domingo, 13 de febrero de 2011

Camino al Teleno (Fin)

Una cosa lamento más de todo lo que no pude hacer aquí: subir al Teleno. Me siento un poco como Moisés (je, salvando las distancias, claro está), vislumbrando la tierra prometida pero quedándose a las puertas. Justo cuando estás rozando algo, te mueres o te vas. Vaya por Dios. En todos estos cuatro años he querido subir, pero no ha habido modo u ocasión. Primero, por el curro y el jaleo de asentarse, hacerse con el pueblo, la casa, las nuevas rutinas. Luego por el trabajo en la resi, que me quedaba cansada y no estaba con ánimos de subir montañas. Luego, por el embarazo, que no estás para trotes de altura. A ratos, por que era invierno y estaba nevado, a ratos porque pegaba el sol de verano y era subir para freírse. Después por la crianza...Y encima, sin tener coche, ni tampoco un coche adecuado a mano para acercarse...

Total, difícil. Siempre he terminado liada con lo urgente, con resolver o vivir lo inmediato. He mirado mil veces hacia el Teleno, incluso cada vez que salía o entraba de casa, y he entendido lo que, al menos para mí, esa montaña es o significa. Y he sentido que hay un camino para ascenderlo, un camino que es interior (no solo exterior), y que éste, de algún modo, se me ha mostrado pero ha quedado sin ser andado por mí. Hay muchas maneras de subir a una montaña, yo he atisbado una que me parece muy especial. Tal vez en el futuro suba al Teleno, pues, en "otra vida/etapa vital", quién sabe.

En todo caso, voy a terminar mi etapa como administradora del blog compartiendo algo acerca de esto. Hace meses que lo escribí, hoy lo dejo aquí como despedida. Siempre te pones más emotivo cuando te vas, así que estáis avisados: son versos para conmoverse, palabras para suspirar y mirar un poco más allá de la vida cotidiana y quién sabe si hasta para soñar.

Hasta la vista a todos, os llevo en el corazón,

Marta

... (Arriba, fotografía de Tharasia)


El Camino al Teleno, ¿quién lo andará?
Desolado está en invierno, vacío en verano,
pero no tiene la culpa el hielo, ni tampoco el sol.

El Camino al Teleno está…olvidado.

Cruza los campos, sube los montes, atiende a los bosques
y ellos te dirán…¿qué es el Teleno?

¿Qué es…sino un altar?
Acaso lo es toda montaña, pero el Teleno, más.

Por eso
el Camino hacia el Teleno no se puede andar
yendo de vacío.
Hay que llevarle algo.

¿Qué? Fuego.
¿Dónde? No en las manos,
sino dentro.

¿Qué pide el Teleno?
Fuego, ¡pero no “ese” fuego con el que lo maltratan!

¿Qué fuego quiere?
Aquel que procede del interior del ser humano entregado,
fuego que arde en el corazón,
capaz de ascender al cielo.

De la tierra al cielo: ese es el resumen
de cualquier vida,
de cualquier ser sobre la tierra.

La tierra nos pare, el cielo nos recibe…más tarde.
El altar del Teleno lo sabe.

¡Vacío está desde hace tanto!
No recibe sino codicia: de oro, de fama, de poder personal…
pero esto no lo llena, sino que lo deja sin más.

Hay que darle fuego al Teleno, pero no llamas destructivas
sino fuego vivo y verdadero.
Entonces no arderá más,
volverá a ser lo que en realidad es: Tierra Sagrada.

El camino al Teleno, ¿quién lo andará?
Unos vienen y otros van,
nadie se detiene en aquel altar.

Pasan de largo los humanos ante lo que, sin embargo, buscan.
¡Tan cerca lo tienen, que ni lo ven!

Y lo que presentas en el altar, es visto de inmediato
desde Lo Alto.

Y es aceptado…si viene con fuego,
fuego del corazón humano entregado,
fuego que asciende al cielo
como las llamas.
Esa es la mejor ofrenda,
esa es la unica oración posible, ahí.

Eterno puente entre tierra y cielo, Teleno, altar inmenso,
por tu paciente e imperturbable presencia,
gracias.



...

Realmente...Hijos del Teleno

(No podía irme sin hablar un poco, además, del Monte y de este paisaje. Arriba, carretera de Luyego con el monte nublado al fondo. Fotografía de Joan Ribot)

Hace un tiempo, y como soy lectora curiosa, encontré por ahí un dato que me llamó la atención. No se cuán verdadero será, porque uno no puede creerse todo lo que lee, pero por otras cosas similares que encontré y que parecían encajar con esa noticia, es posible que sea cierto. Y lo que leí fue que, en algunos pueblos de Los Andes (allá por la lejana América), la gente nativa tiene una creencia: cada persona que nace en la tierra no solamente tiene unos padres carnales, sino también una especie de "padres" constituidos por "la figura geográfica más relevante o destacada en el lugar concreto donde nació". Y es que para estos pueblos, las partes del paisaje tienen algo así como espíritu, y cada zona o punto geográfico tiene su carácter y sus virtudes específicas, y esto ejerce una influencia en las vidas de las gentes que las habitan. Entonces, si uno ha nacido, por ejemplo, en un pueblo costero, indudablemente es un hijo o ahijado del mar. Si uno nace junto a un río, es hijo del río, si uno nace junto an un desierto, es hijo del desierto, etc.

Curiosamente, para la cultura andina, los espíritus más poderosos, capaces incluso de guiar a otros debido a su gran perspectiva de los asuntos, son los espíritus de las montañas. Entonces, no cabe duda de que si algún día viniera un andino indígena por estas tierras, diría que aquí viven, claro está, los Hijos del Teleno: aquellos que nacieron bajo su sombra, en un lugar donde la presencia de mayor fuerza en el paisaje es la del Monte.

Bueno, me pareció curioso todo esto. Al margen de las creencias de cada uno, creo que los nativos siempre han tenido una preciosa y útil tendencia a la poesía, que la gente "civilizada" hemos perdido bastante. Así que cuando hablan del espíritu de las montañas, yo no me lo tomaría como una verdad literal tal y como nosotros lo pensaríamos. La mayor parte de las veces que los occidentales han querido definir en qué consisten las creencias de otros pueblos supuestamente más "atrasados", se han equivocado bastante. Es fácil juzgar desde fuera, es fácil etiquetar, resumir de manera tendenciosa...y no enterarse de nada.

Yo pienso que hablar de que nos apadrina el espíritu de las montañas es una buena y bella manera de decir, de reconocer, que realmente somos hijos no sólo de los seres humanos (nuestros padres, nuestra familia, nuestra tribu) sino también del paisaje. Cuando encuentras un lenguaje, poético o no, que admite que somos parientes de, por ejemplo, el Teleno, estás reconociendo una realidad interna que se manifiesta en todos los niveles: biológico, psicológico, espiritual. No es lo mismo criarse aquí o criarse allá. No es lo mismo recibir la influencia de unos "aires" o de otros. No es lo mismo crecer viendo una clase de cosas, u otras. Además, cada paisaje influye de manera determinante en la vida cotidiana de la gente, ya que las actividades diarias que uno realiza están influídas en mayor o menor medida por el entorno. Por poner un ejemplo extremo, no es lo mismo lo que hace un esquimal que lo que hace un indio de la selva, o lo que hace...un "telenícola". Cada uno hace lo que puede allá donde vive, y lo que puede depende del paisaje, del entorno. Y lo que uno hace lo constituye, lo construye, le influye en los pensamientos, las emociones, etc.

Pero decía que ciertos indígenas de los Andes hacen hincapié específicamente en el espíritu geográfico del lugar donde uno ha nacido. Crecer, criarse, trabajar...bueno, eso afecta, eso es otra influencia, pero donde uno ha nacido, ésa es la cuestión. Y me dio por pensar que este pensamiento es una manera de reconocer la existencia de los vínculos que unen a la gente con los lugares más importantes de su vida. Estos vínculos serían como una especie de cordón umbilical...De ahí que determinados paisajes siempre parece que tiran de nosotros hacia ellos, pase el tiempo que pase, y suceda lo que suceda. Son como "paisajes madre" de nuestra alma, de nuestro ser. Y aunque el cordón umbilical se haya roto en un momento dado porque tuvimos que partir (lo cual sería equivalente a "nacer" y separarse de la madre), queda el vínculo invisible, el apego, la familiaridad.

Sin embargo, yo ampliaría más todo este concepto. Cada persona sabe muy bien, en su interior, qué paisajes le nutren, cuáles son esos lugares a los cuales, si va, se encuentra mejor, recibe fuerza, inspiración, entusiasmo, vitalidad. Y estos paisajes pueden ser, o no, los lugares donde uno nació. Porque aunque sea innegable la influencia del sitio de nacimiento, no es menos importante la influencia de otros paisajes o elementos geográficos donde uno vivió cosas muy especiales y queridas, momentos importantes. Usando de nuevo el lenguaje metafórico, diría que del mismo modo que además de padres existen padrinos, uno puede volverse ahijado de ciertas tierras o incluso hijo adoptivo. Hay personas que emigran de su tierra natal y van a parar a otro país donde se sienten tan bien que se quedan allí para siempre y pasan a ser, literalmente, elementos del paisaje perfectamente integrados, como hijos de ese lugar.
(Arriba, Tabuyo con el Teleno al fondo. Fotografía de Joan Ribot)

Creo que esto nos pasa a muchos con la zona del Teleno. Que venimos una y otra vez, y que siempre deseamos volver. Otros se han marchado, otros se han quedado por aquí viniendo de lejos...Nosotros nos vamosa ir ahora, pero hoy, cuando salimos los tres a pasear caminando de cara al Teleno, notamos el "tirón" de todo esto en el corazón. Cómo cuesta marcharse. Cómo nos cuesta despedirnos...del Teleno. Aceptar que ya no veremos su perfil nevado a lo lejos, que no sentiremos la presencia del "Abuelo" ahí, con sus nubes y su vozarrón, su latido interno. A Rubén y a mí nos dieron ganas de mandar todo a paseo, echar a correr hacia el monte y perdernos ahí, en estos paisajes limpios y serenos, y decir: "aquí nos quedamos, olvidadnos" Pero...

Bueno. Yo por unas razones, él por otras, ambos nos sentimos hijos o ahijados del Teleno. Yo porque para empezar viví aquí cerca de niña, y eso me nutrió en años determinantes, marcándome de por vida. El, porque aquí me conoció, vivimos nuestro noviazgo feliz y además gestamos y parimos un hijo con toda nuestra intención y deseo. Son momentos sagrados e inolvidables en la vida de una persona, es una etapa igualmente determinante.

Entonces, el vínculo tira de nosotros, y nos cuesta irnos. Por eso pienso que seguramente volveremos, aunque sea a saludar. Luego pensaba en los maragatos que se iban como arrieros por esos mundos de Dios, qué bien se les daba regresar a casa, siempre volvían. Tal vez porque el Teleno tiraba de ellos, y no hay quien lo resista si todo ese monte se pone a tirar, a llamarte. El Teleno era su faro, y su cordón umbilical con esta tierra el hilo de Ariadna que les ayudaba a desenredarse del resto del mundo y volver a casa. Hace un tiempo, alguien me recordó también que si los arrieros podían regresar a casa, era porque en ella quedaban las mujeres, cuidando de la familia, la casa y el campo. Y es cierto. Pero tal vez las mujeres no hubieran tenido esa fuerza y resistencia para perseverar en tierras tan duras de no ser por que eran ...Hijas del Teleno e Hijas de esta Tierra.

Otras tierras nos esperan. Desde otra zona hemos recibido una invitación, una oportunidad nueva. Iremos y viviremos allí lo que haga falta, y seguramente (espero) nos irá bien. En todo caso, jamás olvidaremos a la "Familia" de aquí, al Abuelo/Padrino Teleno y la Abuela/ Tierra de estas zonas, y compañía. ¿Cómo podríamos? Por cierto que, incluso si nos olvidáramos, siempre nos lo recordaría nuestro hijo. El es, sin duda, un Hijo del Teleno. Ni adoptivo, ni ahijado, sino hijo. Cada vez que recordemos su nacimiento, sentiremos, pues, el eco de las montañas, el abrazo de esta tierra. Gracias.

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viernes, 11 de febrero de 2011

¿Y qué pasa con el blog?

Si ya es difícil dejar a un lado los proyectos o ideas que no hubo ocasión o modo de vivir aquí, para alguien como yo, que tiene la cabeza llena de historias por contar, es aún más difícil aceptar que ya no voy a poder escribir en el blog todas las cosas que tenía pensadas. O por lo menos, no en "esta vida", porque me voy, y (ya lo dije) eso es como morirse. Vete a saber si volveré a escribir aquí, y si lo hago, a saber cuándo y acerca de qué escribiré.

Porque yo tenía una lista muuuuy larga de temas para entradas del blog. Me hubiera hecho ilusión hablar con unas cuantas personas más, "entrevistar" a gente...fotografiar lugares, personas, rincones, momentos.
Y todo esto estaba gestándose dentro de mí, como le sucede a cualquier escritor (aunque sea solo un aficionado, como una servidora). Tenía "en la punta de la lengua" muchas cosas. Sólo me faltaba (sobretodo últimamente) tiempo. Tiempo de tranquilidad, para poder concentrarme y escribir, tiempo de silencio, de recogerme y no pensar en nada más.

Tiempo. Siguiendo con la metáfora de la muerte que inicié en la entrada anterior, tiempo es eso que notas que se te acaba cuando estás a las puertas de un gran cambio. Estoy como quien oye pitar al árbitro de un partido, y sabe que se acabó, pero aún hubiera querido chutar la pelota algunas veces más. Mecachis. Es difícil, muy difícil, renunciar a escribir lo que quería llegar a escribir, eso que estaba justo ahí, dando vueltas en mi mente, esperando que le dedicara horas para ser escrito. El vicio de la escritura es insaciable, nunca tienes bastante. Pero es que además, sentía que sólo había empezado. La riqueza humana y natural de este lugar (ya lo he dicho muchas veces) es inmensa y daría para un libro.

Bueno. No podrá ser. Aunque quisiera, aunque lo intentara, a distancia no es posible escribir lo que yo hubiera querido. Porque se trataba de escribir desde el "estar aquí" y desde el diálogo con personas de aquí. A distancia es fácil hablar de muchas cosas, pero no con certeza, ni con profundidad. Es otra cosa. Por eso...quedará para otra vez, o para "otra vida" dentro de esta, si acaso la hay, si acaso regreso (y si además lo hago con tiempo suficiente). No puedo aferrarme a esa idea porque no conozco el destino, pero tampoco voy a negarme. Si sucede, sucederá. Si no...pues amén. Como dicen muchos tabuyanos "será lo que tenga que ser".


En fin. Con lo cual, se preguntarán algunos: ¿suenan las campanas del funeral de este blog? Bueno, sí y no. Sí, porque yo me retiro del escenario. Dejaré de ser la administradora y permaneceré sólo como escritora invitada. Y, salvo que súbitamente sienta la imperiosa necesidad de contaros algo desde tierras lejanas (que nunca se sabe) no creo que escriba mucho. Ya últimamente lo hacía a cuentagotas (la crianza es absorbente y no deja muchas neuronas libres para divagar) Pero estando lejos, y metida en vete a saber qué otros temas...pues...

Pero el blog no morirá, porque no pienso borrarlo, ni hacerlo desaparecer. Y además, tal y como hacen los que se mueren, lo dejo en herencia a los demás y/o a quienes quieran recogerlo y aprovecharlo para lo que sea. A fin de cuentas, inicié el blog con el deseo de que fuera un espacio de todos y para todos. Aunque nunca lo dije aquí públicamente, llegué a escribir emails a diferentes personas de otras localidades de la zona del Teleno, invitándolas a participar. No quería que esto fuera "mi" blog...sólo deseaba crear un espacio donde algunas personas pudiéramos crear "nuestro" blog. Luego, pasó lo que pasó, algo que debí imaginar: que como me gusta mucho escribir, escribí y escribí...mientras esperaba que otros se sumaran al asunto...y finalmente la gente fue sintiendo que este era mi blog, y que cómo iban a escribir ellos nada, que yo ya lo hacía suficientemente. Y como yo lo que quería finalmente era mantener vivo este espacio en la red y dar a conocer las bondades de estos lugares, pues asumí que la realidad no iba a ser como yo pensé al principio, y seguí adelante.

Pero en fin, como "me muero", dejo en herencia el blog y me desprendo de él. Dejo completa libertad a los demás y/o a quienes quisieran utilizar este espacio, siempre y cuando sea, claro está, algo hecho con una finalidad útil a "los Hijos del Teleno" y, porqué no, al mismo Teleno y alrededores. Tal vez alguien quiera mantenerlo vivo subiendo noticias del pueblo. Tal vez quieran reconvertirlo en un blog más tipo "foro", un sitio para dejar mensajes. Tal vez...bien, me parece bien. Yo ya no estaré más, salvo como colaboradora ocasional, queda con entera libertad quien quiera utilizar este espacio, si es que quiere hacerlo. Es como cuando fulanito se muere y deja libre su jardín, su huerta o su casa. Habrá quien quiera aprovechar ese espacio, habrá quien no. A mí me parece bien todo.

Eso sí, creo que es bueno dejarlo en la red porque constantemente hay personas que encuentran esta página y les agrada. A veces me llega algún email de algún desconocido, agradeciendo las fotografías, los textos, la divulgación de noticias de estos lugares. Así que creo que finalmente el blog, aunque se quede muy corto para lo que yo soñaba que podía llegar a ser, sirve para lo que se creó, y realiza un bien no sólo para estos lugares (promocionándolos) sino también para personas que buscan un poco más allá de sus fronteras otros modelos de vida y relatos con el sabor de las experiencias vividas.

Pues nada más. Este era otro tema del que quería hablar antes de marchar, para aclarar dudas. Que me desprendo del blog pero lo mantengo en la red. Que dejo libertad completa a quien quiera utilizarlo, pero si nadie lo desea, tampoco lo tocaré, y estará bien así. Y que honestamente no puedo prometer escribir aquí como lo hacía hasta ahora, pero no descarto enviar alguna vez un saludo de los míos, es decir, con mucha letra, je, je. Quién sabe.

A todos los lectores y seguidores que me habéis animado a escribir, a todos los que me habéis parado en la calle para apoyarme o agradecerme que hubiera escrito sobre algún tema, gracias a vosotros. No sé si sabéis que un escritor toma su aliento, en parte, de la atención que le prestan sus lectores, del mismo modo que un cuentacuentos no sería lo que es si nadie se sentara a escuchar lo que tiene que decir. Y también, cómo no, gracias a todos los Hijos del Teleno que se han prestado generosamente a contestar a mis preguntas, a contarme alguna historia, se han dejado fotografiar y han aceptado que lo suyo fuera subido a internet. Aún recuerdo la expresión de un vecino, cuando, después de que sus familiares lejanos lo hubieran visto en internet, me dijo (contento) : "¡Nos has mandado al mundo!"

Y iba a decir "colorín colorado", pero...si me da tiempo (un último minuto aún, antes de irme) todavía escribiré algo más antes de irme. O sea que hasta luego.

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jueves, 10 de febrero de 2011

Esto es como morir (un poco)

Cuando te das cuenta de que te quedan dos telediarios en el lugar donde vives, empieza un proceso que se parece a una muerte lúcida. Y no es que quiera ponerme fúnebre o siniestra, es una comparación que tiene cierto sentido. La realidad de los traslados, sobretodo cuando son hacia lugares lejanos, y de los finales de etapa (o cambios de vida) es que se termina lo que conocías y va a empezar algo que aún no sabes muy bien cómo será. También te entran ganas de despedirte de todo el mundo. O siquiera de ver por última vez a ciertas personas. Escribes cartas, comunicas a todos que te vas, vas a ver a este y aquel...y te cuesta decir que te vas casi como a un enfermo le cuesta decir a los demás que se va a ir.

Bueno, desde luego hay una diferencia entre morir físicamente y marchar, terminar una etapa, pero también hay una similitud. Se siente pena, te entra el último apretón de nostalgia, pensando cómo será despedirse de todos, no verlos más...al menos durante quién sabe cuánto tiempo (¿años?). También paseas por última vez por tus lugares favoritos, aquellos sitios donde viviste cosas especiales, y te da pena. Es natural.

Por otra parte, vives la resistencia hacia la muerte o el cambio radical que todos tenemos. Te das cuenta de que ni tú ni los demás queréis los cambios radicales, los finales totales o definitivos, excepto cuando hay un malestar insufrible (que no es el caso, sino al contrario) Así que las despedidas terminan convirtiéndose en un "bueno, pero espero volver" o en un "estaremos en contacto" Es un parelelismo con el "siempre te recordaremos" o el "siempre éstarás con nosotros" que se dedica a los muertos. Los que se van de un lugar en el cual se sentían bien, y en el cual existía un grupo de personas que les quería, son un poco como los que se mueren. De todos modos, cuando se va alguien así, también "mueren" un poquito los demás. Habrá un sentimiento de pérdida, un acordarse con pena en determinados momentos, y una obligación de asumir que, para determinadas cosas, o en determinados planes futuros que uno acariciaba, esa persona que se fue ya no estará más presente...sino lejos, en alguna otra parte.

Otra cosa que te pasa cuando afrontas un cambio de etapa radical como éste es revisar todo cuanto has vivido desde que viniste hasta que te vas. Es como ese fenómeno que dicen sentir algunos moribundos, o gente que sufre accidentes peligrosos, que les pasa por la mente la película de toda su vida, a gran velocidad. Es repasar la vida, revisar si te queda algo pendiente, aceptar que muchas cosas ya no tienen remedio, aunque fueran errores, otras se quedarán sin hacer porque tu tiempo aquí se terminó, y otras, sí, qué alegría, fueron fantásticas y dan sentido a tu vida.

Así, sin proponérmelo, llevo días repasando mi vida en Tabuyo desde que llegué hace cuatro años hasta ahora. Me he dado cuenta de unos cuantos errores, o cosas que ahora haría de una manera diferente. También he visto, con un poco de pena, cómo no podré realizar algún proyecto que acariciaba respecto aquí (por ejemplo, me quedo sin poder investigar más acerca del supuesto Camino de sanatiago por aquí, y he de asumir que este proyecto queda abandonado, por lo menos por mi parte, y al menos en mi próxima "vida" o etapa vital). Y finalmente, siento satisfacción por otras cosas que he vivido y gratitud tanto hacia el lugar como hacia las gentes gracias a las cuales todo fue posible.

Por eso quiero terminar esta entrada de hoy agradeciendo a todas las personas que nos han apoyado, bien-tratado y ayudado, aunque fuera en detalles que a veces ellos/ellas considerarán tontos, pero nosotros no. Todo cuenta. No voy a decir nombres. Ya me he dado cuenta de que en Tabuyo a la gente no le gusta hacer favores a la vista de los demás, por discreción. Pero las personas que nos han ayudado, ya sea puntualmernte con algún favor (desde cortarnos leña hasta regalarnos manzanas, etc, etc) o continuamente con su amistad, ya saben quiénes son. A ellas va mi/nuestro agradecimiento.

También quiero expresar mi agradecimiento a esta tierra magnífica, cuya riqueza y potencial tan enorme siempre me ha abrumado, por permitirnos vivir aquí tan a gusto y facilitar nuestra salud y prosperidad a nivel físico, mental y espiritual. No me cabe la menor duda de que, si las leyes económicas de nuestro mundo fueran otras, aquí habríamos podido prosperar simplemente abrazando la tierra, viviendo de ella...Si los astures levantaran la cabeza, dirían que vivimos en un mundo loco, porque se ponen tantas barreras entre el hombre y la naturaleza que hoy en día, hasta para tener animales o cultivar, tienes que complicarte mucho la vida y hasta pagar (y no siempre recuperas la inversión) Y sí, ya sé que es perfectamente posible salir adelante en un pueblo en el mundo actual, pero requiere mucha más planificación, inversión y estructuras complejas que hace siglos. Por otra parte, hoy se necesita dinero para casi todo. Cualquier dia nos harán pagar para respirar. Entonces, cuando partes de nada, a veces tienes que emigrar. Así es la vida.

En términos personales, sin embargo, no nos ha faltado cierta y real prosperidad: aquí he trabajado con gente estupenda, he iniciado una vida en pareja, he creado mi mini hogar, he gestado y parido a un hijo precioso, he convivido con paisanos entrañables, y he aprendido un montón de cosas, imposibles de resumir ni de explicar en tan poco espacio como es este blog. Todas estas cosas no las tenía antes, las tengo ahora. Es riqueza personal, riqueza humana, riqueza interior que nunca se perderá. Y es una realidad gracias a haber vivido aquí. Aún no hace mucho, este verano, cuando me reencontré con una amiga a la que hacía 4 años que no veía (desde que marché de Cataluña), me oía quejarme de la falta de perspectivas laborales, y me entendía, pero me dijo: Pero mira, Marta, ¡has salido ganando con el cambio!¡No hay más que verte y ver con quién vienes!

Bendita fertilidad la de esta tierra, bendita riqueza natural e interior que posee. Ojalá sean muchos los que puedan continuar viviendo en ella, amándola por lo que es, y continuen haciendo de este lugar un buen sitio para estar. Y ojalá otros, si acaso llegan como nosotros en su día, puedan hacerlo en mejores condiciones y así realizar el sueño que traigan, si es un bien para todos. Como ha de ser.

Finalmente, pido disculpas a quien hubiera podido molestar o decepcionar por mi manera de ser, de actuar o de expresarme en determinados momentos. Soy limitada, soy como soy, me doy cuenta de que no es posible agradar a todos, qué le haremos. Pero en todo caso, me disculpo porque realmente mi intención siempre ha sido la mejor.

Bueno, quería decir todo esto antes de irme. Así pasaré página de otra manera. Y cómo no, añadir que estoy segura de que vaya adonde vaya y pase el tiempo que pase, realmente os voy a recordar...La intención es venir alguna vez de visita, pero, como dije al principio de esta entrada, esto es como morirse un poco, ¿quién sabe lo que la vida futura nos deparará? ¿Cuánto tiempo pasará...? Que podamos verlo con salud y...hasta luego.
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jueves, 3 de febrero de 2011

Finalmente...Nos vamos

Bueno. Lo veíamos venir desde hace casi un año, pero no ha sido hasta hace poco que lo hemos terminado de decidir y lo vamos asumiendo. Nos vamos. Con profundo dolor en el corazón, eso sí, pero nos vamos. Hace tiempo que quería escribir alguna entrada acerca de la emigración, consciente de que casi en todas las familias tabuyanas hay historias interesantes al respecto que me hubiera gustado escuchar, y porque quería oir cómo es eso de marcharse de un sitio en el que te encuentras estupendamente, salvo porque necesitas trabajar (o podríamos decir trabajar "más") Pero no he podido. Entre unas cosas y otras han ido pasando los meses y de repente se nos ha presentado una oportunidad que no podemos desaprovechar: a Rubén le han ofrecido un buen trabajo ...en Cataluña...y nos vamos.

Bueno. Hace unos días que lo quiero decir a la gente que conocemos más, pero me cuesta un montón. Voy a cuentagotas porque se me hace un nudo en la garganta, no encuentro fácilmente las palabras. Así que aunque ya lo saben algunas personas, si lo escribo aquí igual me desatasco. Me dará tanta pena irme. Recitifico: NOS dará tanta pena...Echaremos de menos estos caminos, estas gentes, el bosque, la sensación de vivir casi como en familia. A pesar de que no somos de muchas fiestas y nos prodigamos poco (nos gusta la tranquilidad por encima de todo), siempre se agradece el trato cercano, la amabilidad que aquí se nos ha dispensado en todas partes. En fin.

Hace un rato le decía a Luci que por lo menos esperamos venir de vez en cuando. Cuando el calor veraniego arrecie por aquellas tierras tarraconenses (un calor que conozco demasiado bien y a menudo me desespera), lo mismo nos acordamos de lo bien que se respira por aquí, con esa brisa del atardecer cargada de perfume de resina, el buen olor del pinar, y nos escapamos unos días. O en otoño, cuando todo está tan bonito. O en primavera, cuando el brezo florece...Pero cuando te vas, también has de ser realista y asumir que nunca se puede saber cómo va a transcurrir tu vida, y puede que pase un año, y dos, y...Lo dicho. Que nunca sabe. Por eso, mejor será guardar un buen recuerdo en el corazón, y no hacerse expectativas exageradas.

Pero no vamos a decir adiós para siempre. Eso sería, también, imaginarse lo peor y exagerar mucho. Lo más probable, y lo que deseamos, es que nuestra despedida sea sólo un "hasta luego", como aquí se dice, y poder volver aunque sea de visita. De todos modos a mí se me da bien volver a los sitios. Marché de Astorga siendo niña y volví por aquí hace 4 años. Ahora vuelvo a las mismas tierras de las cuales partí hace cuatro años. Mi vida a veces es extraña, casi un chiste. Nunca me imaginé que volvería a vivir justo allí, entre aquellos campos de almendros, olivos y viñas. Por eso, ahora me digo que esta vez no imaginaré que no voy a volver. Lo dejaré abierto. Lo dejamos abierto. La vida es demasiado larga como para predecir cuál va a ser el final de una historia y la nuestra, como pequeña familia de 3, no ha hecho más que empezar. Hoy vamos para allá, mañana quién sabe...En los meses más difíciles, hasta nos planteamos emigrar al extranjero, así que comparado con eso irse a Tarragona es casi como ir aquí al lado. Es un alivio no tener que emigrar tan lejos, entonces, esperemos que la crisis se porte relativamente bien y no nos empuje aún más allá de nuestras fronteras.

Aún nos faltan unas semanas de "vida tabuyana", pero como muy tarde el 1 de marzo partiremos (el trabajo no espera indefinidamente). Así que en estos días espero irme despidiendo de la gente, ir ultimando cosas. Aún escribiré algo más aquí, cosas que deseo decir antes de irme para que la despedida sea mejor. Pero de momento, gracias a todos los que me habéis acogido, animado, escuchado y también leído en este tiempo. Sois un estupendo patrimonio "humano", y no me cabe la menor duda de que os recordaré a todos con cariño.

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