lunes, 23 de febrero de 2009

Medicina Floral: Los Primeros Narcisos

(Los narcisos que encontré...)

Hoy en día está muy de moda una terapia de medicina alternativa, conocida como “Las Flores de Bach”. El asunto consiste en tomarse gotas de unos “elixires florales”, que fueron creados por el doctor Edward Bach. Los elixires no llevan sustancias químicas procedentes de la planta sino que están, digamos, impregnados con la energía de la flor. O sea, no se trata de infusiones de hierbas, sino de algo más sutil. Al parecer los elixires florales actúan ayudando a las personas a sanar sus emociones. Esta no es, pues, de medicina convencional (para las enfermedades físicas) sino lo que algunos llaman “medicina para el alma”.

Como hace un tiempo estudié Herboristería y Dietética y quise investigar un poco el asunto de las terapias alternativas, me enteré entonces de lo de las Flores de Bach y las probé en alguna ocasión. Noté algunos efectos pero, como sucede con algunas terapias de este tipo, a veces te queda la duda de si mejoraste porque el preparado hizo efecto, o porque tú te sugestionaste para que funcionara. Bien, da igual, porque soy de las que opinan que lo que importa es que las cosas funcionen, así que…

Después de mi experiencia con las Flores de Bach, descubrí que otras personas estaban investigando nuevas “gamas florales”. Bach popularizó una serie de plantas que él conocía y podía encontrar fácilmente en su Inglaterra natal, confeccionando con ellas una lista de dolencias y remedios para cada una. Ahora hay quien ha puesto en el mercado elixires de orquídeas, de plantas típicas de este país o aquel otro, o incluso se proponen elixires de minerales, animales…

Todo esto me hizo reflexionar. ¡Hay muchísimas personas que actualmente, en España, se tratan dolencias con las Flores de Bach! Pero…¿es que sólo esas flores pueden curar el alma? No, por supuesto, pero el doctor Bach realizó un trabajo de investigación con esas, justo con esas, y los demás terapeutas se han agarrado a las listas prefabricadas sin ir (casi nunca) más allá. Entonces…¿cualquier flor puede curar de un modo u otro? ¿Sería posible trabajar con esencias florales, por ejemplo propias del Monte Teleno? Pues sí, por supuesto. Faltaría hacer una lista con la botánica más propia y representativa de esta zona. Por otro, habría que investigar los efectos de cada flor en los pacientes, y finalmente habría que realizar preparados comercializables, lo que implica conseguir los permisos sanitarios consiguientes y meterse en procesos de envasado, lo cual no es poco trabajo si se quiere realizar bien.

Pero soy una persona inquieta y crítica hasta con las terapias que ya se dicen de sí mismas críticas y alternativas. Le tengo un gran respeto al Sr. Bach y su amor por la naturaleza, y a todo el trabajo que hizo, señalando que muchas dolencias no proceden de causas físicas directas (como infecciones) sino de dolores emocionales o espirituales (penas, rabias, preocupaciones, etc). Hizo una buena labor y está muy bien que hoy en dia sus Remedios Florales estén en las estanterías de las tiendas especializadas. Sin embargo…

Sin embargo propongo otra cosa: redescubrir la Medicina de las Flores Vivas. ¿Para qué cortar flores y hacer elixires con ellas, si uno puede ir directamente al campo, sentarse junto a las plantas floridas y recibir el beneficio de su energía y de su presencia? Bueno, tal vez uno no crea en la energía, y piense que esta clase de remedios son superstición. Entonces, que piense en el efecto que sobre el estado anímico puede tener un color, por ejemplo el amarillo de los narcisos o el rosa y morado de los brezos. Es indiscutible que cada color influye en el ánimo y produce efectos diferentes en las personas, y este tema está muy estudiado. Además, la explosión de color primaveral produce en general alegría en prácticamente todas las personas. ¿Quién no se siente mejor ante un campo florido? Bien, pues eso también es “medicina”. Puede que no sirva para tratar ciertas cosas, pero sí puede ayudar en general a la persona y sí puede tratar otros dolores, como el profundo pesar del alma que muchas personas arrastran, el estrés, etc.

¿Cuál es el problema? Pues que mucha gente vive en ciudades. Y en las ciudades no hay muchas flores silvestres que digamos. Además, preparar Elixires Florales y tenerlos guardaditos en frasquitos hace posible que incluso en invierno uno pueda recurrir a las propiedades de una flor fuera de temporada, o incluso de flores exóticas que jamás ha visto. Entonces me da por pensar que aunque los Remedios de Bach no son mala cosa, resultan algo así como una “medicina-consuelo” para la gente que vive privada de contacto directo con la naturaleza, o tan de espaldas a ella que aunque tenga jardín propio, ¡no se le ocurre que sus propias flores pueden ayudarle mejor que ningún frasquito de compra procedente de plantas recogidas a miles de km de distancia!

Esto es típico de nuestra era: no sólo la gente de ciudad no sabe disfrutar las flores que tiene a su alcance, ni encontrar preciosidades entre las “malas hierbas” de ciertas zonas urbanas, sino que incluso la gente de los pueblos no siempre ve ni valora lo que tiene enfrente. Y algunos se van a comprar Remedios Florales cuando a lo mejor rodean su casa los saúcos, llenos a reventar de flores blancas y perfumadas (bellísimas y súper medicinales en todos los sentidos, además), o se toma “elixir de avena” cuando puede pasear por un precioso campo de cereales movido por la brisa veraniega (que viene a ser lo mismo, o mejor que andar comprando “energía de avena”). Pero parece que las cosas, si vienen en frasquitos, curan más que si van en estado libre y gratuito…O a lo mejor es que alguien de fuera con cara de experto nos tiene que señalar los remedios que hay a nuestro alcance para que los veamos.

Las Flores de Bach son una terapia hija de nuestro tiempo, un tiempo en el que la desconexión de la naturaleza es tan generalizada y grande, que la energía de una flor embotellada resulta un producto atractivo y consolador. Es como si la gente no supiera ver ni sentir a las flores, salvo que estuvieran tecnológicamente “preparadas” (en este caso metidas en recipientes) y las prescriba el especialista de turno. Las personas han perdido su comunicación directa con el campo y les cuesta sentir por sí mismas lo que las cosas son. Han perdido el instinto que les dice adónde ir para sentirse mejor, qué cosas comer o, en este caso, junto a qué flores pasear.

Y creo que hay una enorme nostalgia de la naturaleza, oculta tras la fascinación por la tecnología y la vida trepidante de la ciudad, de ahí que cada vez se pague más por cualquier cosa que nos acerque a ella otra vez. Algunos gastan dinerales en carísimos viajes a reservas naturales, otros coleccionan objetos naturales de lujo (minerales, piedras, conchas de molusco, plantas exóticas, etc). Las terapias alternativas se hacen eco de esto y proponen medicinas florales, pero también terapias con animales (perros, caballos, delfines), con piedras (gemoterapia), etc. Cualquier día van a inventar la aire-terapia y venderán aire embotellado traído desde el Everest, el Sáhara, la selva Amazónica o…el Teleno, je, je. “Aspire el contenido de esta botella y recibirá los beneficios únicos del purísimo aire de tal”. Y habrá quien pague por abrir el frasco, lujosamente precintado, e inhalar eso invisible y volátil que le acerca un poco más a esa Gran Naturaleza de la que, sin saber cómo, un día se separó.

Bueno, que me voy por las ramas. Quería hablar de las flores porque soy una fan total de ellas (¿no se nota?, je, je), porque se acerca la primavera, y porque hay que decir que estamos en un lugar privilegiado. Aquí no nos haría falta comprar nada de eso, porque la primavera es exuberante y salen flores de todos tipos por todas partes. Amarillas, blancas, rosas, rojas, moradas, azules…el arco iris en el campo, a todo color y en abundancia. Y encima, hay flores como las de la retama, el saúco, las jaras, el brezo blanco o las madreselvas, que huelen de maravilla y perfuman enormes áreas del paisaje. El perfume natural también puede ser curativo (aromaterapia), así que…¿alguien da más?

Hoy va de flores, pues. Y es así porque encontré, con gran ilusión por mi parte, los primeros narcisos, chiquitos y escondidos junto a un caminín, en un punto resguardado del hielo que aún deja tiesos los regueros cada noche. Son narcisos del tipo más humilde que hay (narcissus bulbocodium), no podrían venderlos en una floristería como algo espectacular, pero para mí son preciosos. Hay que mirarlos de cerca y al trasluz para percibir su maravilloso color amarillo, que brilla como si fuera oro. Y además tienen un mérito: son las primeras flores que salen después del frío y de la nieve (por lo menos aquí, que yo sepa). O sea que aunque aún estemos en febrero, y hiele por las noches, y pueda volver a nevar, la primavera ya se ha anunciado y lo hicieron los primeros narcisos.

¿Qué clase de efecto medicinal tendría un “elixir de narcisos” para los pacientes? Intuyo que podría tener que ver con el alivio de la “oscuridad del alma” que aqueja a muchos, pues son flores mensajeras del cambio (en este caso, del invierno a la primavera), preludios del sol que vendrá y hará que todo recobre vida y color. El narciso nunca podrá desesperar a nadie, porque él mismo parecer ser esperanza pura convertida en flor. Es el primero que nota en su savia el calor y la luz que vienen, que se acercan, y confía tanto en que lo que nota es verdad que, ¡hale, se abre!

Y ahí están, en los prados y las zonas verdes, iniciando su floración los pequeños narcisos, y permanecerán durante todo el mes de marzo, que es su mes más propio. Los que he visto esta semana son un poco raros, y seguramente han salido animados por estos días de sol y calorcillo que hemos disfrutado. O sea, que en unas semanas habrá “medicina de narcisos” libre, gratuita y en abundancia para tooodos aquellos que lo deseen. Tan sólo tienen que venir a uno de nuestros prados, sentarse junto a las flores, disfrutar de su colorido y presencia y dejarse acariciar el corazón por ellas. Ni más ni menos, así de simple.

Pero ya hablaré de más flores, y hasta de las plantas medicinales más conocidas que crecen por aquí, las que se han utilizado durante siglos en infusiones y emplastos para curar, porque se acerca el tiempo y en esto, como en otras cosas, esta zona es rica, muy rica.

Hasta entonces, feliz augurio de primavera :-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola chicos os escribo para daros las gracias por la labor de difusión y por que no, de entretenimiento que haceis con este Blog.
Soy Rafa de Castrillo de la Valduerna, el de los resquicios, por si os ubica.
Espero veros pronto y charlar.
Por cierto ánimo a Mnuel con la mudanza y a ti con la maternidad.
Besos pa tos

Marta de Paz dijo...

Hola Rafa!,

Pues claro que nos acordamos de tí, y de eso de "encontrar los resquicios" para escalar montañas...tanto las de piedra como las otras, esas con las que nos topamnos en el dia a dia.
Por mi parte espero que os siga yendo muy bien, y cuando vengáis a Castrillo no dudéis en hacer una visita. Ah, Manolo ya estrenó su nueva casa esta semana. Rubén y yo estrenaremos pronto "estado-de-ser", porque en este mes esperamos vivir el nacimiento de nuestro hijo...o hija, je, je. Sorpresa hasta el final.

Un abrazo,

Marta