domingo, 30 de agosto de 2009

La Espalda de La Virgen

(Un momento de la procesión, con el tamboritero Maxi a la cabeza)

Y ya que saqué el tema de las tradiciones religiosas, he aquí las inspiraciones que me produjo asistir a una procesión (fíjate tú), puesto que aquí, como en otros tantos pueblos, se siguen realizando procesiones en honor de los santos patronos. En este caso fue para la Virgen, en las fiestas de agosto...

Pocos pueblos pueden decir que su Virgen patrona lleva a parte de la tierra como tatuada en la espalda, en la parte baja de su manto azul. ¿Será esa tierra un símbolo de nuestra tierra, la tierra tabuyana? ¿Y por qué no…? Entonces, tal como las madres debajo de cuyas faldas se refugian los niños, la Virgen protege a esta Tierra, llevándola consigo.

Yo no sabía de esto hasta que, un día, en la procesión de las fiestas de agosto, pude ver a la imagen por detrás. Está recién restaurada, y por eso se aprecia perfectamente la pintura de un trozo de paisaje, con hierbas y un árbol parecido a un pino. Me sorprendió porque esto no es algo común en la imaginería religiosa. En realidad, la mayor parte de vírgenes de este estilo han sido vestidas y revestidas con mantos de tela bordada, con lo cual es difícil ver cómo son realmente las tallas. Pero incluso cuando se “desvisten” y las ves tal cual, no todas llevan una pintura de la tierra en su manto. Por lo menos yo nunca he visto una así.

Está bien que no la vistan, para que luzca así de bonita, tal cual es, sin aderezos, y para que se vea también lo mucho que debe querer a esta tierra, ya que la lleva consigo como quien lleva impresa en el manto una fotografía de algo querido. Tal vez el artista que la pintó se inventó la cosa porque sí, para adornar. O tal vez estuvo muy inspirado y quiso representar ahí, adrede, algo especial para este lugar, pues sintió que una presencia femenina poderosa amparaba bajo su manto a estas tierras. “Es La Virgen María, sin duda, pues sólo Ella es capaz de proteger así los lugares donde habita la gente” – debió de decirse a sí mismo.
(Aquí se ve mejor la pintura que hay en la espalda de la Virgen)

Sea como sea, La Piedad parece decir a todos los Tabuyanos:
No sólo tengo piedad de mi hijo, sino de todos vosotros, y por eso no sólo velo por los seres humanos sino que también cuido la tierra que pisáis. Pues, en cierto sentido, como nací de carne y hueso y fui Hija de la Tierra, humilde y de pueblo, yo también soy La Tierra. Mis manos se estropearon por el trabajo y mi piel se puso morena, como la vuestra. Sé lo que es nacer en la Tierra y vivir en la Tierra. Sé los trabajos que cuesta, pero también se las alegrías y satisfacciones que puede dar.
Disfrutad de la Tierra, hijos míos, pero también cuidadla, porque si no, por mucho que Yo o mi Hijo os protejamos, no podremos evitar que sucedan daños aquí. No, si el mal lo hacéis vosotros mismos. Rezar está bien, pero además hay que actuar en consecuencia. Está muy bien pedir para que el campo esté bien, y para que la vida aquí salga adelante, pero además hay que cuidar de este lugar. Cuidad la tierra, amadla. Cuidad el bosque, el agua…
Una vez mi Hijo dijo: “Pedid y se os dará”. Ahora yo os digo: Pedidme, si lo deseais, que sea vuestra maestra en el cuidado de la Tierra, porque la amo y la cuido para que todos vosotros, mis hijos, estéis a gusto en ella. Conozco bien la tierra, conozco bien a esta tierra, y deseo lo mejor para todos vosotros, lo cual significa que deseo lo mejor para ella. Y es que en un lugar donde la tierra se enferma, o está mal, los seres humanos tampoco pueden vivir bien…”

Que me perdonen los más ortodoxos por este atrevimiento, poniendo palabras a la patrona de este lugar, pero esta clase de cosas son típicas de los que, como yo, pasamos mucho tiempo escribiendo (tal vez demasiado, je). Los escritores somos así, abrimos el corazón, escuchamos con él a todo cuanto nos llaman la atención o nos emociona, como es el caso de esta Virgen, y surgen estas expresiones. A veces hasta son cantos, poesías, en fin.
Como esto:

La Tierra de Tabuyo se levanta
de su olvido, de su caída,
de su pesadumbre.

Nadie lo ha visto aún,
nadie sabe que es porque
La Virgen de la Piedad
protege todo esto
llevándolo en su manto.
Por lo tanto ¡está consagrado!

La Virgen tiene el rostro claro
de tanto mirar al Dios
que es bondad,
aunque también lo tiene cansado
por haber superado mucho dolor.

Ojalá los Tabuyanos
que se consideran sus hijos
(o por lo menos ahijados)
entiendan que han de parecerse a su Madre
y, como Ella,
miren alrededor
y amen todo esto
de un modo nuevo.

La Tierra de Tabuyo se levanta
como el sol sale tras la noche.
Parecía que fuera a durar mucho
la oscuridad,
¡pero a lo mejor no es tanto!

En el manto de la Virgen
esta tierra aún está muy “abajo”,
pero el simple hecho
de que ahí esté pintada
es un signo de esperanza.

Se puede.
Lo Nuevo puede llegar.
La prosperidad puede de nuevo reinar
para todos los Hijos de la Tierra
siempre y cuando la respeten,
como hizo Ella,
como hace Ella.

Y la llaman Piedad.
Pero, ¿quién sabe, en verdad,
lo que es tener piedad?

¿Es compasión?
¿Es lástima o pena?
No. Es otra cosa.

Piedad es sentir lo sagrado, (*)
piedad es saber que eso que amas es santo.
Piedad es ser santos,
y ser santos es amar.

Piedad por la Tierra es amarla,
Piedad por los hijos, igual.
Así que…¡no es tan difícil!

Tal vez un día me vaya,
tal vez un día te vayas tú,
o se vaya otro.
Todos venimos, todos pasamos,
ninguno duramos para siempre.

Por eso, ninguno podemos cuidar
nada eternamente
ni permanecer atentos,
vigilando a lo querido,
por los siglos de los siglos.

Ella, en cambio, sí puede.
Por eso, además,
Ella es la más sabia,
la que conoce a todos,
toditos y retoditos
los que nacieron y vivieron aquí,
y a los que nacen y viven,
y a los que nacerán y vivirán.

Nuestro tiempo es fugaz,
nuestra vida es corta,
hagamos lo mejor aquí y ahora.

Luego, releguemos las cosas.
Sepamos desprendernos
de toda preocupación.
La Piedad sigue viva,
la Madre de la Tierra, Santa,
sigue velando aquí
por todos.

Sus ojos no se cansan,
sus manos no se fatigan,
porque su corazón sigue siendo de oro,
lo cual significa que es
corazón de amor eterno y sin dudas,
ni manchas, ni fisuras
para todos, todos, todos
sus hijos.

Pero también…para la Tierra
Amén.




(*) Piedad viene de la palabra latina pío, que significa santo. Un acto de piedad, pues, es un acto propio de la santidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes Marta que en el púlpito de la iglesia de La Piedad también está representada la tierra y su riqueza,sus árboles,los pinos de Tabuyo...Está claro para mi, que las tradiciones religiosas actuales tienen su origen en ese Amor a la Madre Tierra de nuestros antepasados.Por eso determinados motivos poco ortodoxos en la tradición cristiana tanto en el manto de la Piedad,como en el púlpito,etc.
Casi sin querer o al menos sin ser conscientes de ello la gente de estos pueblos ha estado ligada a la Naturaleza que tan generosa ha sido en esta zona.Y precisamente por tener tanto de todo (agua,tierra,pastos,bosques,caza,setas,paisaje maravilloso,el Teleno protector,aire limpio y puro y sanador....)no se le da el valor que de verdad tienen;lo aprecian más las gentes que careciendo de ello vienen a esta Tierra
buscando....

Gracias por todo esto y por más que tendremos,si personas como tu, Marta,nos enseñan a reflexionar y conseguimos amar,cuidar y conservar lo que los mayores nos dejaron y cuando nuestros pequeños sean grandes estan orgullosos de su Madre Tierra y de ser Hijos del Teleno.

Marta de Paz dijo...

Pues no me había fijado...! Ya lo miraré en cuanto me pase por ahí.¡Gracias!