viernes, 9 de enero de 2009

La Víspera de Reyes fue así...

La Víspera de Reyes hubo fiesta para todos, grandes y pequeños. Los niños de la escuela fueron a cantar villancicos a la residencia de ancianos, Residencia El Pinar, y la cosa terminó siendo una reunión multitudinaria donde cantamos todos, hasta los espectadores. Y una vez empezado el bullicio...¡a ver quién paraba! Empezó todo sobre las 4 y se alargó hasta pasadas las 6. Ahí ya había que irse retirando, porque muchos de los residentes tienen la salud delicada y necesitan cumplir con los horarios rutinarios para que no se les descontrolen tensiones, azúcares y demás, pero a pesar de todo la fiesta continuaba en el ánimo de muchos. Un grupo de mujeres de Tabuyo, que había empezado a cantar villancicos espontáneamente tras la actuación de los pequeños, marchó calle abajo, hasta sus casas, sin parar de cantar...

Pero vayamos por partes. Los niños llegaron y se disfrazaron para la ocasión. Estaban nerviosos y excitados, así que las risas, los juegos y las carreras por el pasillo previas al acto rompieron el silencio habitual de la residencia a esas horas de la tarde, y fueron creando ambientillo. Se colocaron sillas para que los residentes pudieran sentarse a escuchar sin problemas y se preparó una merienda a base de chocolate y rosco de Reyes, para después. Luego, fueron llegando los invitados, que eran todos aquellos que quisieran venir a participar en el acto. La sala se llenó al poco rato y entonces los niños empezaron a cantar. Los dirigía Greta, quien, con su proverbial paciencia y dedicación, los había reunido unos pocos días antes para hacer algún ensayo. Y los acompañaba Rubén con su violín, para dar una melodía instrumental de fondo a sus voces.


(Un momento del acto. Los niños en fila a la izquierda, Rubén con el violín, Greta de pie detrás de él, y todo alrededor los residentes y los invitados)

Los niños actuaron, como siempre, con enorme desparpajo y sentido del humor, lo que suplió los defectillos debidos al poco tiempo que había habido para preparar aquello. Al final, Greta nos animó a cantar a todos. Lo mejor fue que también se animaron algunos de los propios residentes, como la incansable Beni (Benilde), quien tiene ánimo de cantar y sentido del humor para todo el rato que uno quiera, y más. También cantó Andrés Vidales, que no sólo conoce muchas canciones populares, sino que además se anima a cantarlas de principio a fin. (Por cierto que me dan ganas de ir un día a la residencia, grabadora en mano, para escucharles y aprender algunas estrofas con ellos. Ya lo había pensado cuando trabajaba allí, porque les oía cantar a menudo y se me ponían los dientes largos. Pero entonces no tenía apenas tiempo libre...)

Y como decía, al final, entre unas cosas y otras, terminamos cantando todos a pleno a pulmón villancicos como "El Camino que lleva a Belén", "Noche de Paz", "La Marimorena"...y luego, ya puestos, algunas cancioncillas tradicionales de aquí, algo más pícaras, como una cuyo estribillo dice así:

Ole por entrar, por entrar, por entrar,
ole por entrar a tu jardín a regar...

Y es que creo que Tabuyo no sería Tabuyo si no terminara la cosa con algo de cachondeo. Se repartió luego el chocolate, bien rico y bien caliente, y los pedazos de rosca de Reyes. Todos charlaban con todos animadamente, y podría parecer que la cosa terminaba cuando...¡No se vayan todavía, que ahora viene el baile!

¿Baile? ¿En el interior de una Residencia de Ancianos, una gélida tarde de invierno? Ah, pues claro que sí. Emergió de entre el público un joven tamboritero, Adrián, de Luyego, que andaba por ahí discretamente invitado al evento, y sacaron de no se dónde algunas mujeres de Tabuyo sus castañuelas, y ¡hale, música y a bailar!
(Un momento del baile, en la sala)

Y como la sala se quedaba pequeña para tanto movimiento, los bailadores se fueron al pasillo, que, en esta Residencia es larguísimo y da espacio para eso y más. Allí estuvieron mayores y niños bailando, pues de nuevo se juntaron todas las generaciones. Bailaron algunos de los residentes, que enseguida saltaron de sus asientos al compás de la música; bailaron algunos de los invitados; y bailaron los niños que habían cantado antes. Ellos, aunque no sabían los pasos del baile, saltaban y giraban igualmente, muertos de risa y con las mejillas coloradas por la animación, la merienda y la diversión.
(El baile, cuando se desplazó al pasillo, con los niños en primer plano marcando el paso a su manera)

Al final del acto se hizo entrega a todos los ancianos de la residencia de un regalo (bufandas y chales para ellos y ellas), y el resto nos fuimos despidiendo. En resumen, fue una tarde agradable que me parece que dejó un buen sabor de boca en todos. Visto lo visto, tal vez merezca la pena que algo similar se repita alguna vez...o al menos, desde aquí lo pensamos. Por cierto que a Rubén le encantó tocar el violín con los niños, y dice que a lo mejor se podría hacer algún taller musical con Greta y con ellos...Ahí queda la idea, flotando, y hasta seguramente se puede elaborar más :-)

Desde Tabuyo, se despide la cronista más barrigona e informal de todas, je, je...
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje, me ha gustado ver a Andres y Pilar bailando la jota. Hay que agradecer celebraciones como estas, sobretodo por el hecho de hacerse en la residencia de ancianos. ¡Muy bien Greta!y muy bien todas las personas que colaboraron y que acudieron a la fiesta. Y digo esto porque parece que nos da miedo entrar en la residencia, y en mi opinión ese miedo se debe a que vemos reflejado un futuro que no deseamos. Pero creo que todos deseamos llegar a esos años, y poder seguir celebrando y bailando y si no se puede bailar compartiendo momentos como este con nuestros familiares, amigos y vecinos. Muchos besos para todos

Anónimo dijo...

Muy buen reportaje y muy buena idea.
Que el ánimo no decaiga.