martes, 11 de agosto de 2009

El Señor del Trueno, Arco Iris y Escaleras al Cielo

(El Monte Teleno, un día de esos en los que se le ve coronado de nubes y con los rayos del sol tocando sus cimas. De película. Se entiende que fuera considerado un lugar sagrado, donde se manifestaba un Señor de las Tormentas, algo así como un rostro tormentoso de Dios...)

Acabo de leer en un pequeño libro titulado “La Piedra Celeste. Creencias Populares Leonesas” (1) algo acerca del Teleno. Dice así:
Los pueblos indoeuropeos que se asentaron en las márgenes de nuestros ríos y dieron lugar a las tribus astures traían consigo la idea de su gran dios del cielo. Lejos de las montañas septentrionales de la Península, y en una meseta amplísima, se erguía orgulloso un imponente macizo. Este fue el lugar elegido como morada de su divinidad, Teleno. Posteriormente, y debido al carácter guerrero de los astures augustanos, los romanos lo asociaron con su dios Marte.
Pero Marti Tileno es mucho más que un dios guerrero. Es la gran divinidad celeste y como tal lo describen las leyendas locales.
Cuando en la cumbre del Teleno se ven nubes plomizas, se dice que el dios Teleno, furioso, se prepara para lanzar rayos desde su trono. En lo alto de su cima, una vieja cisterna romana se ha tomado por un lago de aguas perfumadas donde se baña el dios. En otras aguas, en este caso subterráneas, bajo unos terrenos cercanos a la localidad cabreiresa de Corporales denominados Tonariel, el dios bajaba a apagar sus rayos al finalizar las tormentas. curiosamente ese lugar está maldito, pues su nombre significa “paperas” y, al parecer, las contraían las vacas cuando bebían de esas aguas infectadas.
La creencia de que el dios del monte sagrado de la Maragatería lanzara como un Júpiter Tonante las lluvias y rayos desde su cima tiene una base real, y es que la cadena montañosa del Teleno constituye una barrera para las nubes atlánticas cargadas de lluvia. Estas nubes se posan en su cima y producen precipitaciones en las proximidades de la cordillera, quedando las llanuras secas.
La imagen del Teleno coronado de nubes originó otra leyenda que se cuenta en los pueblos maragatos: la de las siete vacas o bueyes (serían las nubes) que arrastraban el carro solar de un lado a otro del monte durante el día, lo que no deja de ser una manera de explicar la salida y la puesta del sol.”

Bueno, pues El Señor del Trueno debe andar de vacaciones últimamente, porque aunque algún trueno lejano se oye, aquí no acaba de desatarse la tormenta y lo que se dice llover, casi desde el invierno que no llueve ni gota. Con lo cual, eso de que el Sr. del Trueno trae tormentas, pues tal vez sea verdad, pero entonces este año no está de mucho humor, que digamos. O igual es que “pasa”, porque total, como nadie se acuerda de él…

(El Señor del Trueno se asoma a través de las nubes y los rayos de sol que avanzan desde el Teleno al Sanguiñal. Un único testigo: un perro de pueblo que aún se acuerda de mirar hacia el cielo. Por cierto, ¿será casualidad que el animal se llame Thor, como el famoso dios del trueno? ;-) )

Bueno, la verdad es que desde que vivo aquí, cientos de veces he visto formaciones de nubes tormentosas sobre el Teleno, a veces espectaculares, que me han hecho comprender porqué ese monte fue considerado algo sagrado. Y es que no sólo se ven aquí nubes de todas las formas y colores en formaciones a veces bellísimas, sino también innumerables arco iris. Estos sorprenden en ocasiones porque aparecen hasta en días que no llueve, y porque no siempre forman el típico semicírculo, sino que los hay anchos y muy achatados, otros que surgen como haces verticales, otros que se ven como manchitas de luz irisada en las nubes…(Detrás de las nubes está el Teleno, bien tapado por ellas. Desde la tierra, y partiendo del centro de la base de la montaña, sube un arco iris como una escalerita tendida entre los campos tabuyanos y las nubes celestiales o, para los niños y quienes tienen alma de tal, la casita del Señor del Trueno :-))

El arco iris, para quien no lo sepa, es reconocido en diversas religiones y creencias místicas como símbolo del “puente” tendido entre el Cielo y la Tierra, lo que viene a ser como un punto de conexión que une la morada de Dios (y de los seres celestes) con el mundo de los hombres. En la Biblia, se dice que al finalizar el diluvio, Dios hizo brillar un fabuloso arco iris para dar a entender a Noé y los atribulados pasajeros de su arca, que había terminado el mal rato y que desde ese día se permitiría de nuevo vivir a la humanidad. Dios realizaba un nuevo “pacto” con el ser humano y apostaba por una nueva oportunidad. Podríamos decir que menos mal, y que si Dios llega a tardar un poco más en cambiar de parecer no lo cuenta ni el apuntador, pero así es la leyenda y no voy a cambiarla yo.

(Aquí, un arco iris de buen rollito, uno de los muchos que se ven por la mañana en el pueblo. por la tarde se ven en la otra dirección, hacia Destriana)

En las tradiciones indígenas de América del Norte, la aparición de un arco iris al final de un ritual religioso era la mejor señal de que El Gran Espíritu aceptaba las oraciones y respondía favorablemente. En las visiones de los más reputados “hombres medicina” de aquellos pueblos, los arco iris aparecían ligados a los seres celestes que ayudaban a la humanidad y por eso eran símbolos indiscutibles de buen augurio.

Por otra parte, en las creencias germanas y escandinavas, el arco iris era el puente que unía el mundo de los dioses y el mundo de los hombres. Existía incluso un dios asociado o encargado del arco iris (Heimdall) Podría seguir rebuscando en diferentes mitologías y tradiciones y seguramente encontraría otros casos en los que el arco iris aparece como un símbolo claro de un puente y/o un saludo desde el Mundo Divino.

Por lo tanto, una tierra como ésta, en la cual es fácil ver muchos arco iris a lo largo del año, sin duda hubiera sido considerada como un lugar especial y sagrado por gentes de religiosidad y sentimientos indígenas. Aún hoy, como una escalera tendida entre la Tierra y el Cielo, el arco iris estaría esperando que los hombres y mujeres de buen corazón fueran capaces de acercarse a él y de “subir” con Dios o por lo menos recibir un saludo de su parte, una visita, un mensaje, un regalo… Pero claro, los antiguos nativos podrían decirnos que para poder “usar” el arco iris como puente o escalera, hay que vivir de manera que seamos semejantes a él. De otro modo pasaría como en las pelis de ciencia ficción, que al intentar rozar lo sagrado sin haber purificado tu corazón y tus intenciones, esto te podría destruir.

¿Y cómo usar un arco iris, cómo volverse afín a él? Los maestros nativos antiguos nos responderían que el arco iris simboliza la unión con lo divino porque su forma semicircular y la reunión de todos los colores representan un estado superior, diferente al constante conflicto que viven los seres humanos. Ese estado es la unidad, la armonía y la paz, pues a pesar de la diferencias visibles que hay entre cada color, en el arco iris no existen peleas ni conflictos, sino sólo luz que parece danzar, belleza y alegría que inspiran buenos sentimientos hasta al más atascado y bruto de los hombres. Entonces, cuando una persona va siendo capaz de vivir según la “Ley del Arco Iris”, es como si la barrera entre el Cielo y la Tierra se disolviera para ella. Como si se abriera una aduana o frontera invisible, un camino de luz de colores se tiende ante esa persona, invitándola a “pasar”, a ir más allá de sus limitaciones, a vivir en la armonía y la paz. Pues eso es lo que significaría disfrutar de un contacto con el Cielo mientras aún se tienen los pies bien puestos en la Tierra. ¡Dichosos los que han podido vivir algo así!

Bueno. Un lugar en el que se ven tantos fenómenos metereológicos impresionantes como algo habitual, es un lugar que seguro que alienta las leyendas y la imaginación loca, pero también, por qué no, la sabia y fructífera inspiración, esa que sirve para avanzar y vivir algo más que una vida insípida y gris. Y es que aquellos sitios en los que la Naturaleza permanece más intocada y donde se muestra con mayor esplendor, lógicamente parecen estar más “habitados” por lo divino.

El librito de La Piedra Celeste termina el capítulo dedicado a los Señores de las Tormentas diciendo:
De lo que venimos relatando se desprende una clara conclusión: los dioses importantes habitan en las montañas. Esta creencia en las cumbres como asiento de la divinidad preponderante está asociada a la imagen de firmeza y grandiosidad que despiertan los montes. Todos los pueblos los consideraban el sólido asiento de su germen racial. En ellos el dios poderoso se manifestaba y ocultaba alternativamente bajo el cambiante velo de sus celajes. De allí esperaban la futura realización de sus ambiciones y sueños, pues de allí habría de bajar el salvador, el ángel de la gloria o de la libertad. La Historia de la Humanidad, sin duda, está escrita en sus montes: El Olimpo, Ida, El Parnaso, Cileno, Los Alpes, Los Pirineos, El Monsagro, Los Picos de Europa...Son ciudadelas elegidas por los dioses como asiento y trono desde donde manifiestan sus poderes
(El Teleno, como cubierto de algodones luminosos, en otro de esos días de formaciones nubosas espectaculares que le confieren esa atmósfera tan especial...)

Añado yo que también en la Biblia se mencionan al menos 3 montes importantes en cuanto a que, en ellos, se manifestó de manera palpable la divinidad, cambiando la historia del pueblo judío primero, y marcando el cristianismo después: el Sinaí, el Carmelo y el Tabor. En definitiva, parece que ciertas montañas no sólo son vistas como “dioses”, sino como lugares donde más fácilmente se siente a Dios, montañas altar, montañas puerta-al-Cielo. Y El Teleno parece que es una de estas montañas, o por lo menos lo fue para los antiguos.

¿Estaremos viviendo sin saberlo en un lugar donde la separación entre el Cielo y la Tierra es más fina de lo habitual? Habrá opiniones para todos los gustos. De momento, no estaría mal que lloviera un poco :-P. Tal vez últimamente se ha perdido un poco la comunicación con el Cielo, o es que no nos entendemos, y por eso el Señor del Trueno se va a otros lugares a descargar sus tormentas y lluvias torrenciales. ¿Será que halamos lenguajes diferentes…? ¿O será que al ser humano se le endureció un poco el corazón, y olvidó La Ley del Arco Iris, el camino de la unidad?

Sí, ya sé…Que resulta que ni una cosa ni la otra, que se trata del dichoso calentamiento global. Martita, qué te has tomado hoy que ves arco iris por todas partes y hasta oyes hablar a los perros. O es que se te ha recalentado a ti también la cabeza, con este calorazo que hace. Pero me niego a abandonar mi visión poética del mundo, que me gusta más la vida así.
Hasta la próxima :-)


(1) Este libro se encuentra en la colección “Breviarios de la Calle del Pez”, y ha sido editado por el Instituto Leonés de Cultura, de la Diputación Provincial de León)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fotos realmente preciosas, es un placer poder estar en contacto convosotros a traves de este medio.

Saludos a los tres y un abrazo a Uriel.

Rafa. Castrillo.