lunes, 15 de noviembre de 2010

Foto ganadora del II Concurso de fotografía Micológica. "SOLAS"


Fotografía realizada por Mª Teresa García, pincha aqui para entrar en su página web.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Treinta y un años después

(Picnic en el campo, a pocos km de Astorga. Año 79. La niña de la derecha, bajo el brazo de mi padre, soy yo. En el suelo, níscalos cociéndose a la brasa)

A veces la vida te sorprende realizando, no tus sueños, sino una versión tan audaz de los mismos que ni siquiera te atreviste a imaginar. Puedo decir que, en algunas facetas de mi vida, he vivido esto, la sorpresa por lo que finalmente sucede. En este caso una sorpresa agradable, claro está.

Viví en Astorga desde que tenía año y medio hasta los 7. Mis recuerdos de aquella época siempre han sido dorados, felices. Supongo que en parte porque a esas edades uno es todavía muy inocente y, mientras tenga salud, su familia ande bien y en el cole tenga buenos amigos, todo parece perfecto y la vida es una ilusión continuada. Fui de esas niñas que se levantaban con ganas, porque les gustaba vivir. Ir al cole, estar en casa, salir al campo (tan cercano) a jugar...todo era una maravilla, para mí.

Pasó el tiempo, y hubo un par de traslados más en mi familia, que nos fueron llevando a ciudades cada vez mayores (León primero, Barcelona después) y, por lo tanto, más lejos del campo del que ya me había enamorado. Porque, si vives una infancia más o menos feliz, inevitablemente te vas a enamorar del entorno donde esto sucede. Siempre vas a recordar aquellos lugares donde corriste y jugaste por primera vez, en una casi completa libertad. Y para mí aquello eran los paisajes presididos por el Teleno, la maragatería y un poco más.

Cuando, ya más añosa, me descubrí incómoda en la gran ciudad y asumí que, como casi todos los adultos que pasan de los 30, acarreaba conmigo unos cuantos problemas o preocupaciones interiores, más o menos pequeñas, pero más o menos molestas y persistentes, recurrí a los recuerdos infantiles como tabla salvadora para no perecer cayendo en tendencias depresivas. No estoy contando ningún secreto o recurso que todos los psicólogos, terapeutas, médicos y pensadores no conozcan y reconozcan: los niños que viven infancias felices, van a resistir mucho mejor que los demás cualquier adversidad futura. Es como si las vivencias con las que crece una persona en sus primeros años de vida fueran eso, cimientos. Si los cimientos son sólidos y saludables, cualquier cosa que pase después se resistirá mejor y será más fácil, para esa persona, salir adelante.

Yo, más poeta que todo eso, empecé a comparar a los buenos recuerdos con enredaderas de madreselva perfumada (como ésas que crecen en estos caminos). Decía que los buenos recuerdos no son una cosa inerte, muerta y tonta, sino que siguen vivos y van creciendo y adornando tu escenario interior. Incluso pueden recubrir las ruinas de tu vida, cuando ves que todo se te derrumba, llenándolo todo de flores hermosas y mostrándote que, pase lo que pase, sigue habiendo belleza en la vida, merece la pena seguir. Las vivencias felices infantiles son, pues, como semillas de vida futura que nunca sabes cuán útiles y necesarias van a ser.

Entonces no es de extrañar que, rememorando mis días felices, yo me topara con la "madreselva perfumada" de mis días maragatos y, de repente, me dijera a mí misma que a lo mejor sería bonito viajar a estas tierras de vez en cuando. Y no para recordar mejor lo vivido, sino para recargarme las pilas (y llenarme de oxígeno) viviendo lo que aquí sabía que todavía es posible vivir: naturaleza, tranquilidad, calidad de vida, cielos despejados, aire que limpia, monte, bosque...y también, por qué no, gente amable.

Han pasado los años desde que pensé lo bueno que sería hacer breves visitas a la Maragatería, mini vacaciones en plan "medicina para el alma", y mira tú por dónde, al final resulta que vivo aquí. Esta es una versión mejorada de mi "plan". Es lo mismo que lanzarse a la piscina de lo que sabes que es bueno, en lugar de reservarlo sólo para ratitos, guardadito en un cajón. Bien, siempre fui un poco inmoderada, pero esta vez me superé (Como Obélix cayendo en la tinaja de la pócima mágica, un buen baño de inmersión es mejor que andarse dosificando tanto)

Una de las cosas con las que disfrutaba cuando vivía en Astorga era ir a buscar setas. Esos días, mi padre nos recogía a las niñas con el coche a la salida del cole, nos íbamos a algún lugar no muy lejano, y hale, a llenar el cesto de níscalos, por ejemplo. Eran tardes emocionantes. Volvíamos a casa cuando el sol se ponía, oscureciendo, con la cara helada y las manos sucias, pero contentas. A veces también íbamos toda la familia los sábados, y hacíamos picnic en el bosque, con fuego incluído. Hoy eso ya no se puede hacer porque por el peligro de incendio está prohibido, pero ¡qué buenas estaban las setas a la brasa, por Dios!

Y desde que vine aquí, en esos 3 otoños no hubo manera de disfrutar de muchas setas. El primer año no hubo muchas, el segundo regular y el tercero (el año pasado, que sí hubo y muchas) estuvimos en Barcelona durante esos meses, así que nada. Per este otoño, ¡por fin! disfrutamos de setas en cantidad. Así, me he encontrado reviviendo aquellas tardes otoñales de búsqueda de setas: el mismo olor, las mismas plantas, el mismo color rojizo de la tierra, los mismos pegotes de níscalos (que en Cataluña casi nunca se ven, ya que hay demasiada gente en los bosques como para encontrar tantos juntos), las mismas piedras confundiéndose, por la forma y el color, con las setas...y el mismo Teleno al fondo, como una montaña madre que ampara todo el paisaje.
(Arriba, maravilloso pegote de níscalos que recogí hace un par de semanas a pocos minutos (andando) de la residencia)

Ha estado bien, la verdad. Para remate, ha habido unas jornadas micológicas. No las he podido disfrutar mucho, porque el niño no es muy afín a eso de asistir a charlas (creo que en la única que estuvimos, dejó toda la sala llena de pieles de cebolla, además de distraer -tal vez demasiado- al personal) Pero bueno, da igual, habrá otras oportunidades. Es lo que decía de los sueños: llegar a vivir en un lugar donde, no sólo crecen setas, sino que además se les dedica museo, gastronomía, jornadas divulgativas y mucha atención, para mí y mi pasión setera es el colmo y mucho más de lo que hubiera imaginado que viviría. Fíjate tú las vueltas que da la vida, vivir a 10 minutos escasos andando de "setales" de níscalos, ostras.

Por supuesto, el hecho de haber tenido un hijo aquí me satisface porque claro, pienso que si yo fui feliz en Astorga, por qué no va a ser feliz él por estas tierras. Igual me equivoco, pero de momento me parece que no. Luego, la vida sigue dando vueltas y nunca se sabe qué pasará. Tal vez debamos irnos, o tal vez no. Pero mantengo la esperanza de que, si ahora se "siembran" en mi hijo las semillas de vivencias felices en un entorno sano y bello, sea cual sea su futuro, tendrá "madreselvas" en su interior dispuestas a ayudarle en las etapas difíciles. Porque todos las vivimos un día u otro. La vida es así. Entonces, siempre le quedarán los recuerdos tabuyanos...y la memoria de estos montes, el olor de los pinos, el rumor del bosque, las setas, los caminos, todo.

Y nada más. Sólo quería decir esto. Muchos tabuyanos y gente de alrededor se preguntan aún por qué vine aquí, cómo es que me dió la ocurrencia de venir a parar a este rincón de mundo. Pues bien, esta es a grandes rasgos mi explicación. También es, una vez más, una muestra de agradecimiento a quienes, con su vida entregada en estos pueblos, hacen posible que siga habiendo presencia HUMANA en estos paisajes y, por lo tanto, que siga siendo posible venir a vivir aquí. Gracias, pues.

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viernes, 1 de octubre de 2010

La Nostalgia de los Abuelos

Esta entrada va dedicada a todos los abuelos (y bisabuelos) que viven en medio rural. O sea, ya digo por adelantado que no hablo exclusivamente de Tabuyo, sino en general, aunque seguramente muchos abuelos tabuyanos se puedan identificar con lo que diré. Y esta vez escribo sin poner fotos, pero no porque no haya tenido ocasión de sacar una que se adecuara al título de esta entrada, sino porque no he querido hacerlo. No he querido exponer en este medio la vulnerabilidad de personas que se han atrevido a mostrarme una pizca de sus sentimientos de nostalgia. No me ha parecido bien, hay cosas que es mejor que queden en la intimidad, en el anonimato.

Un día, en un lugar rural cualquiera, mi hijo llamó la atención de un matrimonio de gente ya algo mayor. No muy mayor, pero un poco sí. Sucedió lo más normal, ya que cada vez que recorro con Uriel las calles de cualquier pueblín, acuden las gentes. Como hay tan pocos niños...Bueno, hay pueblos donde de hecho ya no hay ningún niño, como uno que visitamos este verano, con lo cual le salían abuelos adoptivos de todas las esquinas, encantados de ver a un chiquitín. Pero a lo que iba, que aquel buen hombre se acercó a mi hijo y se puso a hacerle gracias. Luego quiso invitarnos a entrar en su casa. Así le podría enseñar los animales al niño. Yo acepté encantada.

Y cuando entré en el patio de aquella casita, me conmoví sin saber por qué. Dejé que el señor cogiera en brazos al niño y lo llevara a ver los conejos. Yo fui detrás, por si el niño me extrañaba, aunque en realidad estaba bien contento con la interesante novedad. Y entonces ví aquello...no sé cómo describirlo. Vi aquel espacio humilde pero tan cuidado, donde estaban las jaulas para los conejos. Las paredes de piedra, el suelo lleno de hierba seca. Las jaulas, hechas a mano, aprovechando pedazos de tela metálica, tablones viejos y maderas aprovechadas de aquí y de allá. La luz entraba por un ventanuco, y noté un aire familiar. El olor a hierba seca mezclado con el de los excrementos de conejo, el olor a piedra, a tierra, y el mimo que había detrás de cada jaula, de cada detalle. Ah, ya sabía lo que me estaba pasando: al ver a ese buen hombre ahí, en medio de su conejera, orgulloso de ella y de poder enseñársela al niño, me estaba acordando de uno de mis abuelos.

Mi abuelo era igual. Afable pero sin estridencias, sin exagerar. Sonriente y atento con los niños, aunque también sabía ponerse serio si hacía falta. Y tenía ese cuidado con todas las cosas materiales, ese cariño para saber cómo arreglar cualquier cosa que se rompía, poniéndole pedacitos de otros materiales que sobraban o quedaban de aquí y de allá. En la casa de mis abuelos había partes que tenían desorden, pero era "un desorden ordenado". Cada cosa estaba más o menos en su lugar. También había partes super ordenadas, diáfanas. Cada cosa tenía un porqué, y muchas cosas se guardaban porque tal vez servirían para arreglar esto o lo de más allá.

Ese amor por la materia, ese cuidado con los objetos y las cosas, es algo que apenas existe en el mundo moderno en el que crecen las nuevas generaciones. Supongo que en parte por eso me conmoví. Entré en una casa donde todavía se vivía el cariño, el cuidado por lo que uno tiene, porque se valora el esfuerzo que cuesta "hacer" cada cosa, conseguirla y que sea de utilidad. Hoy todo es (casi) de usar y tirar. Desde los juguetes hasta las jaulas para conejos. Si se rompen las cosas no se arreglan, se tiran y se compran unas nuevas porque total, con lo poco que valen...

Además, aunque quisieras arreglarlas, no sabrías cómo hacerlo porque eso no se suele ensdeñar. Tampoco te sería fácil encontrar a alguien que reparara según qué. Lo de enseñar a reparar es cada vez más algo de segunda categoría. Se dice, despectivamente, que eso es "hacer chapuzas". En realidad lo que pasa es que la gente moderna ha olvidado el verdadero valor de las cosas. No tienen consciencia de lo que cuesta fabricar nada, ni del coste ecológico que tiene cada objeto de usar y tirar que compramos. Como basta con ir a un comercio barato para encontrar de todo por cuatro perras, nos engañamos y pensamos que da igual. Pero si hubiera una catástrofe, por ejemplo un crac de energía en el cual no funcionara nada eléctrico, o se terminara el suministro de petróleo de la noche a la mañana, el mundo se colapsaría y descubriríamos que nos hemos acostumbrado a derrochar, a tirar objetos que, sin toda esa tecnología, es dificílisimo conseguir. Ahora bien, como en principio todo "funciona" y no hay aparentemente mayor problema, la gente cada vez compra más...y tira más...Se desprecia el verdadero valor de la materia, de lo que se saca de la tierra. Total, en el supermercado lo venden todo a un euro, o casi.

Muchos se reirían de las jaulitas de conejos mil veces apedazadas con telas metálicas y maderas aprovechadas, pero yo no. Yo estaba conteniéndome para no llorar de emoción. Me acordaba de mis abuelos y pensé cuánto les hubiera gustado conocer a mi hijo. Pero claro, ya no llegaron a tan viejos, porque yo he sido madre algo tarde. Le hubieran enseñado los conejos y las gallinas, como hicieron tantas veces conmigo. Qué buenos recuerdos tengo...Lo hubieran visto correr por el prado y hubieran muerto después con mayor satisfacción aún por su vida, ya que ahora no sólo tenían nietos, sino también un bisnieto. Cuando ves que la vida continúa tan bién después de tí, mueres con más paz. Todo va como debe ser.

Sí, no vale la pena lamentarse por imposibles, pero el caso es que lo sentí así. No pude evitarlo, porque aquel señor me recordaba a mi abuelo, y aquella conejera tenía un estilo, un aire terriblemente familiar que me conectó con mi infancia y con la felicidad que sentía cuando íbamos al pueblo a ver a los abuelos. ¡Aquello era vida! Pensaba estas cosas y entonces, como confirmando mi sensación, aquel matrimonio mayor empezó medio a disculparse por entretener tanto al niño. Con la boca pequeña me dijeron que ellos tenian un nieto pero que sólo le veían 3 ó 4 días al año, en verano. Y claro...No estaban molestos, no lo decían por mal decir, sino que simplemente admitían su nostalgia, como abuelos, su penita por no ver apenas al nieto.

Pensé después en la cantidad de abuelos rurales que viven en casitas humildes como aquella, ocupados en las labores de la tierra, sus animales y sus huertas. Pertenecen a un mundo que termina y a una era que termina. No parece que las nuevas generaciones vayan a entretenerse cuidando huertas, conejos o gallinas. Lo harán sólo si les da dinero, o si tienen suficiente tiempo libre como para hacerlo como un entretenimiento de fin de semana. Y para que algo dé dinero, hoy, necesitas hacer las cosas a lo grande. Vamos, es que casi te lo exigen así las administraciones. Nada de huertinas, nada de cuatro animales. O te montas una granja como Dios manda y una plantación de tantas hectáreas, o no vas a sacar ni un duro y hasta te puedes arruinar.

Es más, te vas a sentir medio tonto por emplear tanto esfuerzo en cultivar un cuadrado de tierra, cuando los precios del mercado están tirados. Si te tuvieran que pagar las horas de cavar y recolectar, no valdrían el precio de lo que sacas. Así las cosas, si piensas en términos comerciales vas a desestimar la vida en el campo tal y como tus abuelos la conocieron. Incluso las personas que desean cuidar animales de granja por afición o por cuestiones sentimentales tienen cada vez más problemas para hacerlo. Para todo hay que tener permisos, para todo hay que gastar, y además cada vez hay más enfermedades, más plagas, y todo eso hay que tratarlo, lo cual vale dinero.

En resumen, da la sensación de que efectivamente el mundo de nuestros abuelos se termina, se acaba. Se van muriendo ellos, pero también muere su mundo, a medida que se marchan. Vuelven a la tierra los que amaban a la tierra, y tras su partida queda la tierra como más sola, más desamparada. Pocos la cuidan con ese esmero, con ese cariño. Pocos valoran lo que cuesta ver crecer un manzano y disfrutar de la fruta cuando no se trata con nada. Pocos saben esperar a que las cosas sucedan. Pocos tienen esa paciencia, esa resignación milenaria del campesino de siempre. ¡Cuántas veces he oído a tabuyanos mayores decir: "Será lo que tiene que ser"! O "Tiene que ser así" y seguir adelante, asumiendo sin enfados que este año se perdió la cosecha de esto o de aquello porque vino mal tiempo o los bichos se la comieron.

Pero ahora no, ahora se educa a la gente para que cada año todo salga perfecto y nada falle. Por narices, y al precio que sea. Y si los árboles dan problemas, se arrancan y se ponen otros. Total, por lo que vale un árbol. Y para qué voy a cuidar árboles si no me dan suficiente dinero.

Así que la nostalgia de los abuelos no es sólo su nostalgia por los nietos o bisnietos. Es también mi nostalgia por los míos, esos que ya no están. Cuando estuvieron, gocé de su presencia. Fui una niña que conoció a sus cuatro abuelos y aprendió de todos ellos, tuve esa suerte. Sin embargo, cuando más estoy valorando ciertas cosas es ahora. Típico, por otra parte, de lo que sucede cuando tú también te haces mayor. No es lo mismo con 20 años que con casi 40.

Ahora he vuelto al campo, a los pueblos, y me doy cuenta de que en cierto sentido tal vez los esté buscando a ellos, a los abuelos del pueblo. Ando buscando su rastro. Me quedó como un hueco cuando se fueron, y no me di cuenta en ese momento. Ese hueco es la comprensión de nuestros verdaderos orígenes. Todos procedemos en mayor o menor medida del campo, de los pueblos. Las grandes emigraciones a la ciudad son cosa moderna.

Valorar las ciudades y su modo de vida es pan comido, es lo que mi generación ha vivido y mamado desde que nació. Por eso, he podido valorar más la herencia empresaria y práctica, moderna, de mis abuelos urbanitas, los que terminaron sus días en la ciudad con éxitos económicos a sus espaldas. Toda esta época favorece esa clase de herencia porque las tendencias sociales van en esa dirección. Sin embargo, ¿qué pasa con los abuelos rurales? Es al contrario. El mundo entero te dice que su vida es cosa desfasada, que no hay nada que aprender de su modo de vida, que su conocimiento es cosa caducada, que no vale para el futuro. Y lo de ir al pueblo se está convirtiendo más en un turismo de sacarse fotos con gente y casas pintorescas restauradas al último detalle que en un asunto de corazón y de aprendizaje, de recuerdo de nuestro verdadero origen, que es lo que debería ser.

Por eso siento que estamos en deuda con los abuelos rurales. Que les falta recibir un reconocimiento, pero no sólo por si tienen buen o mal carácter, si son cariñosos con los nietos, si trabajaron mucho o poco. Falta que se les reconozca que todo cuanto saben es valioso. Que la herencia que pueden dar a sus nietos no es sólo una casa vieja que hay que arreglar o un pedazo de tierra con el que no sabemos qué hacer, sino una herencia de conocimiento, si me apuran, espiritual. Pues es bondad cuidar de la tierra, es bondad saber atender a lo que crece sobre ella no sólo porque da de comer sino porque además se le tiene cariño, es bondad conocer y saber tratar a los animales, cuidando su espacio en la casa con ese mimo, con esa delicadeza. Y es bueno que los niños sepan de dónde viene la sociedad que conocen, y que sepan también que un día, en este mismo lugar, fue posible vivir y salir adelante sin tantos artefactos, sin tanto usar y tirar, sin tanta complicación. A lo mejor nunca van a usar ese conocimiento, pero por lo menos que sepan que existe y que sea algo de valor.

Porque esta faceta del conocimiento humano es lo que no se ha valorado en las últimas décadas. Por eso los abuelos rurales van muriendo solos, o apartados de sus viejas casas, sus huertas y sus animales, porque los hijos, ya en la gran ciudad, no terminan de entender que eso para ellos es la vida. Y cómo pueden aferrarse tanto a cuatro bichos y cuatro surcos de plantas, que total no les dan más que trabajo y los atan a permanecer en aquella casa fría y vieja todo el tiempo. Los hijos tiran de ellos hacia la gran ciudad, pero muchos abuelos no se adaptan, y con razón, a un tipo de vida que les es no sólo extraño sino también dañino, porque atenta contra muchos principios gracias a los cuales salieron adelante en el campo. Es, para ellos, como ser trasplantado desde la tierra libre a una maceta pequeña en el balcón de un piso. Asfixiante. Desorientador. A veces es cierto que la familias no tienen otro remedio que llevarse a los abuelos para que no vivan solos alguna enfermedad, pero igualmente hay que reconocerles lo que saben. Hay que reconocer que su modo de vida, aunque termine, fue algo bueno y un tesoro de conocimientos.

La mayor parte de las veces los abuelos rurales se averguenzan de no saber suficiente. Se han creído la propaganda moderna que dice que sólo ciertos conocimientos son válidos. Entonces, aunque se sientan orgullosos de su casita, de sus animales y de su huerta, casi no lo demuestran por timidez. Andan como encogidos. Sólo en escasas ocasiones su rostro florece y su energía se expande feliz, orgullosa de su riqueza personal, cuando ven en los ojos de un niño el sumo interés por lo que explican, por lo que le enseñan. Como esta vez en la que mi hijo miraba con ojos como platos los conejos de aquel señor, y quería quedarse en su casa. Se sentía bien allí. Y no era sólo porque le hicieran caso (que de eso mi hijo no se puede quejar, pues todo el mundo, o casi, le hace caso), sino porque allí se estaba bien. Era una casa bondadosa, una casa amiga de la tierra, con ese silencio, ese "orden desordenado", esa humildad, ese cariño en los arreglines, ese no se qué...

Pero casi de inmediato, estos abuelos se dieron cuenta de que estaban mostrando su felicidad y orgullo por su vida, su conocimiento y sus humildes posesiones, y enseguida se replegaron. Igual no era correcto. A lo mejor lo suyo no valía tanto. A lo mejor había una razón por la cual no veían casi nunca a su nieto, y es que su mundo no era algo de valor. Y casi que ellos, como parte de ese mundo que termina, tampoco.

Así que desde aquí va mi reconocimiento cariñoso y mi homenaje a TODOS los abuelos rurales. Los míos, los de aquí y los de todos los demás pueblos. Que sepan que su herencia es valiosa, y que sepan que alguien habrá que esté dispuesto a recogerla. Es una herencia interna, de actitudes y sentimientos, de saber estar en la tierra, de...Es una herencia que no se mide con dinero sino con el corazón. Y doy gracias a Dios porque, gracias a vivir en este pueblo, he podido conectar con esa parte olvidada de mis propios abuelos rurales, que en paz descansen: su conocimiento de la vida en los pueblos a la "antigua usanza", sin tener coche, sin gastar artilugios modernísimos, con su huerta, sus manzanos, sus animales y nada más. Con todo eso se sentían ricos, y no era para menos. Les faltó, eso sí, sentir que podían dar a sus descendientes un ejemplo de vida rural. Siempre creyeron que eso no merecía la pena. Su modo de vida era muy respetado, pero a nadie se le ocurría decir que hubiera que aprenderlo "para el futuro". Ni a ellos mismos.

Pero yo acepto esta herencia. La quiero. Gracias. Puede que al final también termine mis días en una ciudad, porque es muy difícil abrirse camino en medio rural con tanta sociedad moderna en contra, pero por lo menos sabré cuáles son mis orígenes y cuál es el valor de vivir "en la tierra", y mi vida habrá sido más rica por eso. Ojalá estos años en Tabuyo le den a mi hijo la oportunidad, también, de heredar aunque sea en diferido lo que sus bisabuelos le hubieran dado, si lo hubieran conocido. Seguro que desde donde estén agradecen mi pensamiento, mi gratitud, y lo miran con cariño. Gracias, abuelos.

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viernes, 24 de septiembre de 2010

Bases de los Concursos Micológicos

CONCURSOS MICOLÓGICOS.

El Ayuntamiento de Luyego, desde el Punto de Información Juvenil, la Agencia de Desarrollo Local y el Centro de Interpretación Micológica de Tabuyo del Monte, convocan dentro de las 1ª Jornadas Micológicas de Tabuyo del Monte los siguientes concursos:
- I Concurso al ejemplar micológico de mayor tamaño.
- I Concurso al ejemplar micológico más raro.


1. Podrán participar todas las personas que presenten sus ejemplares al concurso dentro del plazo establecido para tal fin (30 de octubre – 6 de noviembre).
2. El jurado se determinará y hará público con el fallo del Concurso y estará formado por personas especialistas en materia micológica.
3. La organización se reserva el derecho a no considerar y por tanto, retirar del concurso, aquellos ejemplares que no se entreguen en buen estado o se encuentren protegidos.
4. La organización se reserva el derecho a no aceptar cualquier ejemplar que no cumpla unas adecuadas normas de recogida y transporte.
5. La participación es gratuita.
6. Cada ejemplar del concurso se pesará, medirá y fotografiará para llegar al fallo final.
7. Los ejemplares y sus fotografías quedarán en propiedad, a todos los efectos, del Centro Micológico, reservándose éste el derecho de exponerlas públicamente y el de publicarlas y publicitarlas en los soportes que estime oportuno.
8. Se otorgará el premio al ejemplar de mayor tamaño y al más raro el día 6 de noviembre de 17:30 a 18:00. La organización se pondrá en contacto personalmente con los ganadores del concurso vía telefónica.
a. 1º Premio ejemplar de mayor tamaño: Atlas de los hongos de Castilla y León.
b. 1º Premio ejemplar más raro: Atlas de los hongos de Castilla y León.
9. El plazo de recepción de los ejemplares finalizará el 6 de noviembre de 2010 a las 14:00 horas.
10. La participación en el concurso implica la aceptación de todas y cada una de las bases del mismo.
11. Puesto que en el transcurso de las Jornadas micológicas existe otro concurso (II Consurso de fotografía micológica), el ganador no podrá ser la misma persona.

Cualquier cuestión no contemplada en estas bases, será resuelta por el jurado y la organización, quienes se reservan el derecho de modificar las presentes bases o parte de ellas, así como considerar el concurso desierto si se considera oportuno.

PARA MÁS INFORMACIÓN:
Centro Micológico de Tabuyo del Monte
Teléfono: 987.05.38.55
Correo electrónico: centromicologicotabuyodelmonte@hotmail.com



II CONCURSO DE FOTOGRAFÍA MICOLÓGICA.


El Ayuntamiento de Luyego, desde el Punto de Información Juvenil, la Agencia de Desarrollo Local y el Centro de Interpretación Micológico de Tabuyo del Monte, convocan el II Concurso de Fotografía Micológica.

1. Podrán participar todas las personas que presenten sus trabajos al concurso dentro del plazo establecido para tal fin. La temática en esta edición, versará sobre fotografías de ejemplares de hongos encontrados en el municipio de Luyego.
2. El jurado se determinará y hará público con el fallo del Concurso y estará formado por personas especialistas en materia micológica y fotográfica.
3. La forma de participación será mediante fotografías en formato electrónico independientemente de la forma en que fueron capturadas, aceptándose al formato TIF o JPG, valorándose la calidad y resolución de dichas fotografías.
4. Las fotografías serán inéditas y tomadas en el municipio de Luyego (Villar de Golfer, Luyego de Somoza, Quintanilla de Somoza, Villalibre de Somoza, Priaranza de la Valduerna y Tabuyo del Monte). Han de responder de una forma clara y concisa al tema propuesto.
5. Se permite el retoque de fotografías siempre que sea para mejorar su calidad. No está permitido, sin embargo, aplicar operadores globales para añadir o eliminar elementos, incluir varias fotos o modificar su composición original. Deberán ser fotos inéditas.
6. La organización se reserva el derecho a no considerar y por tanto, retirar del concurso, aquellas fotografías que no respondan a la temática propuesta o que se consideren ofensivas.
7. La participación es gratuita y se admitirán cinco fotografías digitales por autor.
8. Las fotografías han de ser enviadas en soporte informático de CD a:
AYUNTAMIENTO DE LUYEGO
II Concurso de Fotografía Micológica
Plaza de la Constitución s/n.
24717 Luyego de Somoza.
9. El nombre de los ficheros se formarán OBLIGATORIAMENTE del siguiente modo:
a. Pseudónimo del concursante y número de teléfono.
b. Por último se indicará de forma seguida el título de la fotografía y la localidad en la que ha sido tomada. El concursante debe ser el único titular de los derechos de autor de las fotografías enviadas y asegurarse de que terceras personas no puedan reclamar ningún derecho con respecto a las imágenes presentadas.
c. Se realizará, al mismo tiempo, una panorámica del lugar en el que fue hallada la seta, y se pedirán las referencias oportunas, (en caso de ser necesario) para comprobar que las fotos están hechas este otoño y dentro del término de este Ayuntamiento.
10. Las obras premiadas quedarán en propiedad, a todos los efectos, del Ayuntamiento de Luyego, reservándose este el derecho de exponerlas públicamente y el de publicarlas y publicitarlas en los soportes que estime oportuno, siempre acompañándolas del nombre del autor.
11. Se otorgará el premio a la mejor fotografía. La organización se pondrá en contacto personalmente con los ganadores del concurso vía telefónica durante las jornadas micológicas (del 5 al 7 de noviembre).
a. 1º Premio: 100 Euros.
12. El plazo de recepción de las obras finalizará el 4 de noviembre de 2010.
13. La participación en el concurso implica la aceptación de todas y cada una de las bases del mismo.
14. Puesto que en el transcurso de las Jornadas micológicas existen otros dos concursos (al ejemplar más grande y al ejemplar más raro), el ganador del concurso fotográfico no podrá ser la misma persona.

Cualquier cuestión no contemplada en estas bases, será resuelta por el jurado y la organización, quienes se reservan el derecho de modificar las presentes bases o parte de ellas, así como considerar el concurso desierto si se considera oportuno.

PARA MÁS INFORMACIÓN:
AYUNTAMIENTO DE LUYEGO
Teléfono: 987.60.16.01
Correo electrónico: adluyego@hotmail.com

Iª Jornadas Micológicas

I Jornadas Micológicas

5,6,7 de Noviembre En Tabuyo del Monte (León)

Del 4 de Octubre al 7 de Noviembre Exposición “Esporografías” y taller de esporas.

5 de Noviembre, 17:00 Taller “fabricando una seta”. 18:00 Charla-coloquio “la influencia del entorno en la reproducción de los hongos”

6 de Noviembre, Sabado 10:30-13:00 Ruta micológica guiada y visita a plantaciones micorrizadas.13:00-14:00 Identificación y exposición de las especies recogidas. 16:00-17:30 Charla “Setas comestibles del entorno y buenas prácticas” 17:30-18:00 Degustación de tapas seteras. Y entrega de premios del concurso al ejemplar de mayor tamaño y al más raro. 18:00-19:30 Charla - Coloquio “la toxicidad de las setas”

7 de Noviembre, Domingo 10:30-13:00 Ruta micológica guiada. 13:00-14:00 Identificación y clasificación de ejemplares. 17:15 Visita a la Cooperativa (cultivo de setas) y al museo de la miel. 17:45 Demostración práctica del cultivo de pleorotus ostreatus .

Del 1 de Octubre al 4 de Noviembre II Concurso de Fotografía micológica.

Del 30 de Octubre al 6 de Noviembre Entrega de ejemplares para participar en el I Concurso al ejemplar de mayor tamaño considerando su especie .
I Concurso al ejemplar más raro. Las bases de ambos Concursos están publicadas en el blog: hijosdelteleno@blogspot.com

22, 23,24,29,30,31 de Octubre y 2,6,7 de Noviembre, “una seta en la barriga”
Pinchos con setas en: Luyego de Somoza (Casa KiKa, Hostería Camino.) Priaranza de la Valduerna (Bar La Peña). Tabuyo del Monte ( Casa del Herrero, Bar el Pinar, Bar Codes, Comedor del Monte de Tabuyo). Para más información: 987 60 16 01 – 987 05 38 55

La sonrisa en el trabajo

(Arriba, Gregorio, feliz con sus agujas de pino recién "cosechadas". El y otros vecinos las echan sobre la tierra del corral de casa, y así evitan que se forme barro a lo largo del invierno)

La sonrisa que lucen en su cara los tabuyanos mientras andan atareados es una de las cosas que más me llamaron la atención cuando llegué a este pueblo. No digo que siempre estén así, ni trabajando, ni sonriendo, pues hay ratos para todo. Pero sí es cierto que, por lo general, cuando te los encuentras en medio del campo, o del monte, o incluso en otros ambientes (como el que conocí de la Residencia de Ancianos), predomina la sonrisa e incluso la abierta alegría.

He visitado muchos pueblos y me gusta observar a la gente, sobretodo antes de que me conozcan. Cuando una se vuelve conocida, la cara de la gente a veces cambia cuando te miran y se adapta, con amabilidad (o no) a lo que piensa de tí, a lo que te desea, etcétera. Pero cuando una aún es desconocida, va a un pueblo y, si se pone en un rincón discreto a simplemente mirar, ve muchas cosas... Hay lugares donde predominan los rostros los tonos grises y el aire "cenizo". Esto, como todo, tiene su explicación, pero contrasta mucho con el tono moreno y rojizo de las caras de los "tabuyanos típicos". También con su sonrisa casi habitual.

Pero ¿existe un "tabuyano típico"? Bueno, esto es una manera de hablar. Realmente no sé si existe, o si sólo yo y los que vinimos de fuera en su día lo vemos así. Lo que sé es que por lo menos en cierto sector de población existen unos rasgos comunes. La gente que convive en un pueblo durante toda la vida termina por parecerse. Salvo excepciones, se produce una especie de adaptación mutua. Unos empatizan con otros y terminan por adoptar gestos, actitudes, maneras de hablar, aficiones...

(Aquí, Aurora con su "uniforme de trabajo" (yo le llamo traje típico tabuyano) dedicada a lo mismo: a recoger agujas de pino. Me dijo que cuando erstaban mojadas por la lluvia se apañaban mejor, porque estaban más blandas. Aunque luego pesaban más...)

Los "tabuyanos típicos" a los que me refiero son gente que lleva aquí toda la vida, o casi. Gente que ha vivido el pueblo desde que era otra cosa, con sus vacas, su resina, sus tiendas y su cantidad de gente, hasta hoy. Es gente casi siempre de una cierta edad, con esos rostros morenos y amoldados al color de esta tierra roja y brava.

(Aquí, Isolino, que acompañaba a Gregorio y llevaba también su carretillo con hojas de pino)

Me gustan estos tabuyanos. Su presencia en los caminos y las calles me alegra el corazón. Siempre tienen un saludo, una sonrisa, e incluso gestos de generosidad. Si algún día emigramos de este pueblo, echaré de menos eso de salir a pasear por el monte e irme topando con gente que viene de allí, atareada y sonriente con cualquier trabajillo que pueda realizar. Aunque sea tan simple como traer una bolsa de plástico llena de piñas para quemar en la cocina. Perdón, piñones, como dicen muchos aquí. Y que si hoy los "piñones", que si mañana las agujas de pino, que si luego las setas, total, no se para. Pero la gracia es que ese "no pararse" se vive con alegría, sin caras agrias.

(Pero la que se lleva el record a la cantidad de hojas de pino recogidas es sin duda Beni. La foto es de hace un año, pero hasta hoy no tuve ocasión de colgarla aquí. Alucinada me quedé de lo que ella sola era capaz de hacer y de llevar. También quise fotografiarle las manos, unas manos endurecidas de trabajar que mererecerían un premio. ¡Cuánto deben haber hecho, cuánto han dado esas manos! Ella, sin embargo, no quiso. Le daba apuro. Así es la gente humilde...a menudo pasan desapercibidos, pero son los que mueven el mundo desde la base)

Bueno. Tal vez dentro de 50 años, cuando casi ninguno de estos tabuyanos mayores viva, el pueblo será otro. Todos los pueblos mueren siempre, a medida que mueren unos...pero nacen también, a medida que nacen los nuevos. La cuestión es si en esta "muerte de Tabuyo" la herencia de los mayores será aceptada y bien vivida por los pequeños que crecen. Si sabrán utilizarlas, a pesar de lo mucho que cambian los tiempos, y de lo muy diferente que es hoy la vida en muchos sentidos. Me pregunto si la esencia se captará, si será querida, ya que los detalles no importan. No importa tanto ir a coger piñones o hojas de pino, importa la actitud interior de entrega, de aceptación del trabajo que hay que hacer, de alegría por poder estar aquí, conviviendo con otros, compartiendo las labores.

Todos los pueblos viven sus encrucijadas y Tabuyo no es diferente en ese sentido. Y cada vez que va muriéndose una generación, se produce una encrucijada de éstas. ¿Se hereda la esencia de los que se van, o nos quedamos con los detalles o hasta con las actitudes menores, chirriantes, incómodas? ¿Se acepta asumir esa bondad, sabiduría y paciencia de los "grandes" ancianos que en todos los pueblos existen o han existido...? Y digo grandes por su alma grande.

Alma grande que asoma a través de ojos chicos, ¿quién no conoce, o conoció, a alguien así en su pueblo? Pues bien, esa herencia espera, la herencia "del alma". Para que, aunque Tabuyo muera "un poco", también renazca otro poco y así la vida siga adelante, con sus cambios, sus altibajos y sus cosas, pero adelante. Como debe ser.
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Llega el otoño...y los arco iris


Llegó el otoño, con él las nubes, y con ellas los arco iris que tanta amistad tienen con estas tierras. Ya hacía tiempo que no veía uno, así que casi los extrañaba. Pero ayer, casi cuando anochecía, zas, el primero del otoño. Y sin que lloviera, cosa que aquí tampoco es tan extraña, ya que salen los arco iris cuando les da la gana, sin necesidad de lluvia. Mientras haya nubes y algún pedazo de sol, listos, y montan el espectáculo. Creo que ya lo dije una vez, que aquí era fácil ver arco iris. Pues buen, hoy lo reitero.


Y aquí abajo, una muestra de los maravillosos cielos que luce el anochecer cuando las nubes rondan las montañas. La verdad es que en verano no son iguales porque el cielo suele estar más brumoso. Pero en cuanto refresca...maravilla.

Bienvenido, Sr. Otoño. Está ud. en su casa :-)
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martes, 14 de septiembre de 2010

De las entrañas de la Tierra...

(De Rubén)

Hola a tod@s,

Normalmente suelo tener pereza a la hora de escribir, pero hoy vengo animado a raíz de estar en el concierto que el dia 14 de Septiembre, dia de la fiesta del Bendito Cristo de Tabuyo, nos brindó el fantástico grupo de música Mayalde, que en vez de darle el adjetivo de música folk, popular, tradicional o como se diga, yo más bien diría que es una música que surge "de las entrañas de la Tierra" y que resuena en los corazones, las vísceras y las voces de esta família capaz de transmitir con tanta fuerza, lo que generación tras generación se ha transmitido en las fiestas de los pueblos y de un modo ¡tan ameno!.







Si os digo la verdad, cuando me marché del concierto iba camino de la huerta para coger algunos tomates y mientras caminaba de repente lloré, y es que me ha tocado profundamente lo que nos han contado estos juglares. Me acordé de lo que una vez oí decir a Maxi, el tamboritero, que ojalá los jóvenes quisieran aprender el arte del tamboril, ya que si no se perdería algo muy especial. Y es que yo, que no soy nacido en esta tierra leonesa, la primera vez que oí la flauta (creo que aquí se le llama chiflo) y el tamboril, sentí un no se qué en el vientre, un no se qué de raices, de fuerza, de alegría...y verdaderamente sería una pena que se perdiera.


( Personalmente me encantaron los ritmos que hacían con esta mesa :-) )





Y es que son estas músicas y canciones, las que se encargan de transmitir algo que no puede transmitirse de otra manera. Ojalá nunca se pierda lo profundo que se encierra en cada baile, en cada toque de tambor, en cada melodía sonada o cantada, en cada letra, en cada risa, en cada momento de unidad que vive este pueblo y tantos otros cuando está de fiesta.

Las fotos son de Manuel Bonilla, el luthier de Priaranza, que me dejó para que las subiera.


( Momento muy especial en el que Eusebio hizo una oración al vino con gran solemnidad...aunque no sin ciertas dosis de sátiro humor, y es que ya le empezaban a asomar las puntas de los cuernines que ya para los finales del concierto le crecieron por entero ;-) )

(Y por cierto, cuando se puso estos cuernos, dijo que normalmente a los tíos les ponía las pilas, y yo no sé vosotros, pero a mi si me las puso...y de hecho, por los viva ¡San Roro! que llegó a cantar ya se notó que sí! )

Hasta la vista, ah y por cierto, busqué en internet y encontré una página web del grupo de música: http://www.mayalde.com/ , donde hay unos cuantos escritos que no tienen desperdicio.

Ahora si me despido.

miércoles, 28 de julio de 2010

Porqué Tabuyo celebra la fiesta de Santiago en diciembre...

...y no el 25 de julio, como es habitual.

Pues bueno, esa era una de mis preguntas fundamentales a la hora de investigar la posible conexión Tabuyo-Santiago de Compostela. Pero va a ser que, al menos en este caso, no hay tal conexión directa. Falta investigar por otros lados, la idea de un Camino de Santiago olvidado por estas tierras no es, aún, descartable, pero sí hay que olvidarse de que celebrar la fiesta el 30 de diciembre, justo cuando en Compostela se conmemora el traslado de las reliquias del santo, tenga algo que ver.

Pero debo la resolución de este pequeño interrogante al autor del blog "El Reino Olvidado", en el cual leí un artículo relativo a los "otros" Caminos de Santiago en la provincia leonesa. Por esa razón quise preguntarle personalmente si sabía algo más al respecto, y al retransmitirle mi curiosidad sobre la fiesta patronal que celebramos en diciembre, no en julio, me dijo:

(...) Sobre la fecha de la fiesta de Santiago te transcribo un párrafo de GARCÍA QUINTELA, M.V., Santuarios de la Galicia céltica, p. 119: "El codex Calixtinus recoge tres fechas significativas en torno a Santiago: el 25 de marzo, fecha de su martirio, el 25 de julio, fecha de la translatio, y el 30 de diciembre, fecha de su sepultura definitiva, dedicándose a la construcción del sepulcro el tiempo entre la translatio y el enterramiento. La fecha tradicional de celebración del santo era en Hispania el 30 de diciembre, mientras que era propia del calendario romano la del 25 de julio. La primera estuvo vigente en los dominios de Alfonso VI hasta el año 1080, tardando cierto tiempo en implantarse la fecha nueva". ¡Tenéis en Tabuyo una verdadera reliquia! (...)

¡Pues sí que parece reliquia! Mira que celebrar a Santiago en el mismo día que era tradicional hacia el siglo XI...¡anda que no ha llovido desde entonces! Eso me retransmite, una vez más, la sensación de que Tabuyo ha sido hasta hace pocas décadas una especie de isla fuera del tiempo, una mini tribu en sí misma...una sensación que tuve aquí nada más llegar y que en ocasiones se me repite. En el resto de España, sí, Santiago se celebra el 25 de julio. Está claro que aquí, lo del calendario romano no terminaba de gustar. A saber por qué...

Bueno, pues ahí queda el dato para quien tuviera curiosidad. Otro día, tal vez, habrá más...Si cualquier persona tuviera cualquier pista, indicio, comentario o lo que fuera acerca de que antiguamente por aquí pasaran peregrinos...o cuestiones acerca de Santiago y su vinculación con el pueblo...artículos, libros, voces, ecos, murmuraciones, leyendas rurales...lo que sea, que me lo haga saber. Gracias.

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Premio a las Mujeres de la Cooperativa :-)


¡De nuevo las mujeres de la Cooperativa son noticia! Me hago eco aquí del premio que han recibido recientemente por su iniciativa. Mi más sincera enhorabuena a las cinco por vuestro esfuerzo sostenido y por no desanimaros con unos principios tan duros.

El Diario de León lo decía así, ayer:

LA JUNTA PREMIA LA IDEA DE EMPRESA DE UNA COOPERATIVA DE MUJERES DE TABUYO

La firma, que recibirá 10.000 euros por el galardón, se dedica de forma artesanal al envasado, transformación y venta de productos de la zona, como las setas

La cooperativa Del Monte de Tabuyo, compuesta por cinco mujeres en la localidad del mismo nombre del municipio de Luyego, recibió el primer premio del concurso convocado por la Junta para celebrar el pasado 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, según publicaba ayer el Boletín Oficial de Castilla y León . La empresa, que se alzó con el galardón en la modalidad de Iniciativa Empresarial y en la categoría De la acción a la sostenibilidad, recibirá una aportación en metálico de 10.000 euros.

La filosofía de la cooperativa Del Monte de Tabuyo es sencilla: aprovechar de manera artesanal los recursos que brinda el entorno. Así, las fundadoras de la empresa hacen conservas de productos como setas, espárragos o frambuesas, y transforman otros para hacer mermeladas, salsas, vinagres, licores o platos en sí. También cultivan setas ellas mismas inoculando la semilla en una alpaca de paja o un tronco de roble y sometiéndola a las adecuadas condiciones de temperatura y humedad. El proyecto se completa con un restaurante en el que proponen platos elaborados también con productos de la zona.

La cooperativa remitió a la consejería de Medio Ambiente un proyecto explicando su trayectoria, filosofía y resultados, «y resultó premiado por unanimidad del jurado», explicó ayer Marisa Rodríguez, una de las integrantes de la entidad. En la misma categoría competían otras 20 empresas de la comunidad, indicó.

«Extrapolable». «Este reconocimiento demuestra que este ejemplo es extrapolable a otras zonas, que no todo está perdido en el medio rural, que hay recursos y que es necesario ponerlos a funcionar», dijo Rodríguez. La cooperativista incidió, además, en la importancia de diversificar el planteamiento empresarial como fórmula para optimizar la gestión de esos recursos. Rodríguez, que indicó que la entrega del premio tendrá lugar el próximo lunes en Zamora, señaló que dedicarán el importe a continuar financiando la empresa. También resaltó que este tipo de iniciativas contribuyen a crear empleo y a un desarrollo sostenible de la zona.
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Pues eso. Que cunda el ejemplo...y que la prosperidad y la armonía permanezcan en la Cooperativa...e incluso vayan a más.
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martes, 27 de julio de 2010

Al "fresco" de Julio

Primero se me murió la cámara de fotos digital, ahora se me murió el disco duro del ordenador. Esto parece la agonía de mi tecnología internetera...o un reflejo de la crisis global que se pasea por mi casa :-P A ver si arreglamos la cosa.

Pero quería, al menos, saludar y subir algo al blog, que está tan callado, así que escribo con ordenador prestado para decir que, después de haber estado unas semanas en Tarragona, y de haber sufrido calores bochornosos, ¡lo de aquí me ha parecido fresquito! Y cómo se agradece. Qué alivio, poder dormir sin que se te pegue la espalda al recalentado colchón, rezando para que llegue el tímido "fresco" de la madrugada, única hora en la cual mover un brazo o una pierna no desencadena mares de sudor y agobio.

Muy adecuadamente, leí en el Diario de León nada más llegar, una noticia dedicada a las nieves del Teleno, que este verano aún conservan una pequeña presencia en la cumbre. Hacía mucho tiempo que esto no se veía, pero es que este año hizo frío hasta en junio. Pongo la noticia aquí:


TUNELES DE HIELO EN PLENO JULIO

Dos neveros desafían en el Teleno las altas temperaturas estivales

Recorrer túneles practicados en el hielo y observar espléndidas cúpulas blancas modeladas por la acción del agua, el aire y la diferencia de temperaturas no se encuentra sólo al alcance de expedicionarios en ruta por la Antártida, la Patagonia o los Andes: en los montes de León, en el mismo Teleno que era sagrado para nuestros antepasados astures, perviven neveros que desafían las altas temperaturas del mes de julio. Hace pocos días, un grupo de excursionistas tuvieron la oportunidad de contemplar -”y transitar-” un fenómeno natural que se produce en las laderas de esta mítica cumbre, en especial en la cara norte que domina la zona maragata.

«El fenómeno se produce allí donde se ha acumulado más nieve durante el invierno -”relata Juan Carlos Campos, un apasionado de la comarca de Maragatos y descubridor de los ya célebres petroglifos-”. Son los típicos neveros que resisten los calores antes de derretirse bien avanzado el verano, e incluso si el año no es cálido, pueden resistir hasta las siguientes nevadas, acumulándose más nieve y haciendo que el citado fenómeno sea todavía más espectacular». Uno de los neveros está prácticamente desaparecido pero el otro resiste con mucho hielo que ha ido horadando, poco a poco, un reguero de agua. Sus fantásticas formas y el frescor que desprenden lo hacen un lugar idóneo para combatir el calor. Eso sí, antes hay que estar dispuesto a subir a más de 2.000 metros de altura...

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Pues eso...saludos al Teleno y a todos sus moradores de alrededor :-)
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viernes, 16 de julio de 2010

CONECT@DAS
Formación para mujeres en nuevas tecnologías

Curso: CERTIFICACIÓN DIGITAL Y DNI ELECTRÓNICO.

En Tabuyo del Monte (en el consultorio)
del 26 al 30 de Julio.

De 17:00 a 20:00 horas. Duración de 15 horas.
Inscripciones en el 012 o en el 987 60 16 01



Organiza:
Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades
Dirección General de la Mujer.
Junta de Castilla y León

viernes, 25 de junio de 2010

Taller de Fabricación de CASTAÑUELAS

El 29 de Junio a las 17:30 al lado del Salón de Villalibre de Somoza.
Inscripciones en el tlf: 987 60 16 01
Plazas limitadas

sábado, 12 de junio de 2010

Y más vídeos...

Lo que tiene volver a tener internet en casa, es que una se puede entretener un rato buscando por internet. Entonces te encuentras de todo. Como este enlace, donde se pueden ver algunos vídeos caseros de diferentes lugares de aquí. Uno de los helicópteros de la brif, otro del Agua Alta...Sí, son imágenes pequeñitas y caseras, pero hace gracia verlas en internet, ¿no?
Pues eso.

Las mujeres de la Cooperativa, en Agrosfera

Ya hace meses que salieron en el programa de televisión "Agrosfera", pero hasta hoy no he podido dar con la dirección exacta (la que tenía me fallaba), verlas y colgar aquí el enlace. También hace mucho tiempo que les dije "Voy a hablar de vosotras en el blog"...y siguen pasando los meses. ¡Qué complicado se me hace hablar de cinco personas tan diferentes a la vez! Yo quería reflejar a "cada una", no hablar simplemente del grupo, que eso ya lo han hecho muchos medios de comunicación. Pero a veces quieres decir tan bien las cosas, y abarcar tantas historias, que no terminas de hacerlo nunca. El perfeccionismo también puede ser un desastre.

Así que de momento subo este enlace, para que quede aquí constancia de otra de sus apariciones televisivas. Si alguien quiere verlas, tendrá que esperar al minuto 26 del vídeo, porque el programa está entero y trataban otros temas antes que el de la Cooperativa. También recuerdo que Danae ya subió otro enlace, en el cual se las ve en las telenoticias a ellas y a Isabel, de Casa del Herrero, lo cual las convierte en las personas más mediáticas de Tabuyo, por el momento.

Desde aquí les mando mis mejores deseos de que todo sea para bien y que su empresa siga prosperando. Tal como me han repetido aquí todos los vecinos ante mi reciente maternidad, "salud para criarlo". Que tengais salud para "criar" a vuestro "niño", que es vuestra cooperativa. Como sucede con los bebés, al principio es agotador, se pasan crisis, estrés...pero es de desear que con su crecimiento todo se vaya colocando en su lugar y podais disfrutar cada vez más de los frutos de vuestro trabajo.
Que así sea...
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viernes, 11 de junio de 2010

Fantasía Petroglífica (relatillo)

(Arriba, fotografía de Elena de Paz donde se aprecia una de las piedras con petroglifos en su impresionante espacio natural, Teleno al fondo. Y es que esta "mesa de juego" es la protagonista de esta historia...)

Hace muuuuchos, muuuuchos años, así como seis mil, había un grupo de amigos telenícolas, o sea, habitantes de los alrededores del Teleno. Les gustaba echar "la partida" tanto como a sus descendientes les gustaría reunirse en el bar después de comer y jugar a las cartas o al dominó sobre la mesa. Porque a fin de cuentas, pasan los milenios pero no las aficiones. Cambian las formas del juego, pero no las ganas de jugar un rato juntos, para aliviar la jornada, que por lo demás aquí siempre estuvo repleta de trabajos duros. Y aquellos lejanos tiempos no eran menos. Que si cazar osos, que si la leña, que si esto o aquello, nunca aquí se pudo vivir sin mover bien, y a fondo, el esqueleto. Con esfuerzo. Músculos, no sólo empeño, no sólo astucia.

Y bueno, andaban por ahí los telenícolas echando sus partidas, pero tenían un problema. Aunque pintaban líneas en las piedras, o trazaban tableros en la tierra, se les borraban. Mal tiempo hace aquí, como para esperar que permanezcan a la intemperie, sin estropearse, cosas de ésas. Que si ahora sopla el viento, furor del Señor Trueno (alias Teleno), que si ahora llueve, que si ahora nieva. En fin, que se cansaban de ir y tener que rehacer a cada poco el escenario de sus juegos. Además, tenían un juego particular que duraba días, en el cual los participantes adoptaban roles diferentes y aventuraban historias en las cuales había que agudizar el ingenio. Todo ello lo imaginaban trazando mapas, ideando tierras inventadas, desconocidas y repletas de retos. Porque sí, señores, lo han adivinado: ¡el juego de rol nació aquí! Solo que tuvimos la gran desgracia de que, muertos aquellos telenícolas, y perdida en su descendencia la memoria de tales fantásticos y sesudos juegos, todo aquello se esfumó. Se borró el rastro. Tan sólo quedó la eterna afición de reunirse y echar la partida que, además, y como dije, fue cambiando de formas, adoptando las sucesivas nuevas modas.

Miles de años después, el "rol" apareció en otras partes del mundo, y en pleno siglo XX se catapultó a la fama como algo sosfisticado y modernísimo. Pero ya lo dice el viejo refrán: "No hay nada nuevo bajo el sol" Los humanos somos unos lelos vanidosos, siempre andamos pensando que somos los primeros en todo, cuando en realidad siempre hubo, antes que nosotros, otros que vivieron similares situaciones. Eso sí, en formas diferentes. Hoy tenemos cierta tecnología: cartas de papel pintado en brillantes colores, piezas de plástico con grabados, mesas de contrachapado impecable al abrigo de edificios de cemento, acero y cristal, videojuegos, cachivaches mil... Ayer, ¿qué tenían? Tierra, agua, madera y...piedra.

La piedra. Por fin se les ocurrió a aquel grupo de telenícolas grabar sobre piedra su mejor tablero de juego, el "mapa" de sus tierras imaginarias, por donde deberían mover las fichas personales. O sea, las piedrecitas, trocitos de madera, bellotas y demás elementos naturales con los cuales señalaban su "paso" por los diferentes puntos de la aventura. Como en el juego de la oca, pero más complejo, más grande, y con mucho más tiempo por delante. Pero sí, con esas mismas espirales.

Les había dado pereza, porque eso de ponerse a rascar piedra para grabar líneas que, total, sólo eran para jugar...Pero ¿no se emplean hoy años y dinerales en construir estadios de fúbtol o pistas de tenis? El juego es el juego, y la afición puede mucho. Con lo cual, tomaron la decisión, se armaron de paciencia y hale, a grabar sus grandes piedras-mesa-de-juego preferidas.

Y ahí están, señores. Aún hoy pueden verse, en el impresionante, majestuoso y sin par escenario telenícola que tiene, cómo no, el Teleno al fondo. Porque no he contado todavía una cosa. Aquella gente, muy particular ella, invitaban al Señor Trueno a presidir las partidas. Como quienes invitan al alcalde a participar en el juego popular de las 4 de la tarde. Aunque el alcalde, claro está, esté generalmente muy ocupado y no siempre pueda quedarse, ni estar ahí.

Pues bien, ante los ojos del Teleno, Gran Poder Local, se echaban al juego. Y disfrutaban. El Señor Trueno, de vez en cuando, echaba un vistazo y hasta quedaba enganchado. En general intentaba no inmiscuirse, para no apabullar demasiado a los telenícolas. Declinaba sus invitaciones porque los humanos, a fin de cuentas, eran para el Telenón como pequeños niños, jugando con sus piedritas...y él, tan grandullón, que si se apasionaba en algo, echaba el vozarrón, viento va, y los sacaba volando sin querer. ¡Mecachis, grité de alegría y armé una estampida que casi los mato! No, había que tener cuidado.

Pero a veces El Montañón no lo podía evitar, y pensaba: "Hum, qué interesante sería que fulanito adelantara 3 casillas, y menganito 7, porque así todos podrían vivir una situación muy interesaante que resultaría de compaginar este elemento con aquel otro..." Y, como a fin de cuentas estaba invitado a participar, pues los telenícolas eran tan considerados ellos que siempre le dejaban la puerta abierta, pues intervenía.

Inocentes de ellos, no siempre sabían lo que significaría su intervención, claro. Porque ¿cómo puede un Señor Montaño mover piezas en un tablero, o favorecer determinados movimientos? Pues allá va el viento...o la nieve...o una "truena" como las que ya no se recuerdan, de acojonarse vivo. Los jugadores, a lo mejor empapados por la lluvia, de repente veían mal, se les movían las piezas de sitio, e interrumpían el juego. En ese lapso de tiempo, les llegaban las sugerencias, las ideas desde "arriba", desde el monte: "Podrías hacer esto, o aquello. Podrías lo de más allá" Para cuando volvían a jugar, invariablemente las cosas salían como el Señor Teleno había querido. O casi siempre (pues salvo Dios, nadie es infalible, ni las montañas) Pero sí, generalmente su jugada movía las cosas como había querido. Que para eso es tan grande su perspectiva, dos mil y pico metros, casi nada. ¡Y cómo de claritas se ven las cosas desde allá arriba!
(Petroglifo con tormenta a lo lejos. Fotografía de Elena de Paz)

Pero un momento. ¿Estoy sugiriendo que el Teleno fuera una especie de dios-montaño jugador y tramposín? No, ¡lejos de mí tal idea! ¿Tramposo? Nunca, siempre fue invitado, nunca intervino sin que se le hubieran abierto las puertas para ello, y además respetaba las reglas. Encima, tan buenazo era que, enternecido por los humanos, a los que veía como a nietecillos inocentes, nunco ideó jugadas que pudieran fastidiarles, sino hacerlos crecer, entusiasmarse, aprender. Así era él...

Pero claro, ¿qué pasa? Que su lenguaje y su manera de "mover las cosas" eran como eran. Raras. Bruscas. Enormes. Enigmáticas. ¿Pero cómo podrían ser, si hablamos de una montaña? ¿Alguien se ha puesto a escuchar cómo hablan las montañas? Digo yo que su lenguaje, de humano no tendrá nada...por lo menos en la forma. No dirán : "bla-bla" No alargarán un brazo que no tienen para darte una palmada en el hombro. No se acercarán para saludarte. Intentarán que vayas tú, por ejemplo. Y etcétera.

Y sí, al día de hoy siguen ahí los tableros. La vieja partida rolera que aquellos telenícolas jugaron ahí, duró años, hasta su muerte. Fue la más larga, la más compleja, la más entusiasta. Literalmente fue "la partida de su vida" Tanto, que se metieron dentro de ella y terminaron viendo el mundo a través de las leyes del juego que ellos mismos habían ideado. Curioso, ¿no? Por eso, y en cierto modo, parte del espíritu de aquellos telenícolas sigue presente en aquellos lugares. A veces vuelven a jugar. Otras veces, simplemente observan cómo otros juegan, sin saberlo, situaciones vitales idénticas a las que idearon en su fantasía.

Pero últimamente están perplejos. Desde que se "descubrieron" los petroglifos han salido un poco de su ensimismamiento, y alucinan con el mundo actual. Les pasma que tanta gente estudiosa ande elucubrando acerca del complejo significado que seguramente tienen sus grabados. ¡Si no eran más que sitios para jugar...! ¿Tan difícil es ver eso? ¿Tan diferentes son las cosas, hoy, que no se sabe distinguir un tablero de juego en espiral, un simple laberinto para jugar a encontrarse con otros que su vez juegan a encontrarse...?

Entonces se dan cuenta de que hoy, el ser humano no sabe que juega. No sabe que vive su vida adoptando "roles", siguiendo leyes que otros marcan. Ha perdido el espíritu del verdadero juego, y es incapaz de salirse de las rayas mentales que otros trazan. Hasta sufre por ello, ¡qué lástima!, con lo emocionante que es vivir sabiendo que puedes cambiar... Pero los humanos de hoy no saben improvisar. No saben crear otro tablero sobre el escenario natural. Repiten lo de otros, son como canciones en cd´s rayados. Están atrapados en lo que otros dijeron, ordenaron, planearon. Y tampoco saben ...no, no saben vivir con el eterno espíritu de juego participativo y feliz donde todos ganan un día u otro, donde todos llegan algún día al núcleo del laberinto, se esperan mutuamente y allí, se encuentran.

Petroglifos. Qué palabreja más técnica, más aséptica y científica para algo que era puro espíritu lúdico. Pero un día, hace miles de años, había seres humanos que vivían de otra manera. Sabían que jugaban incluso cuando "no jugaban". Más allá de la partida de la sobremesa, la vida humana era concebida como un juego de rol sobre la fértil y maravillosa tierra, y bajo el cielo estrellado. Todo eran marcas. Todo era escenario. Jugarlo en pequeño o no, con piedrecitas chicas mientras mascaban picatostes de pan de bellota, era secundario. Representaron sus mapas en sus piedras preferidas, y cuando agotaron aquel juego, aquella vida, aquella partida, sus descendientes siguieron...en otra parte. Se dispersaron. Y llevaron el juego a otras partes. Los petroglifos se multiplicaron. Y el resto es historia.

Llegó la desmemoria, el olvido de la verdadera realidad. Hoy, miramos extrañados aquellas piedras antiguas y no sabemos qué pensar, sin darnos cuenta de que estamos en las marcas puestas por los antiguos para señalar lugares de debate, encuentro, reto, intercambio de ideas, e intento conjunto de vivir grandes historias, para ver qué pasaba.

Todo ha cambiado mucho, ¿no? Todo menos, tal vez, el Señor Trueno, digo Teleno, quien, imperturbable a pesar de la erosión natural, la deforestación y (en los últimas décadas) los bombazos, sigue contemplando desde las alturas cómo los niñitos humanos juegan...quiero decir viven...en sus casitas (¡hoy tan sofisticadas!), con sus cositas. E incluso, ¡y menos mal! echan una partida en el bar después de comer. Significa eso, que a pesar de todo el ser humano sigue queriendo reunirse con los demás para, simplemente, disfrutar. Y eso está bien, ¿o no?

Pues colorín colorado, el cuento se acabado.
...

Postdata: Ni remotamente estoy asegurando que los petroglifos signifiquen lo que acabo de decir. Y lo de que el juego de rol nació aquí, yo que sé. Etcétera. Todo este escrito procede única y exclusivamente de mi fantasiosa y volátil mente, capaz de captar elementos de canciones e historias en los lugares más inverosímiles. Dadme una piedra y os cantaré una historia relacionada con ella. Ahora bien, verdad o mentira, que cada cual lo decida por sí mismo. Total, nadie va a poder viajar en el tiempo, a seis mil años atrás, para confirmar ni desmentir que los telenícolas jugaban, o no, como he dicho. ¿Qué sabemos, en realidad? Practicamente nada sobre nada.

Y si al final resultara que aquello fueran tumbas de gente seria y grave, que me perdonen los finados, que no quería faltarles al respeto sino cantar, una vez más, las excelencias de esta tierra, que guarda en si misma lugares fascinantes como ése. Descansen en paz.

Ah, y para mejor y más detallada información sobre los petroglifos, hay que visitar el blog de su "descubridor", http://tierradeamacos.blogspot.com/, a quien debo agradecer el poder visitar, hoy, ese lugar.
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lunes, 7 de junio de 2010

Más del trabajo (en medio rural)

Hace unas semanas que se nos murió la cámara de fotos. De repente me quedé como una periodista aturdida sin su principal "arma", y con un montón de ideas y temas agolpados en la mente, esperando poder ser "retratadas" en imágenes...algún día...si Dios quiere...o quién sabe... Pero como lo de escribir no sólo es mi virtud, sino también mi vicio, no puedo estarme callada mucho rato sólo porque no tenga fotos que encajen con un tema. Lo siento. Tendré que hablar -de momento- sin imágenes. O rebuscando entre las antiguas. O mendigando las de otros. Veremos.

Y aquí estoy otra vez. Me quedé a medias con el tema del trabajo. Voy a poner aquí un enlace al artículo que mencioné hace unos días y que, aparte del titular de TV (="Tabuyo, un pueblo sin paro") me chirrió un poco (hacer clic aquí). Y es que, aunque me encanta que se hable bien de este lugar, me molesta la falta de objetividad. También supongo que me molestó porque en el artículo, aunque en otros aspectos está muy bien, se cita expresamente que aquí "están llegando parejas jóvenes cuyas raíces están a muchos kilómetros de distancia." , como si fuera gracias a que este pueblo tiene mucho trabajo y atrae a tantos y de tal manera que...

Me doy por aludida, claro está, porque, que yo sepa, somos la única pareja joven venida desde muchos km de distancia (Barcelona) Y claro, como este invierno las hemos pasado bastante negras por estar precisamente parados y sin apenas ingresos, estoy susceptible. No me gusta que parezca que me usen como factor de propaganda, y que se me aluda (aunque sea de manera indirecta) como si viviera aquí nadando en la abundancia. O como si hubiera llegado a este pueblo atraída por la cantidad de empresas que había. Vine por el paisaje del Teleno y mi buen recuerdo de cuando era niña, vivía en Astorga y paseaba por estos montes. ¡Y eso de tener bosque gigantesco a 5 minutos de la puerta de casa...! ¡Qué lujazo!

Eso sí, luego me enganchó la hospitalidad de las personas que conocí, su trato agradable, el buen corazón de algunos...y otras cosas que ya he ido contando en el blog. Creo que el mayor valor de este lugar son sus gentes, o por lo menos muchas de ellas. Y cómo no, el entorno. Ahora bien, decir que gracias a que aquí no hay paro vienen parejas de muy lejos...eso es otra cosa. Ojalá llegue a ser verdad, pero para que suceda hay que explicar con propiedad cómo son las cosas aquí. Así nadie se llevará a engaño y vendrá sabiendo lo que hay, con un plan de vida realista. Sólo esos (y si se adaptan a la pequeña sociedad del pueblo) podrán quedarse.

Cuando cuentas mentiras acerca de alguien, aunque sean positivas y maravillosas, no le haces ningún favor, porque se crean falsas expectativas. Las falsas expectativas, aunque parecen tonterías, a la larga pueden traer desilusiones o desengaños. Y mucha gente, cuando se siente desengañada o decepcionada, fácilmente se pasa del entusiasmo al resentimiento, y termina criticando duramente a aquel de quién esperaba tanto...y de quien no obtuvo lo que deseaba. Quien más critica a un pueblo, es, a veces, quien más expectativas vio frustradas en su día. La frustración genera rabia, la rabia y el resentimiento van de la mano. Lo mismo que algunas formas de depresión.

Pero como siempre, la "culpa" no la tendría el sujeto de crítica (en este caso Tabuyo), que simplemente es como es. La responsabilidad es de aquellos que, ansiosos de colgar "el gran titular" (sensacionalismo, señores) torcieron hacia un lado las noticias, rebozando las oscuridades para que no se notaran. ¿Oscuridad? Aquí ninguna, gracias. Hacen creer que todo sería tan fácil...o que aquí se atan los perros con longanizas. Hay personas que pierden el sentido de la realidad y no ven más que lo que ven. Sería fácil preguntar más, indagar un poco y escuchar a todos los sectores de la población, no sólo a uno o dos, y descbrir que aquí hay de todo, como en todas partes. Trabajo y no trabajo. En fin, este "caso" me enseña acerca de cómo se mueven las cosas en el mundo del periodismo, con qué limpieza reflejan las noticias la realidad. Y la experiencia me resulta muy instructiva. Personalmente opino que, aunque a algunos les cueste de entender, se hace más bien siendo objetivo que engañando. Aunque la mentira tenga la mejor intención del mundo, a la larga todo se sabe. O casi.

Pero bueno. Luego de reflexionar estas semanas de "parón fotográfico" sobre el tema laboral, me dije que hablar de los problemas para encontrar empleo como si fueran algo sólo de este pueblo sería tener una perspectiva muy pobre. Abramos el panorama otra vez. Que este articulito sirva, como otros, a todos los que buscan una nueva vida a lo largo y ancho del medio rural español, y no sólo a los que leen este blog porque son amigos de Tabuyo.

Veamos. Los pueblos, hoy, sirven como lugar de prosperidad sobretodo a 3 tipos de personas, que enumeraré en orden de cantidad:

- Primero, los que proceden del pueblo y, teniendo allí su familia, sus raíces, su casa, etc., son capaces de, o bien encontrar un empleo (dentro o fuera del pueblo, en el cual mantienen su residencia), o bien crearlo, proyectando una empresa o similar.

- Segundo, los neo-rurales con posibles. Es decir, gente que después de haber trabajado un tiempo y haber ahorrado algo en otra parte (por lo general una población mayor, una ciudad, o incluso el extranjero), deciden invertir en el pueblo, montando allí un negocio.

- Tercero (son los menos), los neo rurales sin tantos posibles, pero que deciden vivir asociados, en comunidades de las llamadas "alternativas", con la finalidad de intentar ayudarse y/o sostenerse unos a otros.

En el primer grupo, que es el mayoritario de Tabuyo, se tienen grandes ventajas cuando uno quiere "empezar" (a ganar dinero, trabajar, montarse por la propia cuenta, etc). Generalmente (salvo raras excepciones) está el apoyo económico y/o el apoyo moral de la familia. Si eres mujer con hijos, los abuelos u otros familiares directos más desocupados te cuidan los niños para que puedas trabajar. (Futuras neo rurales: olvidaos de guarderías, porque casi nunca las hay) Si empiezas con un sueldo justito, te animas igualmente porque por lo general no tienes que pagar alquiler ni demasiadas facturas para salir adelante, pues (salvo excepciones) sigues en la casa familiar.

Si hay trabajos temporales, cosa que es de lo más habitual, tampoco te pesa tanto porque vivir del paro eventualmente, si no tienes apenas gastos, se lleva con dignidad. Sobretodo si sabes que al cabo de 3 ó 4 meses te va a volver a contratar la misma empresa. No es como en la ciudad, donde cada despido es un quebradero de cabeza, porque no sólo los gastos básicos de vida son elevadísimos, sino que además por cada puesto de trabajo vacante hay cientos, o miles de personas esperando.

Y si hay etapas en las que no sale ningún trabajo, y tampoco uno tiene posibilidad de generarlo auto empleándose, por lo menos está en la casa familiar (que suele ser más grande que los pisucos de la ciudad, donde la falta de intimidad a veces multiplica las peleas y la tensión psíquica que rodea al "parado"). También puede salir y ver a los amigos sin muchos gastos. No se necesita gran cosa para charlar en el bar, o junto a la presa, a la sombra de los pinos. Hay que haber vivido en la ciudad la vergüenza de tener que declinar invitaciones de los amigos por falta de dinero para pagarse el autobús, la entrada del cine o la consumición mínima de los bares de copas para entender que salir y relacionarse allí, de por sí, cuesta un dinero que no se necesita en el pueblo. La diferencia es que aquí "puedes" gastarte lo que quieras saliendo, yendo a las ciudades, etc, pero no te ves obligado a ello. Tienes alternativas. Allí, no. Un parado y apurado en la ciudad es pobre doblemente: por la falta de dinero, y porque de repente ve escasear su vida social, y fácilmente se amarga sintiéndose marginado del bullicio, de la "vida" de la que parecen disfrutar los demás...

En el segundo grupo, las ventajas también son evidentes. Personas que siguen planes muy meditados con antelación y que consiguen financiar sus proyectos, tienen una estabilidad, un colchón inicial, que les ayudará a soportar las posibles vacas flacas. Es cierto que muchas veces también arriesgan más que los del primer grupo. Y no sólo económicamente. No siempre se trata de gente hija del lugar, y es tan importante lograr ganar dinero en un pueblo como lograr relacionarse bien con sus vecinos. La amistad, o por lo menos la buena y tranquila convivencia, son parte de lo que significa "prosperidad". Si vas a un pueblo, montas negocio y triunfas, pero no te hablas con nadie y te amargas (y te amargan) en un rincón, malo. Por la misma razón, sé de parejas que emigraron de la ciudad al pueblo y allí se rompieron, porque surgieron tensiones inesperadas. A lo mejor uno de ellos encajó mucho en el pueblo, y el otro no.

Recuerdo un caso extremo que me contó un jardinero amargado, hace años en Cataluña. Había vendido todo cuanto tenía, y había puesto todas sus esperanzas en iniciar nueva vida en una casa rural con su novia. Una vez allí, ella no solamente no se adaptó a esa forma de vida, sino que sufrió acoso por parte del cartero. La casa estaba algo separada del núcleo rural, a la novia le resultaba insoportable tanto "silencio" y tan poca gente alrededor (no tenía verdadera vocación de vivir en un pueblo, la verdad), y encima, cuando el hombre se iba a trabajar fuera y ella quedaba sola allí, se presentaba el otro. Cuando llegó el invierno, con su crudeza y el trabajo añadido de la leña y otras labores, explotó la cosa. Cuando yo hablaba con el pobre jardinero, estaba de regreso en la ciudad, otra vez viviendo con su madre, habiendo perdido todo cuanto tenía...Sin pareja, sin casa, sin nada, una desgracia. Todo por no calcular las cargas psíquicas de cambiar de vida de pueblo a ciudad. Si NECESITAS bullicio, no vengas. Aquí puede haberlo, pero sólo a veces, no siempre, y el invierno es largo. Los pueblos son así.

El tercer grupo aquí en Tabuyo no está representado por nadie, ya que esas personas suelen elegir juntarse en pueblos, por ejemplo, abandonados. O agruparse, creando una mini red social de apoyo que haga frente a la soledad inicial del que va a un pueblo donde no conoce a nadie, y no sabe cómo resultará aquello. Aunque yo vine aquí con un amigo y una amiga, no éramos "una comunidad", ni mucho menos. Simplemente compartíamos gastos y un interés común. Desconozco, la verdad, los entresijos de la vida de ese grupo de neorurales "comunitarios" (gente de eco aldeas y esas cosas), así que no hablaré más de ellos, no sea que meta la pata. Sólo diré algo que es evidente: al apoyarse unos a otros, en cuestión de trabajo también parece que podría ser más fácil que mutuamente se tapen los "huecos", se ayuden, y si van mal dadas, entre todos se subsana la cosa...o se busca otra comunidad donde prosperar más.

Si alguien se pregunta en qué grupo estamos Rubén y yo, diré que en ninguno. Somos así de raros, oye. Ni somos hijos del pueblo donde vivimos (con lo cual no tenemos sus ventajas), ni somos neo rurales "con posibles". Yo pertenezco al grupo rarísimo de "gente aventurera". No lo puse en la clasificación porque son pocos casos, casi aislados. (Tampoco puse a los funcionarios rurales en esa clasificación, pero es que igualmente son muy escasos, y hoy en día casi todos optan por vivir en poblaciones medianas desde las cuales se desplazan a los pueblos pequeños) Me refiero a ser aventurera de los de verdad, no de los que viven aventuras a expensas de las cuentas supermillonarias de papá, porque se agobiaron del castillo con 10 criados permanentes y 30 habitaciones, y sintieron que necesitaban ver cómo vivían los pobres de la otra punta del mundo. Los "aventureros" de verdad tal vez seamos un 0´5% de la población total, y eso echando la cuenta larga. Somos gente de espíritu libre, para los cuales es más importante vivir la propia verdad y la propia vocación, que atenerse a una moda social mayoritaria que, total, va a ser pasajera. (Siempre lo son) Por lo general, sabemos vivir con el riesgo. No nos asusta apostar todo por una dirección poco común y dar un timonazo de vida que deje descolocado al personal...siempre que sintamos que ésa es nuestra dirección, y que realmente "podemos con ello".

Así que vine aquí hace 3 mayos como se dice "con una mano delante y otra detrás". Mucha ilusión y ganas, pero cero proyecto, cero economía de fondo o "de colchón" Tenía lo justo para pasar un tiempo mientras veía in situ la perspectiva, y sopesaba si me era posible quedarse aquí, o no. Barajaba la posibilidad de trabajar a distancia (via internet), alternando con otros trabajos, los que salieran por aquí. Caso de que fueran muy mal dadas, siempre podría marchar a otro lugar. Habrá quien diga que fui una insensata, una loca, pero es que entonces ni tenía pareja, ni mucho menos proyecto de hijo. Cuando sólo tienes que responderte a tí misma de lo que hagas, puedes permitirte hacer el bohemio, nomadear por el mundo un poco, mientras no perfilas mejor cómo labrarte un futuro diferente al que viste en la gran ciudad (ese futuro agobiante que no quieres vivir) Es algo saludable tomar perspectiva, viajar. No me arrepiento. Eso sí, una pareja lo cambia todo, porque ya no puedes contentarte con buscar un lugar donde tú puedas trabajar "bien". Necesitas un lugar donde los dos podáis prosperar por igual, o el desequilibrio acabará pasándote factura a nivel familiar.

Y si tienes un hijo, ya no digamos los cambios que se producen. Con un hijo, y con la posibilidad de que vengan más, ya no es que "debas" buscar una mayor seguridad y ocasiones de prosperar, es que QUIERES hacerlo. Ves al pequeñín y te preguntas: ¿Y voy a vivir siempre con este "ay" de no saber si el mes que viene llegaremos a pagar todo? ¿Qué clase de vida voy a darle a mis hijos?

A veces, los tabuyanos medio me preguntan en broma si no vamos a ir a por la parejita. Este artículo tal vez responda a porqué, de momento, no...y no por falta de ganas. No está la cosa para más gastos. Además, cuidar a un bebé sin la familia cerca, y sin tener guardería tampoco, es una tarea tan absorbente y agotadora que, una vez que la conoces, no la vas a emprender otra vez a la ligera, así como así. Te lo piensas dos veces, salvo que estés en mejor situación. Tú no puedes trabajar, ni siquiera centrar tu cabeza en muchos temas salvo a ratos contados. Y tu pareja a menudo tiene que acabar cuidándote a tí, y echando un cable con el niño. Si encima él busca un trabajo y no le sale, la tensión crece. Nosotros ponemos a mal tiempo buena cara porque tenemos anchas espaldas y no nos pesa tanto la austeridad como a otros, pero lo cierto es que hemos salido adelante este invierno gracias a la ayuda familiar. Pero esta ayuda tiene un límite, máximo cuando estamos tan lejos que surge la pregunta lógica: "¿Pero qué hacéis ahí?¿Y si buscais un lugar con más trabajo...y más cerca de nosotros?" Estamos intentando responder a esta situación del mejor modo posible.

Y es que yo no soy la que fui. La Marta que vino aquí hace 3 veranos desapareció. Se esfumó mientras paría, vamos. Lo de volverse madre tiene miga, ¿eh? Cuando vienen los hijos, la gente aventurera de verdad sopesa en su corazón qué clase de aventura quiere vivir de ahora en adelante: si va a continuar nomadeando, dejando a los hijos por ahí (que los cuide otro); o si va a vivir la aventura de ser su madre (o padre) a tiempo completo. Si se elige la segunda opción, como ha sido mi caso, la perspectiva de vida puede cambiarte por completo. Y puede que entonces le veas "peros" al lugar donde hasta entonces vivías sin fijarte en nada más que tu plácida felicidad. Sí, un niño lo cambia todo. No es que haya dejado de ser aventurera, pues, sino que ahora mi principal aventura es otra: cómo perfilar un proyecto familiar con "fundamentos", que pueda sustentarse económicamente hablando, y prosperar (ir a más, no a menos)

En fin. Con todo este rollo personal espero no despistar a los lectores urbanitas que se andan rascando la cabeza en busca de pistas para afrontar un posible cambio de vida hacia el campo. Me gustaría que les quedara claro que en la mayoría de los pueblos:

- Hay poco trabajo por lo general, (salvo pueblos con boom agrícola que contratan emigrantes, por ejemplo, o núcleos con alguna industria o una actividad turística fuera de serie). Así que, o tienes verdadera vocación de neo rural, o no lo lograrás.

- Cuando hay trabajo, primeramente suele ser para la gente del pueblo "de toda la vida". O por lo menos, para los que estén empadronados allí y den la impresión de que van a quedarse a vivir. (Hay que comprometerse un mínimo, pues difícilmente van a emplear a un desconocido que esté de paso)

- El trabajo de muchos pueblos, como es el trabajo del monte, por ejemplo, suele ser temporal. Concretamente aquí, en invierno no se puede trabajar ahí fuera. Hay que contar con que habrá meses de paro obligado. Si uno tiene apoyo familiar, la casa pagada, el arcón congelador lleno de productos de la huerta y de la matanza, "no problem". Pero si no es así...el invierno puede ser muy duro.

- Los trabajos en el monte no sirven para todos, aunque parezca que sí. Hay que valer, como dicen aquí, tener un físico preparado o estar dispuesto a una adaptación muy costosa. No es lo mismo recoger fruta que tirar 8 horas motosierra en mano, cortando árboles, que es básicamente lo que se hace aquí. Quien diga que aquí hay trabajo a tutiplen, que sólo hace falta quererlo hacer, no está siendo realista.

- Otros trabajos rurales son de invierno (como sucede con los sitios donde se esquía), pero igualmente por lo general las plazas están contadas y son para los de allí (o empadronados allí), salvo que estemos hablando de núcleos rurales importantes, donde hay hoteles y hoteles... "sobre" trabajo y exista la posibilidad de emplearse en el sector de la hostelería...Y yo no estoy hablando de lugares así.

- Existe la posibilidad de auto emplearse, pero entonces uno debe pensarlo bien con antelación. Realizar un proyecto, buscar financiación, etc.

- También puedes hacer oposiciones para emplearte como funcionario local. Para eso debes prepararte, claro está, (lo cual abre el abanico a todos) pero también debes saber que probablemente, antes que tú habrá otros intentando entrar en el mismo puesto. La competencia está servida. Imposible no es, pero cúrratelo.

- Si vas a un pueblo comprando una casa, te será más fácil auto emplearte o generar empleo en tu domicilio que si vas de alquiler. En casa alquilada nunca tienes completa libertad. Más en los pueblos, donde una casa puede tener diferentes dueños que decidan sobre ella.

- La gente de los pueblos suele estar apegada a sus casas, aunque éstas estén vacías. A veces les cuesta hasta venderlas, ya no digamos alquilarlas (la mayoría quieren evitarse posibles líos). Así que tan importante como encontrar un pueblo bonito, es que su gente esté predispuesta a vender y/o a alquilar. Y que lo haga por un precio razonable, claro está.

- Además de ganarse la vida, hay que vivir bien el día a día. Esto significa que hay que relacionarse con los demás. Si en el pueblo adonde vas el ambiente es horrible y te miran como a un bicho molesto, mal vamos. En esto, Tabuyo puede dar lecciones de hospitalidad, porque es muy agradable pasear por sus calles. A mí por lo menos me lo han puesto siempre muy fácil. No es como otros lugares, donde casi parece que tengas que pedir perdón por querer vivir allí...

Bueno, todo esto eran generalizaciones sobre el medio rural. Concretando respecto aquí: en Tabuyo la mayor parte de empresas que contratan gente lo hacen de manera temporal. El monte es temporal. La vigilancia forestal es temporal. El trabajo en la residencia de ancianos también es temporal. Los sueldos tampoco son de maravillarse, aunque eso se compensa viviendo en un lugar con pocos gastos, sobretodo si tienes la suerte de no tener que desplazarte en coche para ir al curro. Así que, para terminar, podríamos decir que en Tabuyo "casi" toda la gente trabaja "algún tiempo" durante el año, pero que, exceptuando unos pocos, casi todos los demás trabajan o bien a tiempo parcial, o bien con contratos temporales, alternando temporadas de paro con temporadas de trabajo. Lo que desde luego no podemos decir de ningún modo que Tabuyo es un pueblo sin paro.

Este pueblo no merece que hablen de él con tal exageración tendenciosa, sino que se diga la verdad. Así, si alguien quiere venir a vivir aquí en el futuro, sabrá a qué atenerse, y lo hará bien. Si ha de haber nuevos pobladores en un lugar, que vengan con las ideas claras y creen un hogar estable. Eso beneficia a todos. Lo demás es marear la perdiz, y buscar sólo...¿qué? Realmente, no lo sé.

Pues bien, doy por finalizado este capítulo "laboral". A ver si próximamente puedo pasar a otros temas. Hasta la vista ;-)

...

Postdata escrita días después:
A raíz de la controversia creada por esta entrada, ruego a los lectores que lean los sucesivos comentarios a la misma, y que se abstengan de sacar conclusiones precipitadas. Esta entrada quedará aquí mientras sea leída como un testimonio personal acerca de la dificultad de abrirse camino laboral en territorio desconocido, y no como una verdad total o 100% objetiva. Para descubrir la verdad objetiva, aconsejo a los lectores que pregunten a otras personas que habitan en la zona, cuantas más, mejor, y que saquen sus propias conclusiones. Lejos de mí la pretensión de definir de manera totalmente cierta y exacta cómo pueden vivirse las cosas aquí.