asumiendo. Nos vamos. Con profundo dolor en el corazón, eso sí, pero nos vamos. Hace tiempo que quería escribir alguna entrada acerca de la emigración, consciente de que casi en todas las familias tabuyanas hay historias interesantes al respecto que me hubiera gustado escuchar, y porque quería oir cómo es eso de marcharse de un sitio en el que te encuentras estupendamente, salvo porque necesitas trabajar (o podríamos decir trabajar "más") Pero no he podido. Entre unas cosas y otras han ido pasando los meses y de repente se nos ha presentado una oportunidad que no podemos desaprovechar: a Rubén le han ofrecido un buen trabajo ...en Cataluña...y nos vamos.

Bueno. Hace unos días que lo quiero decir a la gente que conocemos más, pero me cuesta un montón. Voy a cuentagotas porque se me hace un nudo en la garganta, no encuentro fácilmente las palabras. Así que aunque ya lo saben algunas personas, si lo escribo aquí igual me desatasco. Me dará tanta pena irme. Recitifico: NOS dará tanta pena...Echaremos de menos estos caminos, estas gentes, el bosque, la sensación de vivir casi como en familia. A pesar de que no somos de muchas fiestas y nos prodigamos poco (nos gusta la tranquilidad por encima de todo), siempre se agradece el trato cercano, la amabilidad que aquí se nos ha dispensado en todas partes. En fin.

Hace un rato le decía a Luci que por lo menos esperamos venir de vez en cuando. Cuando el calor veraniego arrecie por aquellas tierras tarraconenses (un calor que conozco demasiado bien y a menudo me desespera), lo mismo nos acordamos de lo bien que se respira por aquí, con esa brisa del atardecer cargada de perfume de resina, el buen olor del pinar, y nos escapamos unos días. O en otoño, cuando todo está tan bonito. O en primavera, cuando el brezo florece...Pero cuando te vas, también has de ser realista y asumir que nunca se puede saber cómo va a transcurrir tu vida, y puede que pase un año, y dos, y...Lo dicho. Que nunca sabe. Por eso, mejor será guardar un buen recuerdo en el corazón, y no hacerse expectativas exageradas.

Pero no vamos a decir adiós para siempre. Eso sería, también, imaginarse lo peor y exagerar mucho. Lo más probable, y lo que deseamos, es que nuestra despedida sea sólo un "hasta luego", como aquí se dice, y poder volver aunque sea de visita. De todos modos a mí se me da bien volver a los sitios. Marché de Astorga siendo niña y volví por aquí hace 4 años. Ahora vuelvo a las mismas tierras de las cuales partí hace cuatro años. Mi vida a veces es extraña, casi un chiste. Nunca me imaginé que volvería a vivir justo allí, entre aquellos campos de almendros, olivos y viñas. Por eso, ahora me digo que esta vez no imaginaré que no voy a volver. Lo dejaré abierto. Lo dejamos abierto. La vida es demasiado larga como para predecir cuál va a ser el final de una historia y la nuestra, como pequeña familia de 3, no ha hecho más que empezar. Hoy vamos para allá, mañana quién sabe...En los meses más difíciles, hasta nos planteamos emigrar al extranjero, así que comparado con eso irse a Tarragona es casi como ir aquí al lado. Es un alivio no tener que emigrar tan lejos, entonces, esperemos que la crisis se porte relativamente bien y no nos empuje aún más allá de nuestras fronteras.

Aún nos faltan unas semanas de "vida tabuyana", pero como muy tarde el 1 de marzo partiremos (el trabajo no espera indefinidamente). Así que en estos días espero irme despidiendo de la gente, ir ultimando cosas. Aún escribiré algo más aquí, cosas que deseo decir antes de irme para que la despedida sea mejor. Pero de momento, gracias a todos los que me habéis acogido, animado, escuchado y también leído en este tiempo. Sois un estupendo patrimonio "humano", y no me cabe la menor duda de que os recordaré a todos con cariño.

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sábado, 22 de enero de 2011

Cazadores de Setas


Hemos pasado un mes por tierras catalanas, aprovechando las Navidades y, como siempre, la experiencia me ha servido para contrastar y enriquecer mi perspectiva. Cada vez que volvemos a Tabuyo lo hacemos más conscientes de que vivimos en un lugar privilegiado, por lo menos en cuanto al entorno natural y sus recursos. Personalmente no puedo estar más agradecida a la vida por haber podido vivir aquí todo este tiempo. A pesar de los problemas, en otros aspectos siempre podré decir: "Que me quiten lo bailado".

Pero quería hablar de algo que está sucediendo en Cataluña y que me dio que pensar. Pero que nadie se asuste, no voy a hablar de política. Se trata del asunto de las setas. s sabido que allí la afición setera es muy anterior a la que se vive en otras comunidades. Tanto Cataluña como el País Vasco tienen en común haber sido pioneros en el aprecio hacia las setas y su aprovechamiento gastronómico y comercial. Cuando allí se daban tortas por los níscalos, aquí todavía no se reconocían. Cuando yo era muy pequeña, nunca había nadie más en los bosques de León cogiendo setas. Eramos "los raros".

Por eso, y aunque hoy en día las cosas han cambiado mucho en todas partes y la micología es un campo que se extiende y cuya importancia aumenta, no viene nada mal observar qué está pasando en los sitios considerados pioneros. Por si acaso. Es aquello de "cuando las barbas de tu vecino veas pelar..." Y lo que está pasando en Cataluña es que, desde hace cinco temporadas, la tv autonómica emite un programa titulado "Caçadors de bolets" (=Cazadores de setas) cuyos índices de audencia han sido un exitazo. En este programa, diversos expertos van a las zonas rurales, hablan con los paisanos (imágenes entrañables de gente mayor que explica, con un lenguaje llano y lleno de localismos, cómo distinguen cada seta, etc), buscan por ahí, encuentran y celebran la cosa.

Hay que admitir que el programa tiene gancho y está bien hecho en muchos sentidos. Conecta a la gente con el espíritu ancestral de los pueblos, además, y da la sensación de estar retransmitiendo a las nuevas generaciones el saber de los mayores, así como el conocimiento de la "Cataluña profunda" y su ciencia micológica. Pero...Sí, hay un pero, o dos. En primer lugar, no se ha medido la repercusión que esta difusión tan mediática y exitosa iba a tener en los bosques. Porque al día de hoy, auténticas bandadas de turistas "micológicos" llegan (¡en autocares!) a cualquier zona boscosa de Cataluña y se ponen a rebuscar. Hasta hace poco, era casi imposible encontrar gran cosa en el bosque el fin de semana. Bueno, no pasaba nada, la gente se dedicaba a madrugar más o a salir a por setas los días de diario. Pues bien, ahora no hay día en el que no te topes con gente por todas partes, incluso en los rincones más perdidos de la geografía catalana. Hay más buscadores de setas, perdón, cazadores de setas, que setas.

Y esto está produciendo un disgusto y desánimo generalizado en las gentes rurales que disfrutaban antes recogiendo setas y, por qué no, incluso a veces vendiéndolas y sacando un dinero por ellas. Porque contemplan, desolados, como las hordas de cazadores de setas, que a veces son gente de ciudad con pocas cosas que hacer o con cero escrúpulos, y con escaso o ningún conocimiento del medio natural, arrasan el sotobosque. Así, mis padres han escuchado muchas veces los lamentos de los paisanos del pueblo de mi madre, un rincón perdido de apenas 300 habitantes, donde las cosas "ya no son lo que eran", y donde poder llenar un cesto de níscalos o lo que sea es cada vez más difícil.

Pero eso no es todo. Lo peor es lo siguiente: resulta que estos "expertos" televisivos han recomendado ¡y reiteradas veces!, que lo mejor es arrancar las setas. Todas. Nada de cortar, hay que arrancar. Su teoría es que si se arranca parte del micelio, éste se pudre menos (?) y eso beneficia al hongo. Al oir estas cosas, mis padres, respetuosísimos recogedores de setas desde hace décadas, se echaron las manos a la cabeza y decidieron no ver nunca más ese programa de tv. Pero no son los únicos escandalizados, claro está. Otros micólogos han dado la alarma, pero desde el programa insisten en lo mismo, ya que su teoría es otra...o porque no están dispuestos a admitir que están cometiendo un error.

La consecuencia de esto es clara. Se está gestando un desastre. Si era malo para los bosques una sobreexplotación de los mismos, ya no digamos si la gente va arrancando todo lo que pilla. Sé que aquí, muchos arrancan los boletos porque se venden a peso, y de esa seta, todo se aprovecha. Vale. Pero ¿qué pasaría si empezáramos a arrancar, además, los níscalos, los tricoloma, las cesáreas y todo lo que pilláramos por delante? Pues que cada año habría menos. Porque además, unido al hecho de arrancar, está la pérdida de humedad en el mantillo del bosque (se crean agujeros, pero es que encima mucha gente rastrilla el sostobosque sin pena ninguna) y otros males.

Con lo cual se está perdiendo un recurso económico que era importante para mucha gente de pueblo pero, además, y esto no es menos importante, están perdiendo una actividad tradicional que les llena de entusiasmo e ilusión cada temporada. Les da la sensación, a los rurales, que son una y otra vez ninguneados y expoliados por la gente de ciudad que, total, no va a quedarse a vivir allí, ni le importa nada salvo salir a "hacer turismo", llevarse unas cuantas setas y presumir de ellas a los amigos. Claro que habrá excepciones, pero el caso es que lo que he percibido escuchando estas historias es un desánimo generalizado.

Me preguntaba después si aquí podría suceder algo similar en el futuro. Si no llegaría un punto en que la moda de ir a coger setas nos alcanzara de manera que fuera peor la pérdida que el beneficio que puedan dejar los "cazadores de setas". Tenía mis dudas, claro esta, o mejor dicho las tengo. La cuestión es quién se lleva qué, y cuánto, o cómo se reparten las ganancias. También cómo conservar un medio natural espcialmente si, como este, es privilegiado. Quiero imaginar que aquí no llegará esa plaga, que aquí se hacen y se harán las cosas mejor, pero...la comunicación global y los medios de transporte son cada vez más veloces y quién sabe. Y cuando entran en juego los medios de comunicación a gran escala, como la tv, hay que afinar mucho con lo que se dice, porque las consecuencias pueden salirse de todo control. Los bosques tabuyanos son un paraíso muy tentador. Ampliando la perspectiva a otras zonas, ¿sabrán los pueblos de León defender su patrimonio natural, o caerán víctimas de una fama contraproducente, que parece dejar dinero fácil y rápido para hoy (más turismo) y hambre para mañana (las setas escasean o incluso se terminan)?

He sabido que en algunas zonas del país se ha impuesto el pago de una determinada cantidad de dinero para poder acceder al bosque y recoger setas. Se acotan los bosques como se hace con la caza. Pero esto también me plantea interrogantes. ¿No habrá furtivos con las setas, como los hay con los animales? Me he llegado a enterar en Cataluña que hay gente de allí que, buscando ingresos rápidos, cogen una furgoneta, conducen sin parar hasta ciertos países del Este donde aún no hay controles seteros, cargan la furgo hasta arriba de cajas, y regresan. Lo que quede por aquellos bosques, claro, es otra cuestión, pero a los "cazadores de setas" no les importa.

Y aunque no hubiera furtivos, suponiendo que la vigilancia fuera muy eficaz, ¿qué pasa con los paisanos que sacan un dinero por la venta de setas cada temporada? ¿Tendrán setas que recoger? Aunque ellos no tengan que pagar, ¿les dejarán suficientes setas los que sí paguen por recogerlas? Y el dinero que éstos paguen por "cazar setas" en bosque ajeno, ¿A quién irá? ¿Llegará a la gente de a pie, llegará a los hogares? Es de esperar que sí, pero indudablemente no será lo mismo que vivir la satisfacción personal de haber salido a por setas y haberte ganado un dinero por tí mismo, a tu aire y a tu manera. O pòder gestionar un restaurante con menú micológico sin tener que comprar todas las setas a vete saber quién, porque donde vives ya no hay modo.

Bueno, pues lo dejo aquí. No quería ponerme apocalíptica, ya que espero que estas cosas no lleguen a suceder. Tan sólo he querido compartir la espinita de estas dudas que me han asaltado viendo lo que está pasando en Cataluña, para que queden como un aviso, ya que así lo he visto yo, como una advertencia. Espero que, tomando ejemplo, las otras comunidades prevean lo malo y cuiden lo bueno de sus campañas micológicas. Ojalá este lugar siga siendo el paraíso que es, y ojalá sus habitantes puedan seguir gozando libremente y sin cortapisas de su patrimonio natural.
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