domingo, 14 de diciembre de 2008

Nieve, Vida Urbanita y Tiempos Antiguos.

























De la escarcha pasamos a la nieve y éste es el panorama del día de hoy.
Y aunque dicen los mayores que antes nevaba el triple, y que esto no es nada, la nieve sigue siendo noticia. Además, cambia el paisaje de manera impresionante, y éste tiene un algo de belleza rotunda que no suele dejar indiferente a nadie. Sobretodo, claro está, a los que venimos "de ciudad", como una servidora. Aunque recuerdo nevadas enormes en el pueblo de mi padre (en el Bierzo) cuando era niña, una cosa es ir al pueblo el fin de semana y que se ponga a nevar, ¡oh, preciosa casualidad!, y otra cosa muy diferente es vivir en un lugar donde nieva todos los inviernos sin falta. (O casi. O así ha sido hasta el día de hoy, y esperemos que así siga, si el cambio climático no lo impide).
(En estos días me siento feliz como una niña con tanta nieve, y cualquier detalle del paisaje me llama la atención. Aquí me entretuve en contemplar este brote de pino junto a una piedra, iluminado por un rayito de sol. Se me antojaba un pastelito de esos nevados con su decoración...alta cocina silvestre :-))

Con lo cual, soy de esas personas a las cuales aún les hace ilusión ver nevar. A pesar del frío, de la humedad, y del trabajo de más que supone la nieve cuando vives en una casa vieja SIN calefacción, pendiente siempre de cuánta leña te queda para quemar y cuándo hay que buscar más, pues bien: a pesar de eso me gusta la nieve. Eso ha sido así desde siempre, y no ha cambiado por el hecho de vivir aquí y padecer las posibles penalidades colaterales de ello. Es más, la posibilidad de ver nieve cada invierno fue otra de las razones que me inclinaron a venir a vivir a este lugar, además del GRAN bosque cercano y otras muchas cosas que no he mencionado todavía. Eso sí: reconozco que vivir en un sitio así y haciéndolo al modo rústico, sin muchos adelantos tecnológicos, te OBLIGA, por narices, a programar tus inviernos con cierta antelación, y eso todavía me cuesta, porque supone vivir todo un cambio de mentalidad...

(Aquí se ve uno de los muchos molinos que aún se conservan en Tabuyo, con el Teleno al fondo, medio tapado por las nubes)

Pero, ¿no lo dije ya? Eso forma parte de un aprendizaje sobre cuestiones básicas y prácticas que estoy iniciando aquí. Y me parece estupendo. Me parece muy sano y muy equilibrante, después de haber vivido décadas apretando botones y dándole a interruptores, saber lo que cuesta mantener caliente una casa sin depender de suministros exóticos como el gasoil o un super gasto de electricidad traida desde no se qué central lejana. Conste que recién empiezo a darme cuenta de estas cosas, y soy aún una pardilla torpe en muchos sentidos, pero me interesa vivir esto. Con lo cual, sarna con gusto no pica.

¿Y por qué me interesa aprender estas cosas- se dirán algunos- si hoy en día no es necesario pasar por tantos trabajos? ¿Se trata de un afán de vivir aventuras exóticas? ¿Acaso me aburría yo, en mi vida anterior, que hago como esos niños ricos que van de bohemios y se lanzan a cruzar el Sáhara o el Tíbet para tener "emociones fuertes"?

Pues no, no se trata de eso. Es algo más profundo, tanto, que me cuesta incluso explicármelo a mí misma. Es un deseo de comprender cómo vivieron mis antepasados. Es un deseo de aprender lo básico de la supervivencia. Es un deseo de atisbar, aunque sea mínimamente, cómo se podría vivir de manera diferente a la que la sociedad actual plantea: en lugar de dependiendo más y más de suministros y servicios que proceden de lugares lejanos, y que no puedes mantener sin una costosa y delicada red de telecomunicaciones, viviendo totalmente arraigado en lo cercano, en lo inmediato.

¿Qué pasaría si se fueran al carajo los suministros? ¿Qué pasaría si las telecomunicaciones sufrieran un lapsus? ¿Qué pasaría- Dios no lo quiera- en las ciudades, si la gente no tuviera un día dinero con qué pagar el acto de hacer "clic" en un interruptor y que se prenda la calefacción o se encienda la luz? ¡No sabemos casi NADA acerca de lo que implica montar un hogar, mantenerlo caliente y con vida, con un fuego constante y una despensa llena! O no sabemos hacer eso sin depender de una sofisticada red de relaciones comerciales (incluso internacionales) con gente a la que ni siquiera conocemos. Como no lo necesitamos, no lo aprendemos.

Pues bien, aquí me obligo a aprender. Sin pensar muy bien en todo esto, me he puesto en una situación que me empuja a aprender estas cuestiones, a vivirlas, a saber de qué van. No me sobra el dinero, sino al contrario. Venir a vivir aquí me ha implicado y me implica todavía apretarme mucho el cinturón, así que no es que reprima mi deseo de gastar dinero para obligarme a vivir "como los pobres de antes". Más bien es que me he convertido en una especie de "pobre de antes", solo que en el tiempo de hoy. A medida que aprenda y me vaya asentando en este lugar, la "pobreza" disminuirá, lo sé, porque la escasez parte casi siempre de la ignorancia acerca de cómo manejarte con los recursos reales que tienes a tu alcance. Mi vida ha dado un giro muy fuerte y aún no sé lo suficiente acerca de lo que me permitiría vivir más holgadamente aquí. Dominaba el ecosistema urbanita y allí sabía bien qué hacer para lograr cada cosa. Aquí todo es diferente.

Pero ahora que descubro todo este aprendizaje potencial, en lugar de huir corriendo de regreso a la facilidad de la vida de "apretar botones", renuncio a ella. Quiero continuar con esto. Quiero saber. Quiero comprender de qué va la vida en sus raíces más básicas. Tiempo habrá de volver a la sofisticación, si hace falta, pero ahora todavía no.

Por eso soy feliz en una casa sin calefacción y, aunque me dieran una, no la querría, sobretodo si es de gasoil. Es curioso, porque son cosas que nunca antes me había planteado, pero desde que estoy aquí me está empezando a parecer aberrante que para mantener mi casa caliente tenga que depender de que me traigan un producto contaminante, maloliente y peligroso desde vaya usted a saber qué país. Ahora bien, aquí en Tabuyo hay algunas casas que están probando con la calefacción de biomasa. Eso parece más sensato, más arraigado en la realidad inmediata, en lo que es NATURAL aquí mismo, pues ¿qué hay más lógico que aprovechar los residuos boscosos del entorno para calentarse? Y de paso se limpian zonas de sotobosque, se desbrozan de maleza. Así pues, el día que vuelva a la sofisticación tecnológica porque me declare satisfecha de mi aprendizaje rústico y primitivo, ese día tal vez me incline por la calefacción de biomasa...

Bueno, ¡hay que ver cuántas reflexiones suscita el frío de una día nevado! Y eso que no he visto nada- me dicen los vecinos de Tabuyo- Aquí era normal tener que abrirse camino con palas para ir a buscar al ganado, o para ir de un lado a otro del pueblo. La dueña de la casa donde vivimos aún recuerda cómo la llevaba su padre a la escuela, subida sobre sus hombros, en aquellos días en que la nieve era tanta que casi le hubiera impedido avanzar a ella, pequeñita. Y muchos otros vecinos me han contado cómo colgaban enormes carámbanos de los tejados, o "chupiletes", como les llamaban, porque los arrancaban y se los iban comiendo, chupándolos como helados. ¡Para los niños todo puede ser una fiesta! Los chupiletes del invierno eran los "polos" de los niños de aquí, hace tan sólo...¿cuánto?...¿40 años? No es tanto tiempo...

Hoy colgaban chupiletines del tejadillo de nuestro patio. Eran pequeños, no de 30 cm, como los que me cuentan que había aquí cada invierno, pero me recordaron esas viejas historias y me hicieron intuir, una vez más, la gran fuerza y capacidad de resistencia física que han debido de tener estas gentes para vivir en sitios así y salir adelante. Y me parece, sencillamente, admirable.
...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola Marta! Antes de nada, decirte que no he leido todo lo que has escrito, pero puedo decir que lo poco que he leido me ha gustado. Por otro lado, me parece muy bien que hayas tenido la idea de reflejar tu visión de ésta zona en general, y de Tabuyo en particular. Como ya dije, no he leido muchos de los textos que has colgado, pero aún así, he de decir que me gusta tu forma de escribir y tu percepción. Como tu mencionas, las cosas que para la gente de aquí son normales, cotidianas, para ti son completamente nuevas o te traen a la memoria recuerdos del pasado. Y eso es lo bueno, que descubras a la gente de aquí lo bueno de sus rutinas y tradiciones. Pero también creo que es dificil valorar lo que se tiene cuando no se conocen otras cosas. Por eso creo que es bueno que venga gente como vosotros al pueblo, como Greta, sangre fresca, con otros puntos de vista, con otras ideas.
Bueno, no quiero enrrollarme más, podría largo y tendido sobre muchas cosas pero de momento: ¡Gracias por venir!

Marta de Paz dijo...

De nada, majo :-)
Y gracias a vosotros por estar aquí antes :-D

Por cierto, que al principio dudaba sobre si poner tanta reflexión personal mía, pero luego me pareció que no estaba mal, porque aparte de que me ayudaba a mi a ordenarme mis ideas, siempre podría haber otras personas que percibieran eso que dices. Además, por lo que he navegado en internet, todos los blogs y foros que he visto de pueblos no salen del "somos lo más", o "este lugar es muy bonito", pero no saben decir por qué ni explicarlo contrastando con otras maneras de vivir. Así que pensé que si me explayaba un poco popdría dar a este blog un "toque diferencial", lo cual (además) en publicidad se conoce como un buen método para atraer a gente nueva, ya sean como visitas...o quién sabe...algún vecinito/a más...

Saludos y ya sabes, si tienes "tema", no te cortes.