martes, 5 de enero de 2010

Cuestión de Huevos

Ahora que ya queda cerquita nuestro regreso a Tabuyo, me ha empezado a suceder un curioso fenómeno con el que no contaba. Casi cada día me viene a la mente la imagen de...un precioso, suculento y redondísimo Huevo Frito. Luego me imagino el momento en que, sentada en nuestra humilde cocina, al amor de la lumbre y sin otro acompañamiento que un buen pedazo de pan de hogaza, me ponga a comer el dichoso (es decir, feliz) Huevo con mayúsculas.

Dirán los lectores: "Vaya, Marta se muere de hambre allí. Mira en qué anda soñando". Y no, la verdad es que no me muero de hambre, sino al contrario. Demasiado he comido, para mi gusto. Demasiado...de "casi" todo...menos de huevos fritos. Ni uno desde que vine, ni uno. Y oye, es que no puedo. Me pasa una cosa rarísima, y es que los huevos de la tienda me dan como repelús, asco, no sé. Los aguanto en tortilla por la mezcla, pero...Uf, después de haber comido huevos frescos de gallina feliz en su corral, ¿quién puede probar un huevo de supermercado y decir que es igual? Yo no.

Así que esta humilde entrada va sobre mi nostalgia de los huevos-huevos, o Huevos con mayúsculas. ¡Esa yema untuosa, de color y sabor intenso, que deja un tacto cremoso en la boca...! Hmmm. Los del súper me parecen clones de huevo. Parecen huevos, copian a los huevos, pero no son exactamente lo mismo. A saber qué comerán esas pobres gallinas. Y que conste que yo no venía a la ciudad pensando "No voy a comer huevos, que seguro que son malos" No, este rechazo de mi cuerpo no me lo esperaba. Es un asco visceral, irracional y rotundo, como los antojos del embarazo, pero sin embarazo.

O sea que las comidas de aquí están muy bien, pero para huevos, los de allí...Me refiero a los huevos que comemos gracias a nuestra casera y a algunos que otros amables vecinos porque, todo hay que decirlo, tampoco en todas partes la generosidad para compartir huevos es la misma. (Gracias)

Con lo cual, miro el calendario y me digo que antes de una semana estaré, si Dios quiere, cenando mi soñado huevo frito. Entonces, sin duda, podré decir: "Tabuyo, ya he vuelto", y me sentiré en casa otra vez. Antes de acostarme, agradaceré también a las gallinas que ese día hayan puesto un huevo (al menos) a mi salud. Un detalle por su parte, ¡ellas siempre tan cumplidoras! Pobres gallinas, con la mala prensa que suelen tener...nadie hace poemas en honor de ellas, y mira, todos los días poniendo huevos...Cuánta mansedumbre, cuánto servicio, en fin.

Y bueno, seguro que esa noche duermo bien. Hasta entonces, pues.
...

P.D: Cuando pueda, me comprometo a sacar una foto de los huevos-huevos, y subirla al blog, en esta entrada, para que conste.

2 comentarios:

Danae dijo...

Bienvenida a Tabuyo de nuevo!!! Ya habrás disfrutado del ansiado Huevo o estarás a punto de hacerlo, jeje.
Me encantó escucharte en la radio, me quede enganchada igual que cuando leo el blog. Además veo que ya hay nuevos lectores, los has enganchado igual que a mi...
Un besazo

Marta de Paz dijo...

Je, je, pues sí, ya me comí el Huevo, y eso a pesar de que las gallinas, como son muy ecológicas y viven toda su vida según la luz natural (no atosigadas con lámparas comno las otras pobres ponedoras de clones de huevo), ahora ponen menos y hay menos producción. Pero uno no lo podía perdonar...Y estaba muy rico, gracias.
Besos y hasta pronto,
Marta