sábado, 10 de octubre de 2009

Al Rico Saúco (un Postre Otoñal...)

(Foto casera de postre casero...todo en un plis plas. La presentación podría ser mejor, pero no estábamos para filigranas :-))

Esta entrada llega un poco tarde para los que quieran probar el postre que recomiendo, ya que para hacerlo se necesitan bayas maduras de saúco, y me parece que, con las últimas lluvias, ya cayeron al suelo las últimas que quedaban…Pero nunca es tarde para dar a conocer, con la excusa de la repostería, a una planta medicinal más de esas que aquí están por todas partes. Porque ¿quién no conoce a los saúcos? ¿Quién no se ha parado a verlos en mayo y junio, espectaculares con sus millones de diminutas y olorosas flores blancas?
(El saúco más bonito de todo Tabuyo, junto a la casa de Cruz)

En casi todos los pueblos de esta zona es posible ver saúcos creciendo junto a algunas casas. Algunos no pasan de ser arbustos, otros alcanzan el tamaño de auténticos árboles. Lo que no sé si la gente sabe es que el saúco es un árbol bondadoso, ya que tiene algunas propiedades sanadoras que lo hacen muy útil en la despensa de cualquier casa. Lo que se usa del saúco son las flores principalmente. Hay que recogerlas y secarlas bien, y luego se hacen en infusión. Sirve para ayudar a hacer sudar y eliminar toxinas del cuerpo, o sea que son útiles para gripes y resfriados. Con las bayas crudas se pueden hacer jarabes con idénticas propiedades, pero su preparación es más laboriosa.
(Bayas de saúco)

Pero además, el saúco se puede utilizar para hacer postres caseros fáciles y sabrosos. Aquí el que más conocen son las flores de saúco rebozadas. Oí hablar de eso al llegar a este pueblo y enseguida lo probé. Se cogen las flores frescas, se pasan por harina y huevo y, después de fritas, se les da un toque con miel. El sabor que queda finalmente es más intenso y especiado que el de cualquier buñuelo, y de hecho me gusta mucho, pero aun no le he encontrado el punto al postre pues, para mi gusto, queda demasiado aceitoso. Tengo que experimentar más, o recabar más información hablando con las mujeres de aquí, porque seguro que la cosa tiene su truco. Me gustaría lograr una especie de “tempura”, (esos rebozados finísimos y crujientes que hacen los japoneses) con flores de saúco, pero resulta que tampoco sé bien cómo se hacen tempuras crujientes…así que…

Pero dejo aparte lo de las flores de saúco, porque ya se conocen aquí. De lo que voy a hablar es de la mermelada de saúco, porque creo que nadie la hace y resulta un postrecillo peculiar, nada despreciable, suave y con un punto exótico. Pero es de lo más fácil. Se recolectan las bayas maduras, se lavan por si llevan polvo, se escurren y se ponen en una cazuelita al fuego, con azúcar al gusto, para que se cuezan. Yo las hago con azúcar moreno, porque su sabor me gusta más. Las bayas empiezan a sacar espuma y agua, y hierven como si fuera una especie de sopa. A mí me gusta dejarlas hervir un buen rato, hasta que la mayor parte de agua se ha evaporado y quedan las bayas (aún enteras, pero ya arrugadas) en un líquido más espeso que el agua, pero no tan denso como el caramelo. Luego meto este mejunje negro en tarros, los pongo al baño maría y listo.

Supongo que hay quien es tiquismiquis con las pieles y las semillitas y preferiría colarlo todo o pasarlo por el pasapurés. Bien, asunto suyo, aunque eso complica la cosa o por lo menos la hace más laboriosa. Es que a mí algunas mermeladas me gustan “con trozos”, que se note de qué fruta están hechas. Una mermelada de manzana o de ciruela no, prefiero que quede como puré finito. Pero una mermelada de moras, o de saúco, o de arándanos, me gusta más si llevan frutitas enteras dentro, porque dan otro aspecto y textura a muchos postres.

En este caso el invento es simplísimo. Se coge un yogur natural lo más rico y de calidad posible (si es casero, mejor), y se le ponen unas cucharadas de mermelada de saúco, o de bayas de saúco confitadas, y se remueve lo justo como para que el aspecto quede con vetas o aguas de color, como mármol. Y ya está el postre de otoño listo, más sano imposible. Se puede hacer también con requesón, aunque aquí es difícil encontrarlo en las tiendas.

Otra variante del mismo postre, que casi está más sabrosa, es con mermelada de moras. Las moras, ¡otras deliciosas frutas silvestres que parecen algo olvidadas por aquí! También en este caso yo prefiero la mermelada con moras sin triturar. Si se ven éstas enteras entre las vetas de jugo caramelizado queda un postre de texturas diferentes, menos aburrido que si todo es liso. Además, así nadie tiene dudas acerca de la mermelada, nadie podrá decir “¿Y esto qué llevará?”. Las moras, cocinadas así, mezcladas con el yogurcito cremoso, hacen un postre rico-rico.

Y todo esto se puede hacer también para merendar, con otra variante. En vez de poner cucharadas de mermelada de saúco (o de mora) en tacitas de yogur, se unta una rebanada de buen pan con queso fresco (mismamente el de tipo philadelphia) y luego se “pinta” la cosa con la mermelada. ¡Esta combinación dulce-salado está muy rica! Y de nuevo: más sano, imposible. Además, para los que somos golosos no sólo con el paladar, sino también con los ojos, estas mermeladas proporcionan unos colores vivos muy bonitos: granates, morados, violetas, negros, azulados…Son, cuando menos, coloridos originales, casi como de chuche para niños. En broma, se les podría llamar “Postre del Conde Drácula” o “Yogur de Vampiro”, por ese tono rojizo y oscuro, como de sangre de caramelo…

Por último, debo mencionar que aquí existe una Cooperativa que aprovecha el saúco para hacer un vinagre especial, con maceración de sus bayas. Es un aliño original e interesante. Quien quiera, lo puede comprar en Priaranza, o en Tabuyo, o en algunos establecimientos de alimentación especializados de la zona. Desde internet, es posible comprarlo en este enlace.

Pues este es mi mini-homenaje al saúco, árbol hermoso y benéfico donde los haya. Brindo por su salud y por su reconocimiento social. Ojalá cada vez más personas lo valoren no sólo por lo bonito que es, sino también por sus cualidades, y así pueda seguir acompañando a nuestras casas durante muchas generaciones más. ¡Gracias, saúco!

1 comentario:

Montse de Paz dijo...

Vaya, ¡se le hace a uno la boca agua!

A mí también me encanta la mermelada de moras enteritas bien batida con un yogur, mmmmmm.

Pero las bayas de saúco no las he probado nunca. ¡Una que es urbanita!

Un beso.