lunes, 22 de diciembre de 2008

Un Manuel, otro Manolo


¡Hola!

Soy casi nuevo por Tabuyo (año y medio por estos lares) y nuevecito a estrenar en este Blog, así que lo primero es presentarse, o sea que esta entrada no será sobre Tabuyo, sino sobre uno que fué, que es, que ¡qué se yo!

Soy Manuel, Manolo, Bonilla... cada cual me va conociendo de una manera aquí en Tabuyo, donde ya había un Manuel, hijo de otro Manolo (Cacharra), vecino de otro Manolo (Muchacho)... y así con algunos más.
Menudos líos me armaba con esto aquí al principio.

Soy Manuel, sí, o Manolo, el mismo Manolo que Marta cita como amigo en alguna entrada del Blog. Pero no sé si soy el mismo Manolo, el mismo Bonilla o el mismo Boni (como mis amigos madrileños me suelen llamar) que una vez fuí: aquel al que le gustaba la ciudad, salir de noche a tomar cervezas con los amigos en bares tumultuosos, conversando entre humos y música hasta altas horas de la madrugada. Aquel que solía sentirse aburrido cuando no tenía "plan" y se quedaba en casa, viendo la televisión o navegando por internet sin rumbo fijo. Aquel que vivía como se suele vivir allí, medio arrastrado por el bullicio y las prisas, hiper-estimulado constantemente con tanta publicidad, con tanta distracción, con tanto Ruido.

Aquel Manolo acababa, al fin, sintiéndose extraño en ese entorno, como saturado e intoxicado y sintiendo la necesidad de espacios de sanación y silencio, de Naturaleza y naturalidad.

Y encontraba esos espacios en escapadas de fin de semana - de varios días cuando había suerte - a la Naturaleza, a montar en bicicleta o a caminar, sólo o con los amigos. Y entre semana los buscaba en las "zonas verdes" de la ciudad, en sus rincones favoritos del parque de su antiguo barrio, o bajo los maravillosos árboles del Buen Retiro, donde solía ir a practicar Taichi cada sábado por la mañana, sediento de calma y salud.

Y añoraba algo que desde niño intuía, que recordaba de cuando se sentaba en el campo del pueblo de su madre (Navalperal de Pinares, Ávila), sin tiempo, sin más motivo que el de contemplar, la tierra, las flores, los insectos, los pájaros.
Y añoraba también cosas que no podía definir, pero que sentía que le faltaban.

Y poco a poco se iba sintiento un extraño en la ciudad, en la que cada vez le parecía encontrar menos "realidad" entre tanto tufo artificial. Y soñaba con, "algún día, seguro, cuando sea mayor y me jubile" irse a vivir al campo, a un pueblo tranquilo, en contacto con la Naturaleza, junto a la montaña, con bosques llenos de animales, con arroyos de aguas cristalinas, y limpios cielos que por la noche le dejarían ver las estrellas, y donde se pudiese "escuchar el silencio", y...

Y...


Y aquí estoy. Y lo tengo, todo eso y más.

No tuve que esperar a jubilarme, tan sólo llegar al límite del aguante de lo que no me gustaba y dejarlo. "Escapé" primero a Barberá de la Conca, un pueblecito de Tarragona que en cierto modo fué como el "campamento base" de los alpinistas, en el que me aclimaté durante dos años y medio, sin brusquedad, para dar el salto a lo más natural.

Y lo más natural esta vez ha resultado ser Tabuyo.

Y cuando la gente me pregunta que porqué me vine...

Se me pone una sonrisa de oreja a oreja, miro a mi alrededor y señalo lo que me rodea.


Y en ese tiempo he dejado de ser ese Manolo. Y soy este Manuel, o este Bonilla, no sé. Pero eso es otro rollo y este ya se alargó demasiado. Ahora no sabéis aún quién soy, pero si algo sobre quién fuí. Sobre lo que ahora hago ya os contaré en otros mensajes. Bueno, eso si logro vencer la pereza que ahora me da escribir. Porque una de las cosas que han cambiado es que ya no me gusta tanto como antes estar frente al ordenador, ni mucho menos.


Gracias a tod@s l@s de por aquí por acogerme entre vosotr@s. Porque estar viviendo aquí es un sueño hecho realidad. Gracias, de corazón:

Manuel (o algo)

1 comentario:

Montse de Paz dijo...

Hola, Manolo, paso por aquí porque estoy visitando este vuestro blog y aprovecho para saludar. Me está gustando mucho conocer más sobre los tabuyanos, nativos y adoptivos. Feliz Navidad y que el año próximo te traiga un montón de cosas buenas. Dicen que "año de nieves, año de bienes", y de nieve, por ahí, ¡parece que no os falta!
Que tengas buen traslado y sigas fabricando esas hermosas obras de arte...¡Acuérdate de "Gunnlogi"!
Un beso,
Montse